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¿Cómo lograr una buena relación entre hermanos?

¿Cómo lograr una buena relación entre hermanos?

Un hermano es un compañero de juegos y amigo fantástico, el mejor que se puede tener. Y cuando te enteras de que estás embarazada de tu segundo hijo, te los imaginas a los dos disfrutando juntos, y no pegándose o discutiendo constantemente. Sin embargo, esto es muchas veces lo que pasa entre hermanos, los celos y la rivalidad empañan las buenas relaciones. ¿Cómo conseguir que esto no sea así?

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Índice

 

La importancia de una buena relación

Conseguir una buena relación entre hermanos no solo es beneficioso para ellos y para establecer un vínculo único que dure toda la vida, sino para toda la familia ya que mejora el ambiente y la convivencia familiar.

Una cosa es que los hermanos discutan a veces, eso es algo habitual, pero hay que evitar las malas relaciones, los celos y los problemas más graves que pueden impedir que los hermanos se lleven bien, se apoyen, se ayuden y creen un vínculo especial que solo los hermanos que se llevan bien pueden conseguir.
 

Consejos para que los hermanos se lleven bien

Para evitar problemas entre hermanos y fortalecer sus relaciones, puedes seguir estos consejos:

- Para evitar los celos por el recién nacido, es buena idea que busques espacios de disfrute común y que no dejes de lado al mayor. Puedes, por ejemplo, leer un cuento al hermano mayor mientras das el pecho al pequeño. También puedes imponer turnos para que no te sientas culpable por hacer más caso a uno que a otro. Y priorizar alguna vez al pequeño sobre el mayor, para que él vea que también le haces caso antes que a su hermano.

- Cuando se peleen, primero debes averiguar la causa.

- Deja, siempre que no se hagan daño, que arreglen solos sus diferencias, sin buscar culpable ni preguntar quién empezó primero. Intenta no tomar partido.

- Los conflictos son inevitables, no pretendas que no discutan o peleen nunca. Hay que ser realista y buscar que las discusiones sean las menos posibles y se resuelvan rápido.

- Ayúdalos a controlar su ira para que no se les vaya de las manos. Si uno está muy enfadado, pregúntale qué le pasa. Sepáralos e intenta encontrar un punto de unión para que se reconcilien. Ayúdalos a encontrar una solución pacífica al conflicto.

- Fomenta el compartir y no el competir. Es importante detectar las necesidades de cada uno y no cometer el error, para evitar rivalidades y celos, de querer dar a todos lo mismo. Hay que adaptar las normas y los actos a cada situación y cada niño.

- Deja que se cuiden entre sí. Hay muchas oportunidades para que se demuestren cariño y preocupación. El mayor puede leer al pequeño un cuento antes de acostarse, vigilarle mientras coges algo de otra habitación… Mientras que el pequeño puede darle siempre un beso de buenas noches, consolarle si está triste con un abrazo… Si ves que uno tiene problemas, pregunta al otro: “¿Cómo le puedes ayudar?”.

- Respeta la individualidad de cada uno. El objetivo es que cada hermano se sienta valorado por sí mismo. Ellos no quieren oír que los quieres a todos por igual o que todos son igual de listos, quieren que reconozcas sus méritos. Para ello, es buena idea que alabes actos concretos. Ten mucho cuidado de no comparar y de no etiquetar, los niños tienen que poder desarrollar sin interferencias su personalidad.

- Si te preguntan, por ejemplo, a quién quieres más, no respondas: “A los dos por igual”, diles algo parecido a “Esa es una pregunta muy difícil porque los dos sois especiales para mí. Os quiero a cada uno mucho por ser como sois”.

- No hagas que compitan entre sí para lograr algo. Por ejemplo, si quieres que recojan su habitación o que se acaben el plato, no les digas que le darás un premio a quien lo haga antes, sino que ambos ganarán un premio si lo hacen juntos.

- Pasad tiempo en familia realizando actividades divertidas que os gusten a todos: jugar a la pelota en el parque, a un juego de mesa, hacer manualidades, etc.

- No les apuntes a las mismas actividades extraescolares si a uno de ellos no le gustan ni les obligues a jugar siempre juntos. Es necesario que tengan su propio espacio y sus amigos.

- Las normas deben estar adaptadas a la edad de cada uno y ellos deben saberlo. Si, por ejemplo, dejas al mayor bañarse en la piscina grande, dile al pequeño que, cuando tenga su edad, él también podrá hacerlo.

- Recompénsalos cuando se porten bien el uno con el otro. No hace falta que sean regalos materiales, una alabanza o un beso les gustará mucho más.

- Enséñales a escuchar y a escucharse. Si tienen confianza el uno en el otro para contarse sus problemas o alegrías, tendrás mucho ganado.

- Establece normas de convivencia claras que faciliten su relación.

- No les compares ni les digas cosas como “Tu hermano sacaba mejores notas”. Cada niño es único y debes centrarte en sus problemas concretos y no compararlos para conseguir que mejoren o hagan algo.

- Ten paciencia. Es normal que de pequeños peleen más, pero siguiendo estos consejos, de mayor serán los mejores amigos.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 27-06-2022

Redacción: Irene García

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