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Tacto vaginal en el embarazo

Tacto vaginal en el embarazo

El proceso del tacto vaginal se utiliza para obtener informaciones fundamentales sobre el estado de salud de la mujer, especialmente durante el embarazo y el momento del parto, a través de la introducción de los dedos índice y corazón. Esta técnica se sigue utilizando, pero no tanto como anteriormente. Se usa sobre todo cuando el parto es inminente o ha comenzado. 

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Indice

 

¿Por qué se realizan tactos vaginales en el embarazo?

Para las mujeres un tacto vaginal puede ser sinónimo de ansiedad porque les resulta incómodo y doloroso. Puede parecer raro puesto que la vagina es una abertura natural que está preparada para el parto, por lo que no debería ser dolorosa la introducción de dos dedos. Lo cierto es que la invasión a la intimidad de la mujer, sobre todo en el momento de dar a luz debido a las contracciones, hace que los músculos del suelo pélvico se contraigan y, como consecuencia, el proceso se convierta en dificultoso e intenso. Por esta razón, es necesario informar y obtener la aprobación de la mujer para que esté preparada a la hora de que se lo realicen para que se consiga que sea menos incómodo.

En cuanto a su utilidad, si la mujer no se encuentra en estado de gestación, se emplea para comprobar el estado de sus órganos reproductivos, por ejemplo, si existe la presencia de quistes o hay prolapso de útero. Mientras que el tacto vaginal en el embarazo tiene la finalidad de aportar información sobre la firmeza y dilatación del cuello uterino y averiguar la posición de la cabeza fetal en el parto.

En la gestación, se puede realizar en varios momentos y por causas diferentes según la semana de gestación. En el primer trimestre, sirve para concoer si hay riesgo de aborto o infecciones vaginales; en el segundo trimestre, si existe “incompetencia cervical” y hay que intervenir para cerrar el cuello del útero y, finalmente, en el tercero, notificar si hay peligro de un parto prematuro.

Una vez pasada la semana 37 de embarazo, se emplea el tacto vaginal para comprobar si el cuello del útero está maduro, es decir, si ha empezado a borrarse y dilatarse, poara saber si el parto está cerca o no.

Los tactos también permiten saber si la cabeza del bebé (o el culo, si está de nalgas) está muy arriba o muy abajo respecto a la pelvis. Cuando la cabeza está fuera de la pelvis decimos que está libre, y cuando se empieza a encajar decimos que está insinuada. A partir de aquí, irá bajando progresivamente por los diferentes planos.

Un dato importante es que hay que evitar el tacto vaginal en el momento de la rotura de membranas porque pueden filtrarse microorganismos del exterior o desde la vagina hacia el cuello del útero y, como consecuencia, se podría producir alguna infección al bebé.
 

¿Cómo se realiza el tacto vaginal?

El tacto vaginal en medicina consiste en la introducción de los dedos índice y corazón, protegidos con guantes, dentro de la vagina de la mujer. Se suele realizar en posición ginecológica o de litotomía: con la mujer tumbada sobre la espalda y las piernas abiertas y ligeramente elevadas, apoyadas en los estribos de la camilla de ginecología. En ocasiones, durante el parto, también se puede hacer con la mujer tumbada, o incluso de pie. Para facilitar la exploración se utiliza alguna sustancia lubricante o vaselina.

 

Consejos para que no resulten molestos los tactos vaginales

- Los ejercicios de Kegel, que normalmente se realizan en las clases de preparación al parto, te ayudarán a relajarte y a manejar la musculatura del suelo pélvico.

- Intenta estar muy relajada convenciéndote de que no se trata de una técnica dolorosa. El médico, además, lo hará con sumo cuidado para no causarte dolor.

- Controla la respiración. Aplica en estos momentos las técnicas de respiración explicadas en la preparatoria del parto para los momentos de las contracciones o de puje. 
 

¿Los tactos vaginales provocan el parto?

Un tacto vaginal no es capaz de provocar el parto, aunque puede causar alguna contracción al estimular el cérvix, igual que cuando se mantienen relaciones sexuales, pero eso no provocará el inicio del trabajo de parto.

Otra cuestión es la maniobra de Hamilton, que implica separar las membranas de la bolsa amniótica de la pared del útero, lo cual también se hace a través del tacto vaginal, moviendo el dedo de un lado a otro en círculos como si fuese una peonza. Esta maniobra sí es muy dolorosa, puede provocar sangrado y la rotura de la bolsa, con lo que suele dar lugar a contracciones más intensas que estimulan o provocan el parto.
 

¿Los tactos vaginales tienen riesgos?

Un tacto realizado con cuidado tiene unos riesgos prácticamente inexistentes. El riesgo de infección es mínimo, salvo que haya alguna infección grave activa en la vagina. Sin embargo, durante el parto, los tactos demasiado repetidos sí que incrementan el riesgo de infección, sobre todo en partos largos o con rotura de membranas.

Además, el cérvix tiene mucha irrigación sanguínea en la gestación, por lo que se puede provocar un ligero sangrado durante el tacto vaginal.

Por eso, solo están contraindicados en caso de placenta previa porque un tacto podría desencadenar un sangrado abundante que podría poner en riesgo al bebé y a la madre.


Fuente:

Goetzl, Laura (2006), Concepción y embarazo a partir de los 35, Pearson Educación.

Fecha de actualización: 17-03-2021

Redacción: Esperanza Pavón

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