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Síntomas en bebés del asma

Síntomas en bebés del asma

El asma en bebés puede ser difícil de diagnosticar ya que hay otras afecciones habituales a estas edades que causan los mismos síntomas, como sibilancias, tos, falta de aliento o problemas para dormir. Sin embargo, con una serie de pruebas el médico puede confirmar el diagnóstico.

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Índice

 

Síntomas del asma

El asma es una enfermedad del aparato respiratorio que ocasiona inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias. Cuando se produce un ataque de asma, a consecuencia de este estrechamiento, se producen una serie de síntomas característicos como tos, sibilancia (sonido silbante como de pito, que se escucha al respirar el niño), falta de aliento, dolor u opresión en el pecho, fatiga… Además, si el ataque no se trata a tiempo y se agrava, pueden aparecer otros síntomas como cianosis en labios y uñas, problemas para respirar o para caminar.

El problema es que los síntomas principales de un ataque de asma (tos, sibilancias y falta de aliento), son comunes a otras enfermedades típicas en bebés como bronquitis o bronquiolitis. Por eso, no siempre es fácil diagnosticar la enfermedad en menores de 5 años. Además, no es fácil medir la función pulmonar en niños pequeños. Por eso, para hacer un diagnóstico, el pediatra dependerá en gran medida de los síntomas que experimente tu hijo, antecedentes personales y familiares, etc.

Para ello, es importante que anotes cada vez que tu hijo sufre episodios de espasmo bronquial, con dificultad respiratoria o crisis de tos seca. Si el niño presenta más de dos episodios así al año, hay que empezar a plantearse la posibilidad de que no sea bronquitis aguda, sino asma.
 

¿Cómo saber si es asma u otra enfermedad?

Deberás acudir al pediatra, quien te hará una serie de preguntas sobre cada episodio, los síntomas que los acompañaron, si tú u otros miembros de la familia padecen asma, polinitis o eczema o si hay alguien en la familia que sufre de bronquitis recurrente o problemas de sinusitis para confirmar el diagnóstico.

El pediatra también analizará el crecimiento y desarrollo del niño desde su nacimiento ya que la mayoría de niños con asma crece y engorda bien, por lo que si tiene problemas de crecimiento es probable que se trate de otra enfermedad. Ciertas pruebas, como la del sudor, pueden descartar enfermedades más graves como la fibrosis quística.

El pediatra también puede escuchar los pitidos del niño para ver si pueden deberse a asma o a otras afecciones como laringomalacia, una enfermedad común en bebés que tienen la laringe inmadura y que produce un sonido característico, el estridor, que puede confundirse con las sibilancias.

Para salir de dudas, el pediatra también puede hacer al niño una radiografía del pecho para confirmar que no existe ningún problema en los pulmones del niño. Si es asma, los pulmones deben estar bien y en la radiografía no se apreciaría nada porque la inflamación o estrechamiento de los tubos bronquiales no se pueden ver muy bien en las radiografías.

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También es posible que el médico pida pruebas de alergias ya que el asma suele estar relacionado con la alergia al polvo, al pelo de los animales o al heno. Además, es posible que los episodios de sibilancias estuvieran relacionados con esta alergia y no con el asma.
 

Causas del asma

No se sabe bien cuáles son las causas del asma infantil. Algunos factores que influyen en su aparición son las alergias, padres con asma, sufrir infecciones en las vías respiratorias a muy corta edad o estar expuesto a factores ambientales, como el humo del cigarrillo u otros contaminantes del aire.

La mayor sensibilidad del sistema inmunitario produce inflamación de los pulmones y las vías respiratorias y produce mucosidad al estar expuesto a ciertos desencadenantes como un resfriado, contaminantes del aire, ácaros del polvo, el polen o las mascotas, ejercicio físico, cambios climáticos…

También hay una serie de factores de riesgo que hacen más posible sufrir esta enfermedad, como haber sufrido reacciones alérgicas previas, vivir en zonas de mucha contaminación, ser obeso,  sufrir afecciones como goteo o congestión nasal (rinitis), senos paranasales inflamados (sinusitis) o neumonía, padecer enfermedad de reflujo gastroesofágico o ERGE o ser niño.
 

¿Cómo se trata el asma?

El tratamiento inicial depende de la gravedad del asma de tu hijo. El objetivo del tratamiento del asma es controlar los síntomas, es decir, los ataques. En los niños menores de tres años que presentan síntomas leves de asma, es posible que el profesional de medicina y pediatría decida esperar a ver qué pasa al crecer, ya que algunos medicamentos tienen efectos secundarios.

Sin embargo, si tiene episodios frecuentes o graves de respiración sibilante, es posible que se le recete un medicamento para determinar si mejoran los síntomas. Entre los medicamentos usados encontramos corticoesteroides inhalatorios, como budesonida; modificadores de leucotrienos; inhaladores de combinación que contienen un corticosteroide inhalado y un antagonista beta de acción prolongada; teofilina, un comprimido diario que ayuda a mantener las vías respiratorias abiertas; agentes inmunomoduladores.

También le recetará medicamentos de alivio rápido que abren rápidamente las vías respiratorias hinchadas para cuando tenga un ataque de asma, como los gonistas beta de acción rápida, que incluyen albuterol y levalbuterol (Xopenex); o corticoesteroides orales e intravenosos.

Por último, si se confirma el diagnóstico del asma, recuerda que, aunque es una enfermedad crónica que no tiene cura, suele mejorar con la edad y los episodios son mucho menos frecuentes en adultos. Además, el niño podrá llevar una vida totalmente normal, incluso hacer deporte, solo tendrá que prevenir los ataques de asma evitando los desencadenantes (contaminación del aire, alérgenos, resfriados…) y tener la precaución de llevar siempre a mano la medicación indicada para volver a abrir las vías respiratorias cuando estas se cierren a causa de un ataque. 
 

Complicaciones del asma

- Sufrir un ataque de asma grave que requiera tratamiento de emergencia o atención hospitalaria

- Deterioro permanente de la función pulmonar

- Retraso escolar por faltar a clase a menudo

- Problemas de sueño y cansancio

- Síntomas que interfieren con los juegos, la práctica de deportes u otras actividades


Fuente:

Asociación Vasca de Pediatría: http://www.avpap.org/documentos/Asmalactante.pdf

Fecha de actualización: 16-06-2021

Redacción: Irene García

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