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Tu embarazo a examen: Amniocentesis y otras pruebas prenatales

Tu embarazo a examen: Amniocentesis y otras pruebas prenatales

Un control adecuado del embarazo incluye una serie de pruebas que nos ayudarán a observar la existencia de anomalías en el feto. Además de las ecografías -método de control rutinario y que no presenta peligro- existe otro tipo de pruebas a las que no todas las gestantes se tienen que someter; dependerá de los riesgos que presente el embarazo, del historial familiar y de la propia voluntad de la mujer. Descubre todo sobre ellas. Para qué sirven, cuándo conviene someterse a ellas y los peligros que implican.

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Las pruebas de diagnóstico prenatal se han convertido en una especie de certificado de garantía del bienestar del bebé. No obstante, algunas de estas pruebas son peligrosas y por ello debes estar segura de los posibles problemas que pueden surgir tras someterse a alguna de ellas.

Uno de los principales inconvenientes es la preocupación y la ansiedad a las que estarás sometida mientras esperas los resultados. No olvides que las pruebas no son infalibles; no son una garantía al cien por cien del estado de tu bebé. Por eso es necesario que te informes bien, tanto del procedimiento como de los riesgos, antes de someterte a ninguna prueba.
 

La amniocentesis

La amniocentesis es una de las técnicas más utilizadas para detectar anomalías antes del nacimiento y se recomienda realizarla entre las semanas 15ª y 17ª del embarazo. Proporciona una respuesta definitiva a la duda sobre si tu bebé padece o no alguna anomalía cromosómica –como síndrome de Down o trisonomía 18- o un defecto del  tubo neural.

Es una prueba ambulatoria que dura unos 20-40 minutos. Durante el proceso, el feto se controla mediante una ecografía. Así, el médico comprueba la frecuencia cardiaca, la edad del feto, la posición de la placenta, la localización del líquido amniótico y el número de fetos. A continuación, guiado por la ecografía, inserta una aguja a través de la pared abdominal hasta alcanzar el líquido amniótico, del cual se toma una muestra para analizarla, y finalmente se retira la aguja. Por lo general, los resultados tardan entre 1 y 3 semanas.

1. ¿Debo hacerme una amniocentesis?

La opción de hacerse una amniocentesis no se ofrece normalmente a todas las mujeres embarazadas. Se recomienda a las que están en alguno de los siguientes supuestos: mujeres mayores de 35 años, un hijo o embarazo anterior con un defecto congénito, resultados de otras pruebas en las que se observen indicios de anomalías, antecedentes familiares, etc.

2. ¿Qué riesgos entraña?

Las mujeres que se someten a esta prueba pueden sufrir un aborto espontáneo, aunque el riesgo es mínimo (entre 1 de cada 200 y 1 de cada 400 mujeres abortarán después de una amniocentesis). Y las posibilidades se reducen a medida que pasan horas y días. Si cinco días después del proceso todo va bien, la posibilidad de perder al bebé es casi nula.

3. ¿Es doloroso?

Aunque pueda parecer espantoso para el bebé tener una aguja al lado, se toman todas las precauciones necesarias para que el bebé esté seguro, por lo que no sufre ningún daño. En cuanto a la madre, puede notar algún calambre a medida que la aguja penetra en la pared del útero. Se suele aplicar anestesia local y un antiséptico en el vientre. Las mujeres que han pasado por ello lo describen como incómodo más que doloroso.

Tomar una decisión

Antes de decidir si hacer la prueba o no, conviene hablar con tu pareja de qué pasaría si el bebé presentara alguna anomalía. Algunas personas están tan decididas a tener su niño, sean cuales sean los resultados, que consideran la prueba un riesgo innecesario. Otras, sin embargo, prefieren saber con antelación a qué se enfrentan para poder tomar una decisión u otra. Cualquiera que sea tu caso, reflexiona bien antes de someterte a alguna de estas pruebas.
 

Estudio de vellosidades coriónicas

Esta prueba se realiza entre las semanas 10ª y 12ª de gestación. Esta técnica sustituye a la amniocentesis siempre que no sea necesario disponer específicamente de líquido amniótico, y de hecho se recomienda a mujeres en las mismas situaciones que antes. Se trata de una biopsia y consiste en introducir, bajo control ecográfico, una aguja en la piel de la pared abdominal hasta llegar a la placenta y extraer una muestra de las vellosidades coriónicas, que son las prolongaciones vasculares del corión (una membrana fetal externa) que intervienen en la formación de la placenta.

