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¿Qué es la técnica de la tortuga y cómo aplicarla correctamente?

¿Qué es la técnica de la tortuga y cómo aplicarla correctamente?

La técnica de la tortuga es una de las técnicas de control de impulsos para educar de la mejor forma posible “esa mala conducta” de los niños. Fue ideada y creada por Marlene Schneider. ¿El objetivo? Promover conductas de autocontrol para poner fin a las conductas impulsivas. Pero ¿cómo aplicar adecuadamente esta técnica en los niños?

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Índice

 

¿Qué es la técnica de la tortuga?

La técnica de la tortuga es en realidad una técnica de autocontrol emocional metafórica en la que la tortuga es el personaje que representa la situación en la que se encuentran los niños. Y esta “técnica de la tortuga o cuento de la tortuga” está compuesta por cuatro fases:

- Fase 1: en esta fase el niño debe reconocer sus emociones y pararse a pensar “metiéndose en su caparazón”, y respirar tranquilamente para poder pensar en posibles soluciones. Para poder simular el caparazón, el niño puede recoger sus piernas rodeándolas con sus brazos estando mucho más protegido.

- Fase 2: mantener la postura tensamente durante unos diez segundos aproximadamente.

- Fase 3: en esta fase, el niño debe ir aflojando dicha tensión de su cuerpo y relajarse hasta que estar sin ningún tipo de tensión.

- Fase 4: en la fase final es en la que se debe felicitar al niño por su esfuerzo y por su resultado. Es una buena manera de asegurar una mayor posibilidad de aumentar la aparición de esta conducta de autocontrol. También es importante que el niño explique qué es lo que le ha hecho sentir enfadado y cómo se ha sentido recurriendo a esta técnica.

Como podemos observar, se trata también de una buena forma de captar la atención de los niños. La idea es que, mediante “este cuento de la tortuga”, los niños se sientan identificados con la pequeña tortuga para que así ellos mismos puedan también extrapolar el comportamiento resolutivo de la tortuga a sus situaciones diarias tanto en el cole como en casa. Pero también poder controlar sus propias acciones, emociones y sentimientos disruptivos.

Y por eso resulta tan importante dejarles claro, al finalizar la lectura de este cuento, que cuando se sientan enfadados o molestos o con ira, con ganas de gritar o pegar pueden hacer lo mismo que la pequeña tortuga.

El cuento de la tortuga

En una época remota vivía una tortuga joven y elegante. Tenía X años y justo entonces había comenzado la enseñanza Primaria. Se llamaba Tortuguita.

A Tortuguita no le gustaba acudir a la escuela. Prefería estar en casa con su mamá y su hermanito. No quería estudiar los libros del colegio ni aprender nada; sólo anhelaba correr mucho y jugar con sus amiguitos, o pintar su cuaderno de dibujo con lápices de colores.

Era muy pesado intentar escribir las letras o copiarlas del encerado. Sólo le agradaba retozar y reírse con sus compañeritos (y pelearse con ellos también). No le daba la gana de colaborar con los demás. No le interesaba escuchar a su maestra ni detener esos sonidos maravillosos, como de bomba contra incendios zumbando con estrépito, que acostumbraba a hacer con la boca. Era muy arduo para ella recordar que no debía pegarse ni meter ruido; y resultaba muy difícil no volverse loco delante de todas las cosas que ella hacía como si lo estuviese ya de verdad.

Cada día, en su camino hasta la escuela, se decía a sí misma que iba a esforzarse en todo lo posible para no incurrir en jaleos durante esa jornada. Sin embargo, a pesar de ello, siempre enfurecía a alguien y se peleaba con él, o perdía la razón porque cometía errores y empezaba a romper en pedazos todos sus papeles. Se encontraba así metida constantemente en dificultades, y sólo necesitaba unas pocas semanas para estar hastiada por completo del colegio.

Empezó a pensar que era una tortuga mala. Estuvo dándole vueltas a esta idea durante mucho tiempo, sintiéndose mal, muy mal.

Un día, cuando se hallaba peor que nunca, se encontró con la tortuga más grande y más vieja de la ciudad. Era una tortuga sabia, que tenía 200 años de edad y un tamaño tan enorme como una casa. Tortuguita le habló con voz muy tímida porque estaba muy asustada, pero la tortuga vieja era tan bondadosa como grande y estaba deseosa de ayudarla.

