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¿Cómo ayudar a mi hijo rebelde?

¿Cómo ayudar a mi hijo rebelde?

Los niños rebeldes son aquellos que se oponen a todo, desobedecen por costumbre, no aceptan las normas y desafían constantemente a la autoridad, ya provenga de sus padres o de sus profesores. Educar, enseñar y cuidar a estos niños puede ser complicado, pero no debes perder la paciencia ni tirar la toalla, sino saber cómo ayudarle para reconducir esta conducta y evitar problemas mayores en el futuro.

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Indice

 

La rebeldía en la infancia

Todos los niños pasan por determinadas etapas de rebeldía en su desarrollo. A los 2 años, al llegar a la preadolescencia, en la adolescencia… incluso a otras edades el niño puede mostrarse a veces desafiante, desobediente o exigente. Los datos muestran que los chicos son más rebeldes que las chicas (hasta tres veces más), pero, como decíamos, esta actitud es normal en todos los niños en algunos momentos, sobre todo ante ciertas órdenes como hacer los deberes, irse a la cama, dejar de jugar, recoger, llegar pronto a casa, estudiar, etc.

Además, cuanto más permisivos sean los padres con sus hijos desde pequeños, más desafiantes y desobedientes serán estos. Los niños sobreprotegidos y sin límites suelen ser más rebeldes, ya que no siguen ningún tipo de norma y no son capaces de aceptar órdenes.

Además, diversos cambios pueden hacer que el niño pase por una etapa de rebeldía, como la llegada de un hermanito, un cambio de casa, comenzar en un colegio nuevo, etc. Y, por supuesto, la adolescencia es la etapa de más rebeldía de todas, puesto que los chicos desarrollan su pensamiento abstracto y se dan cuenta de que sus padres no son infalibles ni perfectos. Se cuestionan todo y se creen mejores que los demás, por lo que no aceptan las normas y se rebelan contra todo y todos durante unos años, que pueden llegar a ser complicados.

Por último, en los casos extremos los niños pueden llegar a desarrollar un Trastorno Negativista Desafiante (TND), que se caracteriza por un comportamiento rebelde y desafiante que puede volverse agresivo y hostil. Este problema puede venir aislado o estar relacionado con otros como el Déficit de Atención con Hiperactividad o el Trastorno Disocial, con conductas poco comunes, transgresoras y fuera de las normas familiares.

 

¿Qué hacer en estos casos?

1- Establece una serie de normas adecuadas a la edad y madurez de tu hijo. Consénsualas con tu pareja y no cedáis ante ellas. Es mejor tener pocas normas y claras, que muchas que no se respeten. Si tu hijo es adolescente puedes incluso hablar las normas con él para llegar a un acuerdo que satisfaga a ambos.

2- Explica a tu hijo también las consecuencias de incumplir estas normas y, cuando las rompa, aplica esas consecuencias al momento.

3- Fomenta la responsabilidad en tu hijo. Debe ser consciente de que los errores que cometa son responsabilidad suya y él debe resolverlos y pedir perdón cuando corresponda. No puedes obligarle a portarse bien, debe aprender que es mejor y más satisfactorio comportarse bien, obedecer y aceptar las normas para vivir en armonía y felicidad.

4- Intenta ponerte en su lugar y entender por qué se comporta así. Quizá tenga un problema, esté atravesando un mal momento o esté preocupado por algo. Habla con tu hijo para ver qué hay detrás de esa rebeldía, eso podrá ayudarte a entenderle y conseguir que entienda que se deben respetar una serie de normas y límites en la sociedad para vivir en paz.

5- Los niños no son rebeldes porque sí o por molestar a sus padres, lo son por una educación permisiva o sobreprotectora o porque atraviesan diversas etapas de desarrollo, así que debes analizar por qué tu hijo se porta así, la causa de este problema y cómo solucionarlo de manera eficaz, sin entrar en conflictos ni discusiones con tu hijo que no llevan a ningún sitio. La rebeldía solo lleva a más rebeldía y distanciamiento.

6- Intenta escuchar a tu hijo antes de actuar. Deja que exprese sus sentimientos y pensamientos para liberar la tensión y el enfado. Escúchale antes de juzgarle.

7- Elogia a tu hijo cada vez que obedezca y se porte de manera adecuada. La educación positiva es mucho más eficaz que los castigos.

8- Se porte como se porte, debes mostrarle siempre cariño y aceptarle. No le critiques, le insultes o le digas cosas como “Estoy harto de ti”. Si nota que puede contar contigo a pesar de todo, irá cambiando su actitud a medida que crezca y madure.

9- Muestra paciencia y control de tus emociones. Si tu hijo te saca de tus casillas y te hace gritar y enfadarte, es normal que él se comporte igual. Cuenta hasta 10 e intenta respirar hondo antes de hablar con él para no caer en una espiral destructiva de gritos e insultos que solo dañará vuestra relación.

10- Si a pesar de todos estos consejos la actitud de tu hijo no mejora y cada vez se muestra más rebelde, desafiante y desobediente, incluso agresivo, busca ayuda de un profesional. Un psicólogo o terapeuta familiar puede ayudaros a encontrar las causas de este comportamiento y las soluciones más eficaces para recomponer vuestra relación y confianza mutuas y lograr que la actitud de tu hijo mejore.

11- No dejes pasar estos comportamientos pensando que son “cosa de la edad”, puesto que pueden empeorar y afectar a todas las parcelas y ámbitos de la vida de vuestro hijo, empezando por los estudios o las relaciones sociales. En cuanto notes una actitud rebelde en tu hijo, aunque sea algo normal por la edad, ponle freno imponiendo normas claras y sencillas que se deben respetar.


Fuente:

Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.

Fecha de actualización: 22-02-2021

Redacción: Irene García

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