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Autocontrol emocional en niños

Autocontrol emocional en niños

El autocontrol supone la capacidad de inhibir impulsos y permite a la persona elegir sus reacciones tras un proceso de reflexión y toma de conciencia sobre lo que necesita y le conviene, además de proyectarse en el futuro y prever las consecuencias de su conducta. Es una habilidad muy necesaria en nuestra sociedad actual, por eso se recomienda a los padres enseñar autocontrol a sus hijos con su propio ejemplo.

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Indice

 

¿Cuándo el niño empieza a estar preparado para tener autocontrol?

A partir de los 6 años, los niños tienen la suficiente maduración neurológica para poder desarrollar diversas estrategias cognitivas para conseguir el autocontrol, como el habla interna, la autoconciencia de las propias conductas y reacciones, la posibilidad de percibir y recordar las respuestas emocionales de los adultos ante las propias conductas, el desarrollo de la voluntad y el manejo de la frustración.

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“La autorregulación la realizamos a través de estrategias que ponemos en juego para controlar nuestros impulsos destructivos, resistir las tormentas emocionales, gestionar la ansiedad, tranquilizarse y consolarse uno mismo, aplazar las recompensas y canalizar las emociones y sentimientos”, explica Ana Herrero, miembro del Departamento de Orientación Infantil y Primaria de Colegios Brains.

 

Consejos para mejorar la capacidad de autocontrol en los hijos

- Enséñales a esperar. Se trata de uno de los aprendizajes más importantes que se producen en la infancia para conseguir llegar a ser personas con un adecuado dominio de uno mismo, capaces de establecer metas y perseverar, resistiendo al fracaso y a la frustración.

Todos los padres quieren que sus hijos sean felices y que no sufran. Pero es imposible ayudarles a crecer si no le ofrecemos pequeñas dosis de frustración. Las respuestas casi inevitables de los niños serán el disgusto, el enfado, e incluso la rabieta cuando son más pequeños. Pero no frustrar lo suficiente (padres sobreprotectores) es tan dañino, o más, que hacerlo en demasía (padres autoritarios).

- Enséñales a reflexionar. Los adultos podemos ayudar al niño a aprender a utilizar el lenguaje como elemento de reflexión, planificación, análisis, para que pueda entender mejor su entorno, contemple globalmente las situaciones y pueda tomar decisiones. Este proceso no se puede hacer cuando hay demasiada emoción, en medio del conflicto, así que conviene enfriar la intensidad emocional para poder reflexionar y tomar conciencia. Poco a poco, los niños irán interiorizando estas autoinstrucciones, que guiarán su conducta para que sea más reflexiva, consecuente y responsable.

- Practica con él técnicas de autocontrol. Respirar profundamente, contar hasta 10, pensar en algo agradable... Hay muchas técnicas que ayudan a calmarse y controlarse. Por ejemplo, la técnica del globo, que consiste en imaginarse que somos un globo que se va hinchando conforme nos enfadamos y luego volamos al cielo y nos relajamos. O explicar al niño que la ira es como la lava de un volcán para que comprenda esa explosión que siente dentro. La técnica de la tortuga es muy efectiva. Las bolas antiestrés o tener un espacio de calma también ayudan. Lo importante es practicar para ir mejorando y alabar sus progresos de autocontrol. 

- Desarrollar y fomentar su inteligencia emocional

 

Los padres deben dar ejemplo

Los padres deben ofrecen a sus hijos un modelo de conducta positivo como respuesta a situaciones de tensión (estrés, prisa, cansancio…). “Pero la realidad es que a veces nos desbordamos, perdemos el control, decimos cosas que luego nos arrepentimos, castigamos con cosas que son imposibles de cumplir y dramatizamos, nos derrumbamos y perdemos la confianza”, afirma la orientadora de Colegios Brains.

Estas técnicas os permitirán funcionar adecuadamente cuando vuestro estado emocional alcance una intensidad demasiado alta.

- Expresad vuestros sentimientos. Tenemos que ser conscientes de lo que sentimos y darnos cuenta de cómo estamos reaccionando.

- Relax. Parad, respirad y contad hasta 10 antes de reaccionar.

- Poned distancia. Tomar distancia tanto de espacio como de tiempo ayuda a que la emoción se vaya regulando y diluyendo, siempre y cuando no alimentemos el conflicto en nuestro pensamiento.

- Haz deporte con tus hijos. Practicar ejercicio físico, salir a andar, bailar, correr… ayuda a canalizar todas las tensiones que vamos acumulando a diario de una manera sana y positiva.

Si necesitas ayuda, no dudes en buscar un profesional de psicología. 


Fuentes:

Ana Herrero, miembro del Departamento de Orientación Infantil y Primaria de Colegios Brains

Fecha de actualización: 22-06-2022

Redacción: Irene García

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