— "¡Hola!" — Dijo con su voz inmensa y rugiente — "Voy a contarte un secreto. ¿No comprendes que tú llevas sobre ti la respuesta para los problemas que te agobian?"

Tortuguita no sabía de qué le estaba hablando.

— "¡Tu caparazón! ¡Tu caparazón!" —le gritó la tortuga sabia, y continuó exclamando— "Para eso tienes una coraza. Puedes esconderte en su interior siempre que comprendas que lo que te estás diciendo o lo que estás descubriendo te hace entrar en cólera. Cuando te encuentres en el interior de tu concha, debes ser capaz de disponer de un momento de reposo y descifrar lo que has de hacer para resolver la cuestión. Así pues, la próxima vez que te irrites, ¡métete inmediatamente en tu caparazón!".

A Tortuguita le gustó la idea, y estaba llena de avidez para probar su nuevo secreto en la escuela. Llegó el día siguiente y cometió de nuevo un error que estropeó su hoja de papel blanco y limpio. Empezó a experimentar otra vez su sentimiento de cólera y estuvo a punto de perder la compostura, cuando recordó de repente lo que le había dicho la tortuga viejita.

Rápidamente encogió sus brazos, piernas y cabeza, y los apretó contra su cuerpo permaneciendo quieta hasta que supo lo que precisaba hacer. Fue delicioso para ella encontrarse tan cauta y confortable dentro de su concha, donde nadie podía importunarle.

Cuando salió fuera, quedó sorprendida al ver a su maestra que la miraba sonriente. Ella le dijo que se había puesto furiosa porque había cometido un error. La maestra le contestó proclamando que estaba orgullosa de ella y Tortuguita continuó utilizando este secreto a lo largo de todo el resto del curso. Al recibir su cuartilla de calificaciones escolares, comprobó que era la mejor de la clase. Todos la admiraban y se preguntaban maravillados cuál era, en realidad, su gran secreto.

¿A quién va dirigida la técnica de la tortuga?

Esta técnica se puede aplicar con niños que tienen entre 3 y 7 años y, para niños mayores, se pueden utilizar otras técnicas similares basadas en los mismos principios que son: Parar- Relajar- Solucionar, pero sin necesidad de hacer referencia a la tortuga.

Por tanto, esta técnica es un método que se puede aplicar a cualquier niño, aunque funciona muy bien en niños con un alto grado de impulsividad y en niños con TDAH. Y lo mejor de todo: que se puede enseñar tanto en casa y como en el aula del colegio.

¿Para qué se utiliza? ¿Cómo aplicarla correctamente?

Esta técnica está incluida dentro de las actividades para trabajar el enfado en infantil enseñando a los niños y niñas a relajarse ante situaciones amenazantes y evitar así multitud de conductasy comportamientos impulsivos que pueden producirse tanto en casa como en el aula. Sirve para:

- enseñar a los niños y niñas estrategias para relajarse.

- fomentar el autocontrol de la conducta impulsiva.

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desarrollar la capacidad de conocer, expresar y manejar las emociones.

- controlar la agresividad, analizando adecuadamente las situaciones y responder con autocontrol.

- manejar las rabietas y los malos modales.

- resolver conflictos.

Esta, por tanto, ayuda a los niños y niñas a aprender a relajarse, replegando su cuerpo al igual que hacen las tortugas. De esta forma relajarán sus músculos y evitarán actuar de forma impulsiva.

La aplicación de esta técnica conlleva un entrenamiento y aprendizaje en tres sencillos pasos que veíamos más arriba:

1. Parar. La postura de la tortuga. La idea es imitar a las tortugas cuando se meten en su caparazón, y para ello, el niño debe recoger su cuerpo sobre sí mismo.

2. Relajar. La respiración abdominal para destensar los músculos, y favorecer que la rabia y la frustración se puedan controlar.

3. Solucionar. Se buscará una solución adecuada a los problemas o a la situación para que así el niño abandone las rabietas y las peleas como caminos para conseguir lo que quiere.

Y, finalmente, con ella se enseña a los niños el conocimiento sobre la emoción del enfado, las estrategias de relajación y el control sobre las conductas impulsivas.


Fuente:

Marlene Schneider

Fecha de actualización: 16-03-2021

Redacción: Ana Ruiz

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