Deberes para niños en verano

Indice

• Mantener el contacto con los estudios en verano
• Consejos para los deberes veraniegos

 

Mantener el contacto con los estudios en verano

Las vacaciones de verano son un momento para que los niños se relajen, se diviertan y se recarguen después de un año escolar ajetreado. Por lo general, no es un momento para tareas formales. Sin embargo, hay muchas maneras en que los niños pueden continuar aprendiendo y practicando habilidades durante el verano para ayudarlos a mantenerse comprometidos y preparados para el próximo año escolar.

Después del curso escolar, sobre todo en aquellos niños que hayan cumplido con sus obligaciones y sacado buenas notas, el verano es un merecido descanso para recargar las pilas y volver con energías renovadas a afrontar el curso superior.

Sin embargo, aunque sea época de relax y diversión en familia, no se deben olvidar totalmente las tareas escolares ya que, de lo contrario, resultará mucho más difícil volver a la rutina. Incluso puede que se olviden ciertos conceptos aprendidos durante el año. Para que eso no ocurra, se recomienda hacer, prácticamente todos los días, alguna tarea. Eso sí, de manera distinta a los deberes del curso escolar.

No es necesario que haga libros de vacaciones o que repase sus libros del curso (a no ser que haya sacado malas notas), sino que la forma de repasar en verano puede ser más divertida y amena, mediante talleres, museos, lecturas, actividades, etc. 
 

Consejos para los deberes veraniegos

- Los deberes de verano deben ser educativos a la vez que entretenidos y divertidos.

- La cantidad de tareas y su intensidad dependerán en buena parte de las notas y el esfuerzo del curso. Si ha suspendido alguna asignatura, necesitará un refuerzo extra para ponerse al día.

- Deja que el niño tenga al menos 15 días de descanso total, en los que no haga otra cosa que jugar.

- No hay que dedicarle más de 30 minutos al día, y siempre descansado sábados y domingos o días en los que se realicen actividades especiales como una excursión, un cumpleaños, una fiesta, etc.

- No hace falta estudiar en serio, basta con leer todos los días un ratito para que no se olvide el hábito del estudio, escribir en un cuaderno lo hecho durante el día, inventarse un cuento o hacer un dibujo.

- Cualquier tipo de actividad cultural sirve de aprendizaje: museos, talleres, visitas culturales…

- Aunque sea verano, es necesario fijar un horario para las tareas. Si los niños saben de antemano cuándo les toca hacer deberes, les cuesta menos. Un buen momento es después de desayunar y antes de ir a la playa, la piscina, etc.

- Otra opción es comprar alguno de los libros de vacaciones de las diferentes editoriales infantiles. Estos libros son muy completos, sirven para repasar lo aprendido durante el año de forma divertida por medio de pasatiempos, juegos, adivinanzas, cuentos, etc.

- Para reforzar las matemáticas de forma divertida, podéis jugar a sumar los precios de la lista de la compra, contar las conchas que encontráis en la playa, inventar problemas, etc.

- Las manualidades desarrollan la creatividad, la psicomotricidad fina, los sentidos… Además de ayudarte a mantener a los niños distraídos un buen rato.

- Ciencias: explora el mundo natural a través de actividades como la jardinería, la observación de animales y la realización de experimentos. 

- Actividad física: anima a los niños a mantenerse activos a través de actividades al aire libre, como practicar deportes, caminar o andar en bicicleta.

- Aprendizaje de servicio: involucrar a los niños en proyectos de servicio comunitario que les permitan aprender y ayudar a otros mientras desarrollan habilidades importantes como el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la comunicación.

En general, la clave para un aprendizaje de verano exitoso es hacerlo divertido y atractivo, y brindarles a los niños una variedad de oportunidades para aprender y practicar habilidades en un ambiente relajado y agradable.