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Cómo mantener quietos a los niños

Cómo mantener quietos a los niños

Los niños necesitan moverse. De hecho, pretender que un niño se quede quieto es, digamos, misión imposible, aunque tampoco es recomendable ni intentarlo tan siquiera pues puede acabar siendo algo perjudicial para ellos e inculcar, incluso, al sedentarismo. 

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Índice

 

Los límites en los niños

En muchas ocasiones la emoción y también la excitación ante cualquier novedad o curiosidad hace que estos niños se dejen llevar llegando a veces a molestar a otras personas.

Lo mejor, por tanto, para prevenir posibles problemas y evitar que molesten es dejar claras algunas normas sobre el desarrollo de la actividad. Entre las claves está, sin duda, el respeto al silencio y a evitar los ruidos intensos que puedan molestar a otros. Para ello los padres y las madres han de dar ejemplo a sus hijos cada día, pero ¿cómo?

- manteniendo siempre un tono de voz adecuado. El padre o la madre jamás deberá alzar la voz. Siempre uno se ha de levantar y preguntar si alguien no nos atiende, y hablar en un tono normal, aunque alguien nos hable mal o nos grite.

- ocupando el espacio que le corresponde. No ocupar toda la calle cuando se pasea. Si hay ambos carriles estos deben ser ocupados tanto por nosotros como por el resto de las personas que también quieran pasar, cruzar o caminar sobre ellos.

- no invadiendo el espacio de otras personas. Se ha de respetar siempre también el espacio de cada uno. Los niños, por ejemplo, juegan en algunas zonas determinadas. Los adultos deben hacer igual, y cada uno tener su propio espacio, pero nunca invadiendo al otro.

- respetando las filas. Jamás saltarse las cosas y respetarlas. Todo el mundo, en muchas ocasiones puede tener prisa, pero este no es motivo para no respetar las filas en cualquier situación: carretera, supermercado, etc.

 

No paran quietos. ¿Qué hacer para frenarles?

Es posible que el temperamento de algunos niños haga que estos sean algo más nerviosos o que se muestren más inquietos. Son niños que todavía no son capaces de dominar sus emociones, pero, por suerte, existen métodos que les pueden ayudar a calmar sus nervios y también a controlar sus impulsos. ¿Conocéis algunos de los ejercicios que pueden ayudar a que vuestros hijos se mantengan quietos y consigan relajarse? Os los contamos:

- Enseñarles a respirar profunda y lentamente, mientras permanecen de pie, sentados o tumbados.

- Hacer que se sienten con los ojos cerrados y escuchen el ritmo uniforme y lento de la música.

- Ofrecerles juegos de agua y baños templados siempre que sea posible para conseguir que se relajen.

- Enseñarles también a concentrarse y relajar sus músculos.

- Hacer que permanezcan tumbados escuchando música.

- Ofrecerles objetos suaves para acariciarlos y abrazarlos.

 

¿Y en la mesa?

Llega la hora de las comidas y de las cenas, y vuestros hijos han llegado del colegio bastante revolucionados. El caso es que no paran quietos, y vosotros ya no sabéis qué más hacer para remediarlo. Sin embargo, debéis tener claro en primer lugar que toca sentarse a la mesa con el resto de los familiares y relajarse un poquito porque vais todos a comer. Los niños deben comprender que la hora de la comida y de la cena va a ser siempre un tiempo de estar tranquilos en familia, aunque para lograrlo se tengan que imponer una serie de normas y también aplicar algunos consejos en la mesa. ¿Cuáles son las normas en la mesa?

- Avisar siempre con antelación de que ha llegado la hora de sentarse a la mesa. Es decir, llamar su atención si están jugando o estudiando y decirles unos veinte minutos antes de que esté la comida en la mesa que ya está todo preparado, y que vayan a lavarse las manos para sentarse.

- Pedir siempre colaboración. Otra medida muy eficaz para tranquilizar a los más pequeños de la casa es hacerlos participar en este proceso, es decir, que pongan el mantel, que lleven las servilletas y los cubiertos, etc. Hacer todas estas labores les ayudará a calmarse antes de sentarse a la mesa.

- Mantener los mismos horarios de comidas y cenas. Los padres y las madres de estos niños han de tener claro que, si siempre se mantienen los horarios, todos los días a esa misma hora tendrán hambre por lo que también será mucho más sencillo calmarles y que vayan a la mesa para empezar a cenar y a comer todos en familia.

- Finalmente, haced de este momento algo especial. Sentarse en la mesa es una ocasión en la que todos los miembros están reunidos. Hay que aprovechar todas estas situaciones y preguntar siempre a los peques de la casa por su día y sus sentimientos. Esto ayudará también a favorecer su estado de calma.


Fuentes:

Blog EnFamilia de la AEP

Fecha de actualización: 23-02-2023

Redacción: Ana Ruiz

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