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¿Una embarazada puede bucear?

¿Una embarazada puede bucear?

Los estudios científicos sobre los efectos del buceo durante la gestación son todavía muy limitados al no existir una población notoria de buceadoras embarazadas y, por supuesto, no se pueden exponer a pruebas para comprobar los factores de riesgo existentes. Para evitar tragedias, es mejor no superar la profundidad de 20 metros y no realizar buceos descomprensivos.

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Índice

 

¿Se puede bucear en el embarazo?

Los estudios realizados acerca de los efectos del buceo durante el embarazo son limitados, ya que no se pueden utilizar a mujeres en estado para estas investigaciones y las realizadas con animales no pueden ser comparables al 100% con humanos, por lo que hay escasez de datos sobre este tema.

En muchas ocasiones, podemos pensar que el embarazo y el buceo son compatibles puesto que muchos de los síntomas no impiden realizar este deporte, como el sabor metálico, la agudización del sentido del olfato o el estreñimiento. En cambio, los vómitos, las náuseas, la pesadez de estómago o el cansancio sí que supondrían un problema.

Asimismo, existen unos factores de riesgo definidos debido a que el feto durante el período gestacional se encuentra muy sensible a este tipo de ambiente, especialmente durante el primer trimestre, etapa en la que tiene lugar el desarrollo y diferenciación de sus órganos.

Por ejemplo, los cambios de presión y el aumento de concentración y de la presión parcial de los gases respiratorios pueden resultar nocivos. Hay que tener en cuenta que durante los nueve meses el futuro bebé aún no dispone de un filtro pulmonar que purifique el oxígeno, sin tener consecuencias, como las burbujitas que se originan en las situaciones de descomprensión tras haber respirado gases inertes.

En otras palabras, en el feto no existe la circulación pulmonar debido a que la sangre venosa pasa directamente a la circulación arterial, y posteriormente es oxigenada y purificada en la placenta mediante la arteria umbilical.

Por otro lado, pueden producirse mareos como respuesta al movimiento del agua, y las náuseas y vómitos pueden dificultar la respiración bajo el agua. Por lo tanto, se encuentra la posibilidad de sufrir accidentes durante la actividad o de padecer narcosis, una intoxicación por acumulación de nitrógeno y dióxido de carbono, o hiperoxia. 

Asimismo, en el organismo de la gestante se producen una serie de cambios que pueden ser perjudiciales al bucear:

- aumento del metabolismo entre el 10 y el 25%

- aumento de la frecuencia respiratoria para proporcionar oxígeno al feto

- aumento del 50% del volumen sanguíneo para proporcionar sangre a la placenta y el feto

- el corazón trabaja el doble para bombear el aumento de sangre, lo que hace trabajar más a los riñones

- aumentan progresivamente los depósitos de grasa

- el aumento del tamaño del feto hace que sea mayor la presión en el diafragma

Por todo ello, no se puede asegurar que las tablas de descompresión sean totalmente válidas en esta situación.

En el último trimestre de embarazo los riesgos se acentúan porque suelen producirse pérdidas del líquido amniótico, lo que aumenta la posibilidad de infecciones por el ingreso de organismos extraños.

Ten presente además que existe un caso de hipoxia por aspiración de agua o semi-ahogamiento que pone en riesgo tu vida y, sobre todo, la de tu hijo.

También puedes sufrir un barotrauma pulmonar a partir del cuarto mes de gestación a causa de la retención de fluidos e inflamación de las paredes del aparato respiratorio que hacen que compensar sea más difícil, lo que deja a las embarazadas más expuestas a sufrir esta enfermedad.

Lo que no se ha encontrado es una mayor relación entre buceo y aborto o malformaciones de feto.
 

Entonces ¿qué se puede hacer en el embarazo?

Para evitar estos peligros, los especialistas recomiendan:

- Las actividades acuáticas de superficie, no más de 20 metros, y pequeñas inmersiones en apnea se pueden practicar. No supone un riesgo para el embarazo.

- Queda totalmente prohibido el deporte subacuático que requiera de uso de apnea en períodos largos y suministro de gases respiratorios.

Por último, tras el embarazo la mujer debe esperar entre tres a cuatro semanas para volver a bucear para impedir posibles infecciones vaginales al no estar curada del todo la herida. En el caso de la cesárea, las heridas cicatrizan en su totalidad al transcurrir ocho semanas. Igualmente, debes saber que la lactancia no supone ningún problema para bucear, solo debes adaptar la actividad a los horarios de las tomas del pequeño.


Fuente:

Huggins-Cooper, Lynn (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed, Nowtilus.

Fecha de actualización: 26-10-2020

Redacción: Esperanza Pavón

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