¡Mi hijo no quiere salir de casa!

Indice

• ¿Por qué mi hijo no quiere salir de casa?
• ¿Cómo motivar a tu hijo para que juegue al aire libre?

 

¿Por qué mi hijo no quiere salir de casa?

Los niños pasan una media al año de 985 horas frente al televisor, 620 en el ordenador, 547 jugando con videoconsolas y 960 en el colegio. Pasan más tiempo delante de la televisión que en la escuela y si le sumamos el tiempo que pasan navegando en Internet o jugando a los videojuegos no queda tiempo para jugar como antes. Esto conlleva, entre otras consecuencias negativas, problemas de socialización y de sobrepeso.

Los padres, hoy, se enfrentan al reto de cómo conseguir despegar a sus hijos de las pantallas de televisión, el ordenador y las videoconsolas. 

Además, al llegar la adolescencia muchos chicos se encierran en sí mismos y se pasan el día metidos en su cuarto, sin posibilidad de hacerlos salir para hacer algo fuera de su habitación con el resto de la familia.

También es posible que tu hijo no quiera salir de casa porque está deprimido, estresado, no tenga incentivos en su vida o incluso esté sufriendo acoso escolar. O que tenga miedo a los espacios al aire libre o agorafobia. 

Si tu hijo no quiere salir de casa, es importante que sepas qué puedes hacer para que no viva aislado y encerrado. Es importante que salga a tomar el aire fresco, que se relacione con los demás, que haga actividades diferentes, etc. 
 

¿Cómo motivar a tu hijo para que juegue al aire libre?

- Presencia de un adulto con vinculación afectiva: Acompañarles y jugar con ellos al aire libre hace que lo vean como algo importante y bueno para ellos, que se sientan seguros y de ese modo disfruten plenamente del juego.

- Motivarles con juguetes que se puedan utilizar fuera de casa y que exijan movimiento: Existen multitud de juguetes preparados para poder ser utilizados tanto fuera como dentro de casa. De este modo relacionan sacar los juguetes de exterior con las vacaciones y el tiempo libre.

- Convertir en juegos favoritos los juegos de exterior: Trasladar sus juegos favoritos al exterior les hace tener una imagen positiva del ambiente, además de divertirles. Llevar juegos tan sencillos como el escondite a un espacio abierto no sólo les aporta los beneficios que de por sí tiene el juego, sino que además añade un conocimiento del entorno fundamental para su desarrollo.

- Llevarles a sitios dónde haya más niños con los que jugar: Éste es el gran incentivo para la socialización. En verano ya no ven a sus compañeros todos los días y la forma de hacer nuevos amigos es acudir a puntos de encuentro como piscinas comunitarias o parques. Además al interactuar con otros niños se refuerza lo divertido que es jugar en el exterior.

- Buscar nuevos entornos: Esto motiva su curiosidad a la vez que favorece su capacidad de adaptación a entornos cambiantes. Aprenden a superar barreras y con ello a mejorar su autoestima. La novedad siempre es un elemento atrayente para los niños y asegura que superarán pequeños retos cada día.

Si nada funciona, consulta a un profesional de psicología para ver si hay algo detrás de su negativa a salir de casa que pueda ayudarle a retomar sus actividades fuera de casa.