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¿Es mejor evitar la sal y el azúcar en las comidas de los bebés?

¿Es mejor evitar la sal y el azúcar en las comidas de los bebés?

Tanto la sal como el azúcar son perjudiciales si se consumen en exceso, por eso es importante que limites su uso en las comidas de tu hijo, y en las tuyas. 

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La sal en una dieta sana para niños

Los expertos recomiendan un consumo máximo de sal a los niños entre 1 y 3 años de 2 gramos al día, de entre 4 y 6 años de 3 g y los que se encuentran entre los 7 y 10 años de 5 gramos. Esto significa que no debe evitarse por completo la sal en nuestra alimentación ya que la sal forma parte de nosotros y, junto al potasio, es el elemento salino más importante de nuestro organismo. Está en todos los líquidos de nuestro cuerpo, por lo que necesitamos sal.

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Pero no solo está en nuestro organismo, sino que también está en todos los seres vivos que forman parte de nuestra dieta, por lo que podemos reponer las pérdidas de sal (a través del sudor, por ejemplo) comiendo alimentos sin necesidad de echarles nada de sal.

Pero la sal es uno de los mejores potenciadores naturales del sabor. Estamos acostumbrados a ella y nos gusta echarla en nuestras comidas para que sepan más y mejor. Así que abusamos de ella.

El problema es que el exceso de sal en nuestra dieta es perjudicial para la salud. A corto plazo, puede provocar deshidratación intracelular ya que el exceso de sodio atrae agua al exterior de las células dejándolas más secas de lo recomendable y haciendo que funcionen peor.

Y, a largo plazo, provoca hipertensión, que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares; y sobrecarga de los riñones.

Por lo tanto, debemos controlar al máximo la sal que echamos en las comidas al cocinar puesto que todos los alimentos ya contienen sal de manera natural, así que el empleo de esta debe ser mínimo, tanto para bebés como para adultos.

De hecho, aunque estamos acostumbrados a cocinar aparte la comida de los niños pequeños para no echarles nada de sal, lo mejor es, desde que ya son capaces de comer lo mismo que los adultos, darles la misma comida cocinada para todos a la vez con muy poca sal, así se controlará el consumo de toda la familia y se mejorarán los hábitos alimenticios ya que no sirve de nada no darle nada de sal con 12 meses si le llenamos los platos de ella con 5 años.

Consumiendo poca sal desde bebés, acostumbraremos su paladar y cocinará con poca sal toda la vida.


¿Y qué pasa con el azúcar?

El azúcar es igual o más peligroso que la sal y un consumo excesivo provoca problemas como el sobrepeso, la obesidad o las caries. El páncreas también se afectado porque tiene que producir más insulina para absorber una pequeña cantidad de azúcar en sangre, lo que causa una hipoglicemia y, en casos extremos, una diabetes posterior. Asimismo, se produce una mala coagulación de la sangre y oxigenación celular que afecta al crecimiento del niño. Por último, el azúcar es una fuente de calorías innecesarias que no aporta