El cuidado del pecho tras el parto y la lactancia
Después del embarazo y la lactancia es normal que el aspecto de los pechos sea menos turgente, menos firme y más caído. No obstante, con unos cuidados adecuados en todo momento es posible evitar que esto suceda.
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Cambios en el pecho
Durante el embarazo, los senos crecen considerablemente y se vuelven más sensibles ya que los conductos de leche están creciendo y se estiran a medida que se van llenando de leche al principio. Además, es habitual que los pezones y las aréolas se vuelvan más oscuras debido a las hormonas que afectan a la pigmentación de la piel (las mismas que hacen que se note la línea alba). También es posible que aparezcan venas oscuras a lo largo del pecho debido al aumento de suministro de sangre.
No obstante, no todos los cambios de los que se habla en el embarazo y la lactancia del pecho son del todo ciertas. “No siempre se cae el pecho tras la lactancia, esto depende de muchos motivos. No se le cae nada a la mujer, que previo al embarazo, ha hecho ejercicios específicos para pectorales; a la mujer que cuando se quedó embarazada tenía el peso adecuado, la que utiliza un sujetador adecuado en cada momento del embarazo y la que el periodo de lactancia es de 3 a 5 meses”, enfatiza la doctora Fernández.
En cuanto a las estrías, “no le salen a todas las mujeres, depende mucho del tipo de piel y también del aumento de peso en la gestación, ya que cuando aumenta mucho de peso, la mama también acumula grasa y es con este gran aumento de volumen cuando se estría, pero se ven más cuando la mama vuelve a su estado de post lactancia”, añade la doctora.
Por lo tanto, no debes obsesionarte con que tus pechos se caigan o se llenen de estrías y se vean más feos tras la lactancia, porque no tiene por qué ser así, sobre todo si sigues unos cuidados desde el primer día de gestación.
Cuidados desde el primer momento
Para evitar este tipo de cambios es necesario cuidar el pecho desde el primer momento del embarazo. Durante la gestación se engordan unos 10 u 11 kilos, lo que provoca cambios en el pecho y una pérdida de elasticidad. Por eso, lo primero que debes hacer es vigilar el aumento de peso y evitar ganar más kilos de los recomendado, lo cual no solo es mal estéticamente, sino que también es peligroso para ti y para el feto.
Además, en estos meses la Dra. Fernández aconseja, entre otras cosas, elegir un buen sujetador: “Antes, durante y después de la gestación se debe elegir un sujetador con copas con atención al contorno y tamaño de copa. En cuanto al tipo de sujetador más indicado, en líneas generales debe ser de tirante ancho, para que el hombro soporte más cómodamente el peso. La copa preferentemente sin aros, con escasas costuras y si las tiene, que no pasen por encima del pezón. El tejido con alto contenido en algodón y por supuesto sin relleno”.
Además, se debe realizar algún deporte como la natación o el pilates, muy útil a la hora de fortalecer los pectorales mayores y menores. O ejercicios específicos para el pecho: junta las palmas de las manos a la altura del pecho, manteniendo los brazos en ángulo recto y ejerciendo presión contando, por ejemplo, hasta cinco. Lo puedes repetir las veces que quieras.
Otro buen ejercicio es sentarse sobre una colchoneta con las piernas cruzadas. Después, junta las palmas de las manos a la vez que se levantan los codos hasta la altura de los hombros. Presiona como si se tuvieras una pelota entre las manos, y repite el ejercicio en series de diez.
También aconseja darse duchas alternas con un poco de agua caliente y mucha fría tanto en las mamas como en el escote.
Además, los expertos advierten que no podemos olvidar la nutrición de la piel como elemento fundamental en el cuidado de los pechos. Es importante una adecuada higiene corporal, oxigenación y evitar toxinas como el tabaco.
Debes aplicarte una crema hidratante todos los días tras la ducha dando un masaje, beber mucha agua y llevar una dieta sana rica en frutas y verduras.
Cuidados de los pechos en la lactancia
Durante la lactancia materna también debes cuidar tus pechos y estar atenta a cualquier posible síntoma de infección o problemas como ingurgitación o mastitis: senos con zonas rojas, muy hinchados, doloridos, con zonas duras, engrosamiento de la piel, dolor, obstrucción de los conductos… Ante cualquier señal, consulta con un asesor de lactancia o tu matrona.
Además, debes beber mucha agua durante la lactancia, seguir una dieta sana, cuidar la higiene de los pechos, usar un sostén especial para lactancia que no comprima los pechos, mantener los pezones secos y evitar el uso de jabones en los pezones que producen sequedad. Si tienes grietas en los primeros días, aplica un poco de leche sobre ellos o una crema con lanolina.
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