¿Es la risa de los bebés una poderosa fuente de comunicación y conexión humana?
Según el investigador de psicología Caspar Addyman, sí, pues según él este delicioso sonido podría servir como una poderosa fuente de comunicación. Addyman asegura que hay pocos sonidos más dulces en este mundo que la risa de un bebé. Pero ¿son tan positivos para nosotros, los adultos?
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La risa en los bebés
No, el investigador Caspar Addyman en realidad no se refiere a la provocación de esas risitas que tienen que ver con juguetes llamativos o bromas tontas sino en algo tanto simple como profundo porque ¿qué es lo que realmente hace que bebés y niños se rían?
Se ríen antes de hablar y eso lo tenemos claro. Eso hace, por tanto, que la risa sea una de las primeras pistas sobre cómo experimentamos los adultos cuando somos bebés el mundo. Fue en lo que, sin duda, empezó a investigar Addyman: estudiar cómo aprender los bebés, aunque como el mismo dice con el inconveniente de que a ellos no se les puede hacer preguntas o hacer que presionen diferentes botones, mientras que el científico o investigador que trabaja con adultos sí que puede.
Lo cierto es que los bebés suelen decir sus primeras palabras cuando tienen entre nueve y doce meses, pero la risa empieza antes. Algunos estudios, de hecho, han encontrado que los bebés comienzan a reírse mucho antes. Addyman comenzó a preguntarse si la risa podría ser una nueva forma de ver qué pensaban los bebés al ver a su hermana riéndose y bromeando con su bebé.
Lo que Addyman hizo fue recopilar las observaciones de los padres sobre la risa de sus bebés. ¿Cómo? Clasificando a los bebés desde septiembre de 2012 hasta noviembre de 2013 cuyos padres iban enviándole respuestas a las preguntas que formuló: ¿Cuándo se rieron sus bebés por primera vez? ¿Qué situaciones encuentran más divertidas? ¿Qué juguetes y juegos lo hicieron reír más? Con las respuestas de 1500 padres y madres de 62 países descubrió que se reían a los tres meses.
También pudo observar cuál era el juego que tanto divertía a los bebés (o al menos a muchos de ellos). Se dio cuenta de quien fue el ganador indiscutible: peekaboo. (nuestro “Cucú tras” o “¿Dónde está el bebé?”), pero ante su descubrimiento Addyman se quedó algo intrigado pues no podía creer que el poder de este juego fuera solamente su capacidad de sorpresa porque observó que tanto los bebés pequeños (que piensan que la otra persona desaparece cuando se esconden detrás de sus manos y se sorprenden cuando papá o mamá vuelve a aparecer, los bebés mayores, los de dos años “saben el juego o la mentira” y aun así lo encuentran absolutamente divertido.
Compartir la risa
Sin duda, el ingrediente clave que alimenta esa risa temprana es compartir, o eso es al menos lo que para él quedó claro cuando observó la risa con niños en edad preescolar (2-4 años) que reaccionaban a una historieta divertida cuando la veían solos, con otro niño o en grupo. Gracias a esto pudo comprobar que los niños se rieron ocho veces más cuando estaban con otro niño que cuando estaban a solas siendo la misma historieta). Addyman pensó que la risa aumentaría con la compañía, pero pudo darse cuenta de que los niños no se rieron más en un grupo grande que lo que se rieron con un solo amigo. La risa, por tanto, define Addyman, “es más que una reacción contagiosa, es una señal para alguien más que está ahí”. Por eso, asegura que la razón principal por la que se ríen es para comunicar que les resulta divertido.
Asegura, además, que la risa es difícil de falsificar y que se trata en realidad de una señal genuina que envías cuando estás en una situación cómoda y relajada. Visto de esta manera, la alegría mutua puede servir como señal social y también como pegamento social porque “la risa te hace sentir que perteneces”. Y si la risa es, una interacción social importante para los adultos, “va doble para los bebés donde no tienen tantas otras formas de conectarse”.
Gracias al estudio, al juego de toda la vida y a la risa de los bebés Casper Addyman solamente puede responder con una respuesta de una sola palabra que es “gente”, y “atención de adultos” si se quieren más de dos palabras. Si se compara a “Peakaboo” o “Cucú-tras” con otros juegos se ve la clara diferencia: la pura interacción social, que realmente se trata del contacto visual y de la conexión con el bebé. Asimismo, Addyman recomienda que los padres y las madres observen como en realidad el momento clave en ese juego determinado es el volver a tener contacto visual con los bebés, y que es el hecho de mantener el juego en marcha también el que hace que se rían. Hay algo especial entre ambos también y es “compartir”. La risa de los bebés es, a su vez, su forma de compartir y también de recompensarte por esta atención prolongada en el tiempo.
El bebé está, por tanto, manteniendo una conversación contigo así, y está contento. Se ríe y para los adultos esa risa (antes incluso de que puedan hablar), ese delicioso y dulce sonido es, una poderosa fuente de comunicación y conexión humana.
Fuente: https://ideas.ted.com/meet-a-scientist-with-a-most-delightful-job-he-studies-baby-laughter/amp/
Fecha de actualización: 09-04-2021
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