Permite diagnosticar anomalías como el síndrome de Down, pero no aporta información sobre algunos defectos del tubo neural a los que se asocian determinadas malformaciones como la espina bífida.

La principal ventaja del estudio de muestras de vellosidades coriónicas es que se conocen los resultados mucho antes que si se practica una amniocentesis. El diagnóstico precoz de un trastorno es útil en caso de tener que tratar al feto antes de su nacimiento. Por ejemplo, la administración de corticosteroides a una gestante puede evitar que se desarrollen características masculinas en un feto femenino con hiperplasia adrenal congénita, un trastorno hereditario en el que las glándulas suprarrenales aumentan de tamaño y segregan excesivas cantidades de andrógenos (hormonas masculinas). Además, no resulta doloroso ni para la madre ni para el bebé.

En cuanto a los peligros, son parecidos a los de la amniocentesis, conlleva cierto riesgo de aborto espontáneo (entre el 2% y el 5%) y, además, algunos estudios lo han relacionado con defectos congénitos de las extremidades del feto.


Triple Test

El “triple test” consiste en un análisis de sangre materna gracias al cual se realiza la cuantificación bioquímica de hormonas como la gonadotrofina coriónica (hGC), la alfa-fetoproteína (AFP) y el estriol no conjugado (uE3). La alteración de alguna de estas hormonas se relaciona con un mayor riesgo de malformaciones fetales. De hecho, los resultados de esta prueba y otros datos como la edad gestacional y la edad fetal permiten predecir embarazos con síndrome de Down.

Si el feto presentara algún defecto del tubo neural como la espina bífida, los niveles de alfa-fetoproteína (AFP) en suero materno serían elevados. Si, por el contrario, los niveles de AFP fueran más bajos de lo normal, probablemente estaríamos ante un caso de embarazo con Síndrome de Down. No obstante, los niveles elevados de AFP también pueden ser un síntoma de embarazo múltiple, y los niveles más bajos indicar simplemente que el feto es más joven de lo que se había pensado en un primer momento.

No te asustes si la monitorización del triple test parece indicar alguna anomalía; entre el 95% y el 98% de las mujeres que se someten al triple test y obtienen un resultado positivo dan a luz a bebés sin malformaciones. No te dejes llevar por el pánico.

Esta prueba no detecta del 10% al 15% de los fetos con defectos de la médula espinal. Los resultados más precisos pueden obtenerse cuando la muestra de sangre se toma entre la semana 16ª y 18ª del embarazo.
 

Otras pruebas prenatales

- Prueba de glucosa: Se ofrece a todas las mujeres embarazadas para controlar la existencia de diabetes durante el embarazo. Se realiza entre las semanas número 24 y 28. El médico tomará una muestra sanguínea una hora después de que la mujer haya ingerido una bebida de 50 gramos de glucosa (una forma de azúcar). Si los resultados de la prueba explorativa indican niveles elevados de azúcar en la sangre, la mujer deberá realizarse una prueba diagnóstica para comprobar si tiene diabetes de gestación. La prueba diagnóstica dura 3 horas y no implica ningún riesgo.

- Análisis de la sangre materna: También se ofrece a todas las futuras mamás para identificar embarazos que suponen para el bebé un riesgo superior al normal. Se realiza entre la semana 15ª y la 18ª. Es un procedimiento tan sencillo como extraer sangre del brazo y medir los niveles de las sustancias presentes en ella.

- Prueba de Portador de Fibrosis Quística: Sólo se ofrece a los padres con antecedentes genéticos, ya que es una enfermedad hereditaria. La fibrosis quística afecta de forma severa a la respiración y la digestión. Está causada por un gen anormal que hace que el organismo genere una mucosidad espesa en los pulmones, lo que provoca continuas infecciones. La prueba de portador de fibrosis quística es un análisis de sangre o saliva. Permite determinar si los futuros padres son portadores del gen anormal que causa esta enfermedad, la cual sólo se desarrolla si ambos progenitores tienen el gen.

 

 


Fuentes:

Cooke, Kaz (2010), The Rough Guide to Pregnancy and Birth, Rough Guides; Goetzl, Laura (2006), Concepción y embarazo a partir de los 35, Pearson Educación; Huggins-Cooper, Lynn (2005), Maravillosamente embarazada, Madrid, Ed, Nowtilus.

Análisis de vellosidades coriónicas https://www.mayoclinic.org/es-es/tests-procedures/chorionic-villus-sampling/about/pac-20393533

Fecha de actualización: 09-03-2021

Redacción: Irene García

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