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¿Cómo ayudar a mi hijo que está triste?

¿Cómo ayudar a mi hijo que está triste?

¿Tu hijo lleva una temporada triste y alicaído? ¿No tiene ganas de jugar a nada ni de salir a la calle? La tristeza es una emoción básica que cumple una función adaptativa y necesaria para el equilibrio emocional, pero no debe convertirse en algo habitual o puede acabar derivando en una depresión.

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Indice

 

¿Qué es la tristeza?

La tristeza es una emoción básica que todos experimentamos en algunos momentos ante noticias, situaciones o circunstancias que nos hacen sentir tristes y desgraciados. Aunque a ningún padre le gusta ver triste a su hijo, no debemos prohibir esta emoción ni decirle a nuestro hijo que no debe sentirse triste, sino averiguar por qué está triste para poder ayudarle a superar esa tristeza.

Y es que está demostrado que la tristeza es un sentimiento útil y necesario que nos puede ayudar a superar nuestros problemas y hacernos sentir mejor una vez que dejamos que salga fuera. La tristeza nos motiva a pedir ayuda, buscar soluciones a los problemas y reflexionar sobre lo que nos sucede, por lo que no debemos suprimirla, sino ayudar a combatirla. Por tanto, hace falta saber manejarla para que no nos invada y se convierta en nuestro estado de ánimo habitual.

 

¿Cómo saber si mi hijo está triste?

La tristeza se manifiesta de diversas formas en cada niño. Algunos no tienen ganas de jugar ni hacer nada y se pasan el rato solos sentados en el sofá. Otros lloran a menudo. Otros se enfadan o presentan cambios bruscos de comportamiento… pero en la mayoría se pueden detectar ciertas señales que nos ayudan a saber si nuestro hijo está pasando una fase de tristeza o no, como apatía, decaimiento, falta de apetito o comer en exceso, llanto, ganas constantes de dormir, aislamiento, escasa comunicación, ansiedad, problemas de sueño, etc.

Si notas que tu hijo presenta estos síntomas, lo mejor es que te sientes a hablar con él para averiguar qué le pasa y por qué.


¿Cómo ayudar a mi hijo a superar la tristeza?

1- Habla con él a solas y con calma para que te cuente qué le pasa. Si no se muestra comunicativo o no quiere hablar en ese momento, no le fuerces, dale tiempo y hazle ver que estás ahí para lo que necesite. Seguro que pronto se abre y te cuenta qué le está disgustando. También puedes hacerle preguntas relacionadas con aquello que crees que le pasa o comentarle cosas parecidas para ver su reacción y ayudarle a abrirse.

2- Aunque no te guste verle triste, no debes restar importancia a la situación, reñirle o decirle que debe estar contento y dejar de sentirse así. Como veíamos, la tristeza es una emoción necesaria que nos ayuda en muchas ocasiones a superar un problema, por lo que debemos dejarla salir y aceptarla, aprendiendo a manejarla. Si no le dejas expresar sus emociones, aunque sean negativas, las vivirá en silencio y no confiará en ti para contarte qué le pasa. Nunca hay que esconder las emociones.

3- Enséñale a reconocer sus emociones y aprender a expresarlas para que pueda saber si está triste o le pasa otra cosa. Explícale que la tristeza es un sentimiento normal que todos experimentamos cuando perdemos algo, nos sentimos solos, algo nos sale mal, etc.

4- Enséñale con tu ejemplo. Si cuando estás triste ocultas tus sentimientos en lugar de intentar combatirlos, el niño hará lo mismo. En lugar de eso, debes contarle cuando te sientes triste por qué y qué vas a hacer para intentar superar esa tristeza. Eso le hará ver que todos nos sentimos tristes a veces y que no está solo.

5- Escúchale siempre cuando te cuente algo, tenga más o menos importancia. Así el niño creará un vínculo de confianza contigo y será más propenso a contarte también sus problemas o preocupaciones.

6- No hay nada más reconfortante que un abrazo, una caricia, un gesto de consuelo o un beso, así que, siempre que veas a tu hijo triste, y cuando esté feliz también, no dudes en mostrarle tu amor para que se sienta querido y feliz.

7- Ayúdale a escribir una lista con las cosas buenas que tiene en la vida para que se dé cuenta de que no todo es malo. Hay que saber ver el lado bueno de las cosas y vivir la vida con optimismo.

8- Cuando ocurra algo malo en casa, como la muerte de un familiar, una enfermedad o un divorcio, no debes ocultarlo ni evitar hablar del tema, sino que debes explicarle a tu hijo lo que pasa o está pasando y pedirle que te cuente cómo se siente, así como responder a sus preguntas para evitar que su tristeza o preocupación se queden den su interior.

9- No minimices sus emociones ni les restes importancia, aunque la causa de su tristeza pueda parecerte algo banal. Las preocupaciones de un niño de 8 años no son las mismas que las de un adulto, pero para él son importantes y eso es lo que debes tener en cuenta. Nunca le digas expresiones como “eso no es tan malo” o “no debes ponerte triste por eso”. Ambas frases muestran poco tacto y hacen sentir a tu hijo que sus emociones no son importantes para ti.

10- Evita frases como “eres un llorón”, “deja de llorar”, “los chicos no lloran” o “llorar de bebés”. Llorar es necesario muchas veces, incluso sano, por lo que no debes decirle a tu hijo que reprima sus lágrimas, sino que las eche fuera para poder empezar a superar el dolor.

11- Busca actividades divertidas y alegres que le gusten para sacarle de su tristeza y apatía. Salir a jugar al parque, hacer alguna excursión, llevarle al cine, quedar con algún amigo o familiar, etc. Lo importante es proporcionarle opciones felices que le ayuden a ver que la vida no siempre es triste y que puede volver a sentirse alegre y feliz a pesar de todo.

12- El ejercicio, sobre todo si es al aire libre, ayuda a liberar endorfinas, las hormonas de la felicidad, lo que nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo y bienestar.

13- Si necesita estar un rato a solas, respétalo. A veces necesitamos pensar a solas y llorar un rato en silencio para empezar de cero. Respeta sus necesidades, pero manteniéndote cerca por si necesita algo.

14- Las rutinas favorecen el sueño, el apetito y ofrecen seguridad al niño, lo que le hace sentir mejor y le ayudará a comer y dormir de manera adecuada. Si le cuesta dormir, puedes enseñarle técnicas de relajación y respiración para que pueda calmarse y conciliar el sueño.

15- Prepárale una sorpresa especial para que pase un día feliz y diferente y olvide un rato su tristeza. 


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación. 

Fecha de actualización: 25-02-2021

Redacción: Irene García

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