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¿Cómo hablar para que los niños escuchen?

¿Cómo hablar para que los niños escuchen?

¡Mi hijo no me escucha! o ¡Mi hijo no me hace caso! son, si duda, dos de las frases más repetidas por todos los padres y madres de cualquier lugar del mundo. Pero ¿por qué los niños no escuchan? Básicamente porque no nos entendemos con ellos y no siempre sabemos hacerles llegar nuestro mensaje. Por eso, es importante saber cómo debes hablar y qué debes decir para conseguir que tus hijos te escuchen.

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Índice

 

¿Por qué los niños no escuchan?

Bueno, puntualicemos, no es que no escuchen, es que no nos hacen caso más de la mitad de las veces, al menos a la primera, por lo que nos vemos obligados a repetir lo mismo una y otra vez hasta que perdemos la paciencia. En ese momento, muchos de nosotros cometemos nuestro primer error: gritarles pensando que así nos harán más caso, pero es un error porque no solo no conseguiremos que nos escuchen mejor, sino que podemos lograr el efecto contrario y, además, asustar a nuestro hijo. Por eso, lo primero que debemos hacer es desterrar los gritos de nuestra interacción con los hijos. Igual que no gritamos a nuestro jefe o a nuestros compañeros de trabajo (o no lo hacemos si somos personas educadas y tranquilas), no debemos gritar a nuestros hijos, por mucho que nos saquen de quicio.

Después, es importante que comprendamos por qué no nos escuchan o parecen no oírnos cuando les hablamos. Por una parte, a veces nos cuesta ponernos en la piel de nuestros hijos y comprender lo que sientan o piensan, lo que dificulta a su vez que entendamos por qué hacen, o dejan de hacer, ciertas cosas. Si les pedimos que hagan algo, y no nos escuchan, inmediatamente pensamos que lo hacen por desobediencia o para enfadarnos o retarnos, sin pensar que muchas veces es simplemente porque no comprenden lo que estamos pidiendo. Por eso, es importante ser concisos y concretos al hablarles, empleando un lenguaje que sepamos que comprendan.

Además, muchas veces los niños sienten que no los tenemos en cuenta, lo que puede hacer que su reacción emocional sea de rabia y frustración. Si les pedimos que hagan algo “porque sí” o “porque yo lo digo” solo conseguiremos que se enfaden al pensar que no tenemos en cuenta sus emociones o deseos. Por eso, es importante también darles una explicación siempre al por qué de nuestros ruegos: porque eso es peligroso para ti, porque puedes coger frío, porque es necesario para tu aprendizaje, etc. Detrás de todas nuestras peticiones hay una explicación, solo tienes que dársela para que deje de verlo como una obligación o imposición y lo vea como algo necesario y bueno para él.
 

¿Cómo hablarles para que nos escuchen?

1- Nada de gritos ni enfados. Como hemos dicho, no debes gritar a tu hijo nunca cuando le hables. Los gritos son perjudiciales para su desarrollo emocional, para vuestro vínculo afectivo y, además, no suelen ser efectivos. Tampoco debes enfadarte cada vez que no te escuche a la primera y, por supuesto, nada de insultos. Debes tener más paciencia y comprender que tu hijo no ve la vida como tú. Para él no hay estrés ni prisas.

2- Dale siempre una explicación. Todo tiene un motivo, así que lo mejor que puedes hacer es dárselo para que comprenda que no le dices que se bañe solo por molestarle para que no siga jugando, sino porque ducharse es necesario para evitar enfermedades y estar limpio. Si comprende por qué debe hacer las cosas, estará más dispuesto a hacerlas.

3- Practica la escucha activa, es decir, cuando le hables, ponte a su altura para que pueda mirarte a los ojos. Céntrate solo en él y mírale mientras que pides algo, no lo hagas distraído mirando al móvil, ya que así no captarás su atención. Además, debes hacerle caso mientras te habla, siempre, por muy liado que estés. Si tú no le escuchas cuando te habla, no puedes pretender que luego él haga lo propio.

4- Reconoce sus emociones. Practica la empatía con tu hijo y ponte en sus zapatos para entender qué le pasa en cada momento o por qué no te escucha. Puede que esté triste o enfadado por algo. Si comprendes qué le pasa y le ayudas a gestionar esas emociones, podrá abrir su mente a lo que le estás diciendo tú. No le digas que no debe estar triste o enfadado, nunca hay que negar las emociones, sino que hay que aprender a controlar las. Deja que se explaye y te cuente qué le pasa para que se sienta comprendido y, si hace falta, ayúdale a buscar una solución a su problema.

5- Proponle hacerlo juntos. Si tu hijo todavía es pequeño y le pides hacer algo que no es nada atractivo para él, como recoger la habitación, no hay nada mejor que proponerle hacerlo juntos para que sienta que no es algo tan aburrido. Además, al verte recoger con él se dará cuenta de que es algo que también hacen los papás, y ya sabemos que los niños siempre quieren imitar a sus padres. No le digas que recoger es divertido, ya que realmente no lo es. Solo dile que es algo que hay que hacer para mantener ordenada la casa y que le vas a ayudar para acabar antes.

6- Usa un lenguaje claro, sencillo y conciso, adaptado a su edad y a su desarrollo. Cuando le pidas algo, además de mirarle a los ojos para que veas que te está mirando, pregúntale si te ha escuchado y qué has dicho para que te quede claro que te ha oído. Muchas veces, no hacen caso porque realmente no nos han oído o porque no lo han entendido. Es importante que concretes las tareas para que le quede claro qué esperas de él exactamente.

7- Dale cierta libertad para elegir cuándo hacerlo y cómo hacerlo. En aquellos casos en los que haya margen, puedes decirle que, si quiere bañarse antes o después de cenar, por ejemplo, o si prefiere plátano o pera de postre. Así, sentirá que sus opiniones cuentan y hará las cosas más a gusto y dispuesto si siente que ha sido una elección suya.

8- Por último, recuerda que los niños que se sienten respetados y comprendidos son más proclives a escuchar y hacer caso que los que se sienten ignorados. Si tú respetas sus sentimientos y no te impones por la fuerza, tampoco lo hará él contigo. Fomenta la comunicación y el vínculo con tu hijo y pasa el mayor tiempo posible con él.


Fuentes:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Domènech, Montse (2015), Edúcame bien, Ed. Plaza & Janés.

Serrano Valenzuela, Belén (2007), Guía Educativa para padres y madres, Zaragoza, 3ooks.

Fecha de actualización: 10-05-2021

Redacción: Irene García

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