¿Es la inteligencia hereditaria?

Indice

• El papel de los genes en la inteligencia
• La inteligencia se hereda de la madre
• La inteligencia no es sólo genética

 

El papel de los genes en la inteligencia

Ya sabemos que heredamos el color de pelo, de ojos, la forma de la nariz… Todo eso viene en nuestro catálogo de genes que recibimos de nuestros antepasados. Pero, ¿qué pasa con características más “ambiguas”, como la inteligencia?

Se estima que alrededor del 40-60% de nuestra capacidad intelectual o cociente intelectual viene determinada por nuestros genes, pero de momento solo se han detectado el 5% de dichos genes que tienen tanto que ver con la inteligencia que hereda una persona.

Un grupo internacional de investigadores de la Universidad de California liderado por el neurólogo Paul Thomas, por ejemplo, detectó que una parte cerebral que variaba en función de la herencia recibida era el hipocampo, una región decisiva en el proceso de aprendizaje y memoria.

Y un reciente estudio ha concluido que los logros académicos se los debemos en gran parte a los genes que afectan a la motivación, personalidad o seguridad, entre otras muchas características. Es decir, nuestra carga o herencia genética determina otras características de nuestra personalidad además de la inteligencia.

 

La inteligencia se hereda de la madre

Además, un famoso estudio llevado a cabo por Robert Lehrke en 1997 apuntaba un dato más: es más probable que heredemos la inteligencia de nuestras madres. Al parecer, los genes que más intervienen en la capacidad intelectual están localizados en el cromosoma X, del que la madre -como ya sabes- tiene dos. Así, otros estudios que también investigaron esto, encontraron células maternas en el córtex cerebral, mientras que no encontraron ninguna paterna.

Pero quizás el estudio más concluyente en este aspecto fue el llevado a cabo por la Universidad de Glasglow entre 1979 y 1994, entre 12.686 jóvenes de 14 a 22 años al inicio del estudio. El objetivo principal del estudio era determinar si la lactancia materna tenía algún efecto demostrable en la inteligencia de los bebés, para lo que decidieron tener en cuenta otros aspectos del contexto: la inteligencia de la madre, la salud física del paciente, la capacidad socioeconómica de la familia... Lo que descubrieron es que, de hecho, el coeficiente intelectual de la madre era el indicador más fiable de la inteligencia de los hijos.

 

La inteligencia no es sólo genética

Como con la mayoría de capacidades (inteligencia, motivación, disciplina, curiosidad…) lo mejor es pensar en ellas como un músculo. Nacemos con ciertas características dadas por nuestra genética, sí, pero alrededor del 50% del resultado dependerá del trabajo que hagamos con ese “músculo” que es también el cerebro.

Así, por ejemplo, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Washington estableció que el vínculo afectivo y apego con su padre y madre en la infancia y una crianza sana tenía un efecto anatómico en el cerebro de los niños. El estudio, llevado a cabo entre 92 niños, analizó la relación entre padres, madres e hijos en situaciones más o menos estresantes o desafiantes. Aquellos con más apoyo de sus progenitores mostraban una región del hipocampo hasta un 10% más grande.