Pautas para niños desobedientes

Indice

• ¿Por qué los niños desobedecen?
• ¿Cómo deben responder los adultos?
• La desobediencia infantil ¿Un problema frecuente?
• Señales que indican que vuestro hijo está comenzando a desobedecer

 

¿Por qué los niños desobedecen?

En primer lugar, hay que tener en cuenta el por qué lo hacen. Posiblemente uno de los motivos que explican la desobediencia infantil sea la autoafirmación. Aproximadamente a los tres o cuatro años los niños pueden padecer una especie de crisis de oposición, es decir, que todo lo que viene impuesto por sus progenitores no les parecerá bien y se opondrán a ello. Se ven a ellos mismos a esta edad como personas totalmente diferentes a sus padres y con capacidad de independencia. Es por eso por lo que intentan imponer constantemente sus leyes y sus órdenes.

También porque quieren llamar la atención. En el caso de que, por ejemplo, los niños se puedan llegar a sentir poco queridos o incluso algo desatendidos hace que la desobediencia se produzca cada vez con más frecuencia. La inseguridad o la inestabilidad también. Si los niños están expuestos continuamente a riñas y discusiones entre sus padres probablemente se muestren inseguros e inestables.

Además, la falta de estímulos también puede originar esta desobediencia. Cuando los niños no son lo suficientemente estimulados con actividades llegarán a aburrirse y pasarán su tiempo molestando con conductas negativas. Recordemos que el que los niños puedan o no ser desobedientes no es cuestión de suerte porque estos van a aprender a ser obedientes en función de los estímulos que les ofrezcan sus padres y también de cómo reaccionen a ese comportamiento.

¿Cómo deben responder los adultos?

Los padres y las madres de los niños desobedientes una de las cosas más importantes que han de tener en cuenta es sobre todo el hecho de que el comportamiento de sus hijos también va a depender de una serie de factores, como son los factores ambientales y los biológicos.

- Factores biológicos: en el embarazo las madres pueden llegar a sufrir una serie de alteraciones, aunque también durante el parto. Además, los antecedentes familiares influyen también en el comportamiento de los niños. Normalmente, los niños de “difícil carácter o temperamento” suelen desarrollar con mucha más frecuencia trastornos de hiperactividad y atención desafiantes.

- Factores ambientales: algunas situaciones bastante habituales de la vida que a la gran mayoría de los niños no les suele suponer nada negativo, para otros no es tan sencillo. Algunos de ellos no lo suelen encajar con gran facilidad y son incluso bastante más susceptibles a los cambios, tanto que llegan a alterar su comportamiento por ello.

Con ello deducimos, por tanto, que la educación es importante para cualquier niño, pero especialmente para todos aquellos que son tan vulnerables y susceptibles a los cambios para que un problema (que puede convertirse en un grave problema) no vaya a más y se frene a tiempo. Por ello es fundamental que los padres y las madres impulsen un tipo de educación asertiva. No son recomendables en absoluto los estilos excesivamente autoritarios ni tampoco los sobreprotectores.

La educación en general es un proceso largo y difícil para el que muchos adultos que son ya padres creen necesitar bastante preparación, pero deben saber que en realidad educar es actuar de una manera intencionada y planificada con el objetivo de desarrollar pautas de comportamiento adecuadas y también, por supuesto, crear unos hábitos de comportamiento que permitan a los niños desenvolverse con la suficiente eficacia en el mundo.

En este tipo de educación, en la asertiva, los padres y las madres permiten y facilitan a los hijos ensayar diversos tipos de comportamiento excepto aquellos que puedan hacer un daño excesivo o un prejuicio irreparable por lo que la asertividad se acaba convirtiendo en un derecho y un deber en la educación de los niños. Entre las consecuencias de una educación asertiva se encuentra una gran seguridad personal, una menor dependencia del medio, un excelente autoconcepto, una mayor autoestima, una buena iniciativa personal y un progreso en los aprendizajes de autonomía.

 

La desobediencia infantil ¿Un problema frecuente?

La falta de obediencia es un problema frecuente y normal, sobre todo durante las primeras etapas de la infancia, aunque va desapareciendo con la edad. No obstante, hay que tener en cuenta siempre que habrá algunos niños que, a la edad de tres, cuatro y cinco años sean muy obedientes y, según vayan creciendo y entrando en la fase de la pubertad, se conviertan en niños desobedientes o, todo lo contrario, que a esa edad se tranquilicen y comiencen a obedecer a sus padres. También es posible, en muchos casos, que se produzcan ambas. Por este motivo es importante diferenciar una etapa de otra:

- entre 3 y 5 años: a estas edades los niños pueden comenzar a entender lo que es la obediencia. Por tanto, se convierte en el momento idóneo para aprender. Lo más importante aquí es enseñar a los niños de manera inteligente y con total libertad de forma que no realicen las tareas solamente por miedo a un castigo. Habrá que enseñarles, por tanto, a cumplir las normas, pero con total razonamiento.

- entre 9 y 11 años: en muchos casos, como decíamos, se producen las dos por lo que esta etapa suele conocerse como “la segunda fase de rebeldía” porque nace aquí el espíritu crítico hacia padres y profesores. Lo que hacen los niños a esta edad (aunque no todos) es bajar al o a los adultos del pedestal en los que los tenían desde que eran unos críos y comenzar a analizar todos sus defectos y fallos.

En la primera etapa, no obstante, también se debería tener en cuenta que los niños hasta por lo menos los seis años se desarrollan muy rápidamente en el lenguaje y el aprendizaje, suelen presentar también cambios muy importantes en su forma de pensar y se amplía su círculo social. Es por eso por lo que resulta bastante difícil distinguir un comportamiento “normal” de uno “patológico”. En algunas ocasiones, por ejemplo, cuando los niños no se comportan como se espera de ellos, los padres y madres pueden llegar a sentirse bastante culpables y pensar que todo se debe al estilo de educación que ellos les han dado.

Sin embargo, es importante que sepan que es absolutamente normal y que, además, entre los problemas más frecuentes de los niños a esta edad se encuentran la oposición para seguir las normas, las dificultades para relacionarse con los demás, pero también los miedos excesivos. Es una etapa, por tanto, complicada que habrá que ir entendiendo poco a poco y con la que habrá que ir aprendiendo día.  

 

Señales que indican que vuestro hijo está comenzando a desobedecer

- no escucha cuando le pedís algo en casa

- no quiere nunca irse a la cama a la hora que se le exige

- pelea continuamente con sus otros hermanos

- contesta mal

- no recoge nunca su habitación

- discute cuando le pedís algo

- busca cualquier tipo de excusa para no obedecer

- en caso de hacerlo, lo hace a regañadientes y poniendo mala cara

- cumple solamente si le dais algo a cambio