¿Qué hacer con un niño problemático?

Indice

• ¿Qué es un niño problemático?
• ¿Cómo actuar en estos casos?

 

¿Qué es un niño problemático?

Los niños problemáticos se caracterizan por cuestionar constantemente la autoridad y a los adultos, mostrándose retadores, gritando y montando grandes “numeritos” con tal de salirse con la suya. Son niños desafiantes, mentirosos, rebeldes, que suelen sacar de quicio a sus padres debido a este tipo de comportamiento. 

Les cuesta asumir que ellos no mandan, e incluso llegan a verbalizar que ellos son quienes quieren mandar o que cuando sean mayores, sus padres se van a “enterar”.

Hay muchos niños que presentan este tipo de comportamiento tanto en casa como en el colegio, pero un porcentaje también muy alto se porta bien en el colegio y muestra un comportamiento muy distinto en casa, teniendo a sus padres casi esclavizados bajo sus órdenes.

Cuando las dificultades se dan en ambos ambientes es fundamental trabajar de forma conjunta con el colegio, ya que así será mucho más efectivo.

Si solo hay problemas en casa, muchos padres tienden a pensar que esas dificultades son pasajeras y se resolverán solas cuando el niño madure, pero esto rara vez sucede. De hecho, si no se corrige el problema en la infancia, cuanto mayor sea el chico más difícil será, ya que al llegar la adolescencia todo se volverá aún más grande y complejo.

¿Cómo actuar en estos casos?

En estos casos lo primero que hay que hacer es acotar y delimitar el problema, saber exactamente qué está ocurriendo y obtener toda la información al respecto para saber dónde está el origen de esa conducta (algún problema familia, la muerte de un ser querido, un cambio importante, emociones negativas), qué es lo que la mantiene en el tiempo y aprender a actuar.

Se deben marcar una serie de normas y límites claros (no hace falta que sean muchos) que no se debe permitir traspasar al niño. Por ejemplo, no exigir, no gritar, no faltar al respeto y obedecer a la primera.

Los padres no deben justificar a cada paso sus decisiones plegarse a las exigencias de su hijo.

Es importante que no se le dé nada al niño que no pida de manera educada, nada de obedecer a los gritos e insultos. Cuando el niño se porte bien, se le hace caso; si no, se le ignora.

Hay que trabajar el refuerzo positivo. Está comprobado que es mucho más efectivo educar mediante alabanzas y elogios que castigos. No hace falta castigar, es mejor premiar con la tele, un videojuego o un libro las conductas positivas.

También es conveniente trabajar el tiempo fuera, es decir, llevar al niño a otra habitación para que se calme, permaneciendo cerca de ñel para que no se sienta solo y, una vez esté tranquilo, hablar con él para ver qué le pasa, qué necesita y si se le puede dar.

Hay que hacer entender al niño problemático que el mundo no gira en torno a él, especialmente si tiene más hermanos que pueden acabar copiando esta conducta perniciosa.

Nunca debes gritarle ni ponerte a su nivel ya que los niños aprenden con el ejemplo, así que tenéis que ser un buen ejemplo. 

Actúa desde el primer momento, no lo dejes pasar. No pienses que son cosas de niños y desaparecerán solas, hay que educar desde pequeños. 

Ten paciencia y nunca le castigues con la retirada de afecto y cariño, por muy mal que se porte, siempre hay que mostrarle afecto. Debe entender que lo que no nos gusta es su comportamiento, no él. 

Y si nada funciona, busca ayuda de un profesional de psicología.