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¿Cómo ayudar a un niño a tolerar la frustración?

¿Cómo ayudar a un niño a tolerar la frustración?

Tolerar la frustración es saber aceptar que las cosas no siempre son como uno quiere, algo que a los niños suele costarles bastante. Aprender a tolerar la frustración y a manejar las emociones negativas es básico para desarrollar la inteligencia emocional y evitar que el niño sufra inútilmente.

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Índice

 

¿Qué implica la tolerancia a la frustración?

El desarrollo emocional de un niño comienza desde que este nace, aunque de los 3 a los 6 años es una etapa fundamental ya que a estas edades los niños deben adquirir habilidades de inteligencia emocional tan importantes como la identificación, el reconocimiento y la gestión de las emociones básicas, lo que les permitirá socializar de manera adecuada.

En palabras de María Díaz, psicóloga de Blua de Sanitas, “la socialización en la infancia se produce como efecto de las prácticas de crianza y la interacción con el entorno y la personalidad. Todo ello orienta el desarrollo del niño transmitiendo valores, límites y normas que van a facilitar su incorporación al entorno social”.

Dentro de estos valores que les inculquemos, la tolerancia a la frustración es básica ya que consiste en aprender a dedicar las energías a conseguir nuestros objetivos, en lugar de perder tiempo enfadándonos porque no hemos logrado algo.

La baja tolerancia a la frustración causa gran enfado, lo que lleva a no buscar soluciones a los problemas o a evitar enfrentarse a ellos. Mientras que los niños que saben manejar la frustración se vuelven más resistentes a las influencias negativas externas y soportan mejor la presión del grupo, algo fundamental en la adolescencia para no dejarse llevar y ser más estables, fuertes y proactivos.

 

Comportamientos que implican que el niño tiene tolerancia a la frustración

¿Cómo saber si nuestro hijo tiene tolerancia a la frustración o no? La exigencia, la falta de flexibilidad y la predisposición a la ansiedad son algunos signos de frustración. Los niños que no tienen tolerancia a la frustración rompen el papel si les ha salido mal el dibujo, abandonan el juego si pierden, no atienden a explicaciones y reaccionan gritando.

Mientras que estos comportamientos indican que tu hijo sí tiene una buena tolerancia:

1- Cuando algo le sale mal, no se enfada ni llora o, si lo hace, este comportamiento dura solo unos minutos.

2- No evita situaciones que sepa que pueden causarle un alto nivel de frustración.

3- Cuando se le manda hacer algo que no le apetece, no protesta ni llora.

4- Cada vez protesta menos y sus quejas van disminuyendo a medida que crece.

5- Es capaz de explicar sus sentimientos sin adoptar conductas típicas de alteración emocional ni liberar su frustración con enfados y rabietas.

6- Escucha cuando se razona con él sobre un cambio de actividad.

7- Si pierde en un juego, no se enfada y quiere volver a intentarlo.

8- Cuando juega con niños mayores se esfuerza por estar a su nivel y no se enfada si le sale peor o pierde.

9- Es capaz de aceptar que se ha equivocado.

10-Si le borras parte de los deberes porque estaba mal hecho no se enfada y lo rehace sin protestar.

11- Si hay un cambio de planes con respecto a alguna actividad que le hacía mucha ilusión, lo acepta sin rabietas.

12- Es capaz de esperar al menos un minuto que un adulto acuda a su llamada y no insiste sin parar.

13- Es capaz de reconocer sus errores.

14- Puede enfrentarse a los retos y no abandonar a las primeras dificultades. Logra superar las adversidades.


¿Cómo enseñarle a tolerar la frustración?

El ejemplo que les demos como padres es fundamental para que los niños aprendan a esperar y sean capaces de aceptar los errores. Si nosotros somos los primeros que nos dejamos llevar por el enfado y la ira cuando algo no sale como nos gustaría, difícilmente conseguiremos que nuestros hijos no actúen así. La coherencia y el ejemplo paterno son claves para ayudarles a desarrollar la tolerancia a la frustración.

Además, María Díaz y la psicóloga Silvia Álava nos dan otras pautas que podemos seguir para ayudar a nuestros hijos a desarrollar esta importante habilidad emocional:

- Establecer normas y límites que han de cumplirse con tranquilidad pero con firmeza.

- Tener siempre presente que el “no” es necesario, aunque frustre a los pequeños. No hay que tener miedo a decirles “no”.

- Aprender a gestionar las “rabietas” sin ceder y entendiendo por qué se producen y cómo se debe actuar.

- Tener claro que la frustración es inevitable, por lo que hay que enseñar a nuestros hijos a manejarla y aceptarla.

- El niño debe aprender a esperar. Las cosas no siempre ocurren enseguida y el niño debe saber estar tranquilo y esperar. Para ello, es bueno, en ocasiones, dejarle esperar un par de minutos antes de darle algo que pide. Muchos niños tienen aquello que necesitan o quieren antes incluso de pedirlo, eso hace que no desarrollen la paciencia ni valoren lo que tienen.

- Establecer tiempos fijos para las tareas de clase, así podrá planificar y gestionar su tiempo libre.

- Enseñarle que primero vienen las obligaciones y luego el ocio y el juego.

- Es importante que aprenda a reconocer sus errores para poder enmendarlos y mejorar. Si no conseguimos aceptar nuestras equivocaciones, no seremos capaces de aprender de ellas y mejorar.

Si no consigues ayudar a tu hijo, busca ayuda de un profesional de psicología. 

Las personas con una alta tolerancia a la frustración desarrollarán mejor su inteligencia emocional, progresarán más en sus aprendizajes y conseguirán mejores resultados en todos los ámbitos de su vida.


Fuente: María Díaz, psicóloga de Blua de Sanitas.

Álava, Silvia (2015), Queremos que crezcan felices, Actitud de Comunicación, Madrid.

Fecha de actualización: 03-02-2023

Redacción: Irene García

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