¿A qué edad gatean los bebés?

Indice

• El gateo, un hito en el desarrollo del bebé
• Beneficios de gatear
• ¿Cómo ayudar al bebé a gatear?
• ¿Y si mi hijo no gatea?

 

El gateo, un hito en el desarrollo del bebé

En este proceso el gateo es una parte necesaria en la progresión natural hacia la autonomía del bebé. Normalmente muchos comienzan a hacer sus primeros pinitos en el gateo a partir de los 6 meses tras el embarazo y el parto, aunque otros no lo harán hasta los 10 o incluso cumplidos los 11.

Generalmente se inician con una forma rudimentaria de gateo: arrastrándose sin elevar la tripa del suelo. Poco a poco se apoyarán en sus rodillas y levantarán el cuerpo, alternando el movimiento de manos y rodillas, así es como empezarán a desplazarse a cuatro patas. Una vez que descubran esta manera de avanzar lo harán a una rapidez asombrosa y pronto se podrán dirigir donde quieran según su voluntad.

Entre los 9 y 10 meses, a la vez que van fortaleciendo los músculos de piernas, brazos y espalda, adquirirán mayor destreza y gatearán con mayor agilidad y rapidez.

Ahora bien, aunque la mayoría de los niños pasen por esta etapa antes de empezar a caminar, no todos gatean y algunos se saltan esta fase y pasan directamente de arrastrarse boca abajo o desplazarse impulsándose con las nalgas a ponerse de pie y dar sus primeros pasos.

 

Beneficios de gatear

El gateo es beneficioso para adquirir una buena coordinación entre brazos y piernas. Además de ejercitar los músculos de piernas, brazos y espalda.

Desarrolla los dos hemisferios cerebrales conjuntamente, ya que los dos hemisferios intercambian información para cubrir la misma acción.

Esta forma de desplazarse primitiva le permite alejarse, acercarse, trasladarse, coger objetos, etc. según su propia voluntad, muy útil para el desarrollo de su personalidad.

Al moverse con cierta autonomía ve lo que le rodea desde otra perspectiva, así se favorece el desarrollo de la visión, aprende a relacionarse con el entorno, con el resto de las personas, a tener confianza, seguridad, etc.

 

¿Cómo ayudar al bebé a gatear?

Si observas que tu pequeño está empezando a gatear y muestra interés por levantarse, pero aún se hace el remolón, puedes echarle una mano de varias formas:

- Colócale juguetes u objetos coloridos alejados pero al alcance de su vista para estimular el gateo.

- Ponte de rodillas y sujeta al niño boca abajo cogiéndole con ambas manos a la altura de la tripa y las caderas. Deja que apoye las manos en el suelo y a modo de carretilla déjale que ande con sus manitas.

- Pon al niño boca abajo, y pasa una toalla o un pañuelo grande debajo de su tripa. Coge los dos extremos y levántalo suavemente dejando que se apoye en rodillas y manos.

- Gatea a su lado. Los bebés aprenden la gran mayoría de movimientos por imitación, así que ponte a cuatro patas a su lado y avanza para que te vea.

- Pon cojines y almohadas a su alrededor. Querrá cogerlo todo y, para ello, tendrá que moverse.

- No le fuerces jamás a ponerse de pie. Si lo hace él solo, perfecto, pero no le fuerces.

- Evita que pase demasiado tiempo en el parque ya que no tiene espacio para moverse y practicar.

- Déjale su espacio. Intenta poner al bebé en un suelo limpio, liso y, sobre todo, libre de objetos peligrosos. Que pase ahí mucho tiempo. Será cuando comience a aprender.

- Utiliza una pelota para incentivarle a ello. Las pelotas o determinados juguetes que le gusten mucho al bebé suele ser bastante eficiente ya que el seguimiento de un objeto en movimiento resulta beneficioso, además, para desarrollar la convergencia de los ojos.
 

¿Y si mi hijo no gatea?

Si tu hijo tiene 11 o 12 meses y no gatea, es probable que estés preocupado, pero muchos bebés no llegan nunca a gatear y, directamente, echan a andar. Mientras se mueva, de la forma que sea, arrastrándose, culeando o andando, no debes preocuparte.

Las pistas para saber si tu hijo puede tener algún problema son:

- Si a los 10 meses no se sienta sin ayuda.

- Si con 14 meses no es capaz de ponerse de pie solo agarrándose a algún mueble u objeto.

- Si el niño se pone tenso cuando llora o se enfada.

- Si rechaza constantemente ponerle boca abajo.

- Si sentado no realiza ningún cambio postural, ni se mueve ni alarga las manitas…

- Si al intentar ponerse de pie solo usa los brazos para lograrlo y no se ayuda de las piernas.

- Si notas cualquier cosa extraña, consulta a tu experto en pediatría.