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Pautas para tratar las rabietas de los niños

Pautas para tratar las rabietas de los niños

Lo que la mayoría de los padres y madres creen es que su niño es malo cuando tiene rabietas, ¿pero es así realmente? Por supuesto que no. De hecho, las rabietas forman parte de la conducta del niño pequeño y, especialmente, estas suelen aparecer alrededor de los dos y los tres años. ¿Habéis oído hablar de la primera adolescencia? En este artículo te lo contamos.

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Índice

 

¿Por qué tus hijos tienen rabietas?

No, no es la que te imaginas. Y tus hijos (por suerte para ti) todavía no han llegado a esa adolescencia tan temida o “segunda adolescencia”, sino que están en la primera, y lo has leído perfectamente porque si tu hijo tiene entre dos y tres años está en esa fase. No obstante, para muchos expertos y psicólogos, pero también para muchos padres y madres “la primera adolescencia” podría alargarse incluso hasta los cuatro o cuatro años y medio. Esto también depende, como sabemos, del grado de madurez que tenga nuestro hijo y, por supuesto, en función siempre de su desarrollo.

Esta, además, es una etapa de transición, un periodo en el que el niño va a dejando de ser el bebé que era para convertirse en un niño. Es aquí, por tanto, cuando aparecen los primeros conflictos. El niño o la niña ha conseguido ya aquí una serie de habilidades muy importantes en su desarrollo físico y cognitivo por lo que ya es capaz de desplazarse de manera autónoma sin dificultades, a hablar, a comer prácticamente de todo, a dejar los pañales y el chupete, a saber jugar solo, etc.

Y es por estas nuevas capacidades por lo que el niño se convierte en una persona autónoma e independiente, algo que va a generar, sin duda, que surjan los primeros conflictos y también las primeras rabietas ya que el menor va a volverse mucho más contestón y rebelde al querer hacer cosas por sí solo y del modo que quiere. Es aquí, por tanto, cuando van a aparecer las primeras batallas y, por supuesto, cuando comience a rechazarnos para que el adulto se dé cuenta de que ya es mayor y que no necesita a nadie. Por este motivo también esta fase es conocida como la fase del “yo solo” y el “mío, mío”. Os suena, ¿verdad?

Y sí, es probable que no lo estéis llevando tan bien como os gustaría, pero a pesar de que esta va a ser una etapa compleja por la dificultad que tiene enfrentarse a las rabietas del niño o la niña día tras día, es importante también tener en cuenta que se trata, además, de un gran paso, de un buen avance en su desarrollo que está reivindicando a su vez su forma de ser, su carácter y su individualidad por lo que está creciendo correctamente. Y se le conoce, efectivamente, como la pequeña o la segunda adolescencia porque esta fase se parece mucho a la de los “miniadolescentes” a sus trece o catorce años…Y los más pequeños también lo hacen, pues montan un espectáculo allá donde estén o vayan de rabietas y berrinches simplemente para reivindicar sus gustos, preferencias o intereses.

Son niños que se encuentran en la edad de la obstinación, lo que supone, además, una barrera contra la voluntad del resto. Es, además, la edad de la tozudez y, a menudo, supone un reto para los padres y las madres de estos niños que desean mantener su propia opinión, aunque sea de manera violenta porque el objetivo del niño es, simplemente, poner a prueba un naciente sentimiento de independencia. Es por eso, por tanto, por lo que el niño a esta edad tiene una clara propensión hacia las rabietas, que pueden nacer del afán de posesión, pero también del egocentrismo y de la necesidad de centrar la atención de los demás, del despertar de la voluntad y, además, es la época de las explosiones emotivas por lo que se trata de una edad que implica un gran compromiso educativo por parte de sus progenitores.

En definitiva, las rabietas no dejan de ser una manera de llamar la atención, de forma inadecuada. Son unas conductas que no deben consentir ni tolerar los padres, aunque pueden y deben, además, ser comprendidas. Y es por eso por lo que cuando el niño, con su rabieta, intenta llamar la atención del adulto, este debe plantearse como adulto que es a qué puede obedecer realmente esa llamada de atención y reflexionar para saber ayudarlo adecuadamente.
 

¿Qué debe hacer el padre o la madre con su hijo en plena fase de rabietas?

Lo primero que el adulto ha de tener claro es que una actitud tranquila e indiferente es la mejor manera que tiene de actuar en ese momento. El menor en ese caso debe tener muy claro que con su rabieta no va a conseguir llamar la atención del adulto por lo que la indiferencia va a servir para extinguir la rabieta. Y, aunque el adulto, en ese caso, considere que el niño tiene derecho a sus pretensiones y que el adulto acepte que su conducta ha sido injusta, se debe esperar a que se le pase la rabieta.

Si esta es excesiva lo más útil va a ser el aislamiento temporal. Por tanto, dejar al menos en una habitación donde no tenga distracciones de ningún tipo durante unos cinco o diez minutos, advirtiéndole de que si sigue así el tiempo podría prolongarse es, quizás, la mejor opción. Eso sí, recordad que es muy importante que el adulto siempre mantenga la calma y actúe con tranquilidad.

Y, por último, el adulto debe siempre evitar entrar en negociaciones. Además, la rotundidad y las pocas palabras por parte del adulto siempre serán beneficiosas para el menor en cuanto a rabietas se refiere.

 


Fuente:

AEP EnFamilia. Rabietas y pataletas, una conducta asociada a la crisis de los tres años https://enfamilia.aeped.es/edades-etapas/rabietas-en-nino-pequeno

Fecha de actualización: 16-02-2023

Redacción: Ana Ruiz

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