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¿Puede ayudar la leche materna humana a conocer la hora a los bebés a través de los ritmos circadian

¿Puede ayudar la leche materna humana a conocer la hora a los bebés a través de los ritmos circadian

Según los psicólogos Laura Glynn, Caroline Steele y Caroline Bixby que estudian la biología de la crianza de los hijos, parecer ser que sí. Todos ellos se han centrado en la investigación que evidencia la leche materna como cronometradora, aunque antes deberíamos tener claros una serie de conceptos como la de los ritmos circadianos. ¿Sabemos que son?

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Índice

 

¿Qué son los ritmos circadianos?

Los ritmos circadianos son oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo. Todos los animales, plantas y demás organismos muestran algún tipo de variación rítmica fisiológica que suele estar asociada con un cambio ambiental rítmico. Estos ritmos biológicos, por tanto, se han clasificado de acuerdo con la frecuencia y al periodo. Los ciclos circadianos, no obstante, han sido los más estudiados y su valor de periodo les permite sincronizar a los ritmos ambientales que posean un valor de periodo entre veinte y veintiocho horas como son los ciclos de luz y temperatura.

 

Pero ¿qué relación tiene entonces con la leche materna?

Pues bien, la leche materna humana es mucho más que una comida porque también es un reloj que brinda información sobre la hora del día de los bebés. La composición de la leche materna, de hecho, cambia a lo largo del día dando a la leche matutina energizante un cóctel de ingredientes diferente a la leche materna calmante de la tarde noche. Pero ¿a qué afecta realmente?

Debemos tener claro que los niveles de sueño, alimentación y energía muestran ritmos circadianos. Ello significa, por tanto, que todos siguen un ciclo diario. Cualquier padre o madre que haya estado sin dormir porque el bebé tenía hambre a las tres de la madrugada es consciente de que los bebés no nacen con estos ritmos circadianos completamente establecidos. Sin embargo, su sentido del día y de la noche sí se desarrolla durante las primeras semanas y meses de vida gracias a señales como la luz solar y la oscuridad.

No obstante, hay que saber que ningún bebé es igual a otro. De hecho, algunos muestran fluctuaciones circadianas predecibles en las hormonas relacionadas con el estado de alerta, el sueño y el apetito, y muchos podrán dormir durante largos periodos poco después del nacimiento, mientras que otros parecen tener sus ritmos diarios al revés durante meses. Los retrasos en el desarrollo de la biología circadiana podrían aumentar, por ejemplo, el riesgo de cólico y provocar problemas de crecimiento y alimentación. ¿Y por qué sucede esto? ¿Quizás se deba a la procedencia de la leche?
 

¿Y si la leche no es materna?

¿Qué sucede cuando los bebés beben leche que no proviene directamente del seno, sino que esta se bombea a diferentes horas del día y se almacena antes de la alimentación? Pues bien, los investigadores observaron cómo el 85% de los lactantes amamantados en Estados Unidos consumía leche que no procedía directamente del seno, es decir, que no era leche materna humana, sino que esta se bombea y se almacena antes de ofrecérsela al bebé. La leche extraída, por tanto, no tiene el porqué de coincidir con la circadiana. Esa ingestión de leche mal temporizada es la que podría alterar los ritmos circadianos en el desarrollo de los bebés. Ello puede contribuir, por tanto, a problemas de sueño y a la disminución de la sintonización fisiológica con sus madres y entornos. Y a pesar de que no se ha estudiado mucho sobre ello, aseguran que si las señales cronológicas en la leche ayudan realmente a calibrar la biología circadiana del bebé entonces los que beban leche “maltratada” tendrán más dificultades con el sueño, la digestión y el desarrollo. 

La biología circadiana desregulada puede comprometer la salud y el desarrollo infantil. No obstante, hay que tener en cuenta que esas posibles consecuencias adversas para el desarrollo y la salud podrían mejorarse mediante intervenciones simples y de bajo coste para etiquetar y emparejar la leche almacenada en forma circadiana.

 

Pero ¿qué creen exactamente los investigadores?

Efectivamente, la composición de la leche materna cambia a lo largo del día. Los investigadores creen que esta "crononutrición" puede ayudar a programar la emergente biología circadiana de los bebés. Se trata, por tanto, según ellos, de un cronómetro interno que permite a los bebés distinguir el día de la noche.

Y los investigadores lo saben. Porque la leche materna cambia drásticamente en el transcurso del día. Los niveles de cortisol (hormona que promueve el estado de alerta), por ejemplo, son tres veces más altos en la leche de la mañana que en la leche de la tarde, y la melatonina que promueve el sueño y la digestión apenas se puede detectar en la leche diurna, pero esta aumenta por la tarde y alcanza su punto máximo alrededor de la medianoche.

La leche de noche también contiene niveles más altos de ciertos componentes básicos del ADN que ayudan a promover un sueño saludable. La leche de día, por el contrario, tiene más aminoácidos que promueven la actividad que la leche de noche. Los minerales como el magnesio, el zinc, el potasio y el sodio son los más altos por la mañana. Entre las madres que proporcionaron a los investigadores muestras de leche durante el primer mes posparto, los componentes inmunes, incluidos los anticuerpos clave y los glóbulos blancos, se veían más altos en la leche de día que en la de noche.

Los investigadores del estudio saben que las hormonas y los componentes inmunes en la leche materna se transmiten a los bebés, y que estos comienzan a desarrollar y refinar sus propios ritmos circadianos durante los primeros meses de vida. Es posible, por tanto, que las señales cronológicas en la leche materna ayuden a dar forma a la biología circadiana de los bebés. Las diferencias en los patrones de alimentación infantil es lo que podría sin duda ayudar a explicar por qué hay tanta variabilidad en el desarrollo de dichos ritmos diarios de un bebé a otro.

Para ellos lo realmente útil sería aumentar la capacidad de las mujeres para amamantar a sus bebés en el acto. Pero ¿cómo? Ofreciendo políticas razonables de licencia parental remunerada. Además, las madres que pueden alimentar a sus bebés directamente no necesitan preocuparse por organizar su leche a la hora del día. Hay que recordar que la leche que se ofrece directamente del seno también puede conferir otros beneficios para la salud.

Y por eso, aunque la investigación continúa explorando el papel de la leche materna como cronómetro y también su impacto en la salud y el desarrollo infantil, es decir, si la leche del momento resulta ser una forma clave de ayudar a establecer los relojes internos de los bebés, la salud pública debería comenzar por empezar a fortalecer políticas que apoyen la capacidad de las madres a quedarse en casa todo el tiempo con sus bebés al menos durante el primer año de vida.


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