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Rabietas y el método del abrazo

Rabietas y el método del abrazo

Las rabietas y berrinches son muy habituales en niños pequeños, sobre todo a partir de los 2 años. A esta edad comienzan a desarrollar su independencia y no les gusta que les digan lo que pueden o no pueden hacer. Saber cómo gestionar estas rabietas es fundamental para sobrellevar esta etapa.

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Indice

 

¿Por qué se producen las rabietas?

Los niños a partir de los 2 años comienzan a desarrollar su personalidad y a mostrar su independencia. Quieren hacer las cosas por sí mismos y obtener todo lo que desean al momento, sin entender que no siempre es posible concederles lo que piden.

Además, aún no son capaces de expresarse correctamente ni de argumentar o explicar por qué no están de acuerdo con alguna decisión, por lo que su única forma de mostrar sus sentimientos es montando una pataleta o rabieta.

Generalmente, los niños actúan así cuando no se les permite hacer algo, cuando se les niega un capricho, cuando se les pide hacer algo que no quieren o cuando están muy cansados y frustrados.

Saber cuándo reacciona tu hijo de esta manera es la primera clave para evitar sus rabietas, ya que te permitirá prevenirlas. Sin embargo, hay otras maneras de gestionar estos enfados desproporcionados.

 

El método del abrazo

Ante una rabieta hay varias formas de actuar. Lo mejor es estar calmado, nunca gritar ni pegar al niño porque así solo se conseguirá que se ponga peor. Hay que darle un tiempo para que se tranquilice, incluso apartándole de la situación que le enfurece, sin hacerle caso pero sin perderle de vista. Una vez que se ha calmado, ya se puede hablar con él.

Otra forma de conseguir que se calme es dándole un abrazo. Tu amor y comprensión es justo lo que necesita en ese momento, así que dale o pídele un abrazo. Si te lo concede (no todos los niños quieren en ese momento contacto), se calmará al instante.

Una vez tranquilo, pídele que te explique por qué se ha puesto así, incluso puedes decirle que te haga un dibujo sobre ello. Hazle ver que estás con él y le apoyas, pero que entienda que hay otras formas de comunicarse contigo.

Es importante conservar la paciencia y entender que el niño no actúa así para ponernos nerviosos o hacernos enfadar, sino porque no sabe expresarse de otra forma, por lo que habrá que darle las herramientas necesarias para que cambie las rabietas por otras formas de expresión.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 24-06-2022

Redacción: Irene García

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