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¿Se debe dejar llorar al bebé?

¿Se debe dejar llorar al bebé?

Hay muchas teorías sobre si es bueno o no para la educación de un bebé dejarle llorando en su cuna. ¿Quieres saber la opinión de los expertos?

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Índice

Casi todos los padres, a la hora de enseñar a dormir a su hijo, se enfrentan a una tesitura: Dejarle llorar, ¿sí o no?

Algunos expertos en pediatría y sueño, como el Dr. Eduard Estivill con su método “Enseñar a dormir”, sostienen que es mejor dejarles llorar un tiempo antes de acercarnos a consolarle, para que se acostumbren a dormirse solos.

Sin embargo, muchos otros pediatras alegan que esto puede causar serios daños mentales al bebé.
 

Argumentos en contra de dejar llorar al bebé

Rosa Jové, psicóloga infantil y autora del libro Dormir sin lágrimas, se basa en numerosos estudios para asegurar que el empleo de métodos para adiestrar a niños dejándolos llorar, tiene unas graves secuelas, pues el sufrimiento que les provoca no recibir el consuelo de su madre, irremediablemente hace mella en su salud psicológica. El fin no debe justificar los medios en ningún caso. Y ante todo hay que tener en cuenta que si el niño llora es por una razón. Cuando el niño es muy pequeño, es un bebé, no tiene capacidad de manipulación. Los bebés lloran siempre por un motivo: tienen hambre, están incómodos, les duele algo, o quieren estar con su madre.

- Los bebés no lloran porque sí o por molestar a sus padres, lo hacen porque es su manera de expresar descontento, pena, sueño, hambre, enfermedad… No se puede dejar a un niño llorando en la cuna sin comprobar previamente que no le ocurre ninguna de estas cosas.

- Estos niños padecen un mayor nivel de estrés ya desde bebés.

- Su manera de comunicarse es mediante el llanto; si lloran y se les ignora, piensan que sus cuidadores no les hacen caso, que no les quieren o que no quieren comunicarse con él.

- Algunos expertos argumentan que estos niños a los que se deja llorar sin consuelo, de mayor tendrán más rabia y ansiedad.

- Asimismo, no sabrán buscar consuelo y apoyo en su familia, por lo que puede que recurran al alcohol, las drogas, bandas… para superar las frustraciones y desengaños.
 

¿Es realmente tan malo dejar llorar al bebé?

No obstante, estas consecuencias que afirman algunos expertos apuntan a bebés a los que se deja llorar por costumbre y a los que nunca se hace caso, les pase lo que les pase. No a niños a los que se deja llorar un par de minutos intentando enseñarles a dormir. Obviamente, por unos minutos que lloren sin que nadie acuda a su lado no pasa nada, el problema surge si esta actitud dura mucho rato o se repite con frecuencia.

Los expertos, como el Dr. Estivill, que afirman que dejar llorar al bebé unos minutos no le causa ningún daño a nivel cerebral ni estrés diferencian entre dejarle llorar siempre y no atenderle, o dejarle llorar unos minutos y acudir a su lado.

Estos expertos que abogan por el método del “llanto controlado” para enseñar a dormir afirman que tienen que seguirse siempre unas normas:

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- no llevar a cabo este método nunca en bebés menores de 6 meses

- no dejar al niño llorando sin acudir a su lado más de 5 minutos, tiempo que puede ser menor dependiendo de la edad del bebé

- acudir de vez en cuando al lado del bebé y explicarle por qué el llanto no le va a servir

- asegurarse siempre de que no llora por otra causa como hambre, dolor, enfermedad, miedo, etc.

No obstante, también es cierto que este método, aunque suele funcionar, resulta también muy duro para los padres, por lo que, si no te ves intentándolo, no lo dudes, hay muchas otras formas de conseguir que los bebés duerman mejor. No hace falta que le dejes llorar ni que sufráis todos.

Los bebés necesitan sentirse queridos y escuchados. Dale muchos mimos y atiende siempre a sus necesidades lo más rápido posible.

También es verdad que no pasa nada si en determinados momentos le dejamos llorar, porque nos resulta imposible atenderlo. Lo que no tiene sentido es permitirle llorar si podemos evitarlo acudiendo a su llamada.
 

¿Cómo enseñar al bebé a dormir?

Lo primero que debes hacer es conocer los ritmos de sueño de los bebés, que son muy distintos de los de los adultos. En general, su sueño se interrumpe por breves períodos, alternándose con periodos aún más breves de vigilia. Al contrario que los adultos, no caen en un sueño profundo de golpe, sino que tienen un sueño ligero durante 20 minutos para pasar a un estado de transición antes de llegar al sueño profundo, por lo que es habitual que se despierten con frecuencia. Además, pueden pasar hasta dieciséis horas al día durmiendo.

Los bebés, por tanto, pasan más sueño en la fase REM, la del sueño ligero, y por lo tanto es normal que se despierten mucho más fácil. De igual modo, en las primeras semanas no distinguen entre el día y la noche, por lo que no duermen más ni más seguido por la noche.

No obstante, conforme va pasando el tiempo sus ciclos de sueño se van a ir alargando cada vez más y asemejándose más al de los adultos. Pero en los primeros meses, es normal que se despierte cada 2 o 3 horas para comer o simplemente por sus patrones de sueño, así que paciencia.

Para enseñarle a dormir solo en su cuna, lo mejor es seguir una serie de rutinas y pautas iguales todas las noches: baño, cena, nana, cuento…

Si llora, debes acudir a su lado, aunque no sea para cogerle, sino simplemente para susurrarle o acariciarle, con que note tu presencia y sepa que si le pasa algo irás a su lado, es suficiente para él.

En el caso de que le sigas dando el pecho, ofréceselo. Quizás tu pequeño no tenga hambre, pero sí necesita calmarse y tranquilizarse. El simple gesto de succionar el pezón le va a calmar.

La habitación debe estar tranquila, en silencio y a oscuras para que el bebé pueda conciliar el sueño. Debes dormirle siempre en su cuna (o donde vaya a dormir) para que asocie dormirse con ese espacio.


Fuentes:

Doctor Eduard Estivill en Método Estivill, Guía rápida para enseñar a dormir a los niños (2002), Plaza y Janés, Barcelona.

Estivill, Eduard y Béjar, Silvia, Duérmete niño (2003), Plaza y Janés, Barcelona.

Rosa Jové, Dormir sin lágrimas. 

Fecha de actualización: 30-03-2021

Redacción: Irene García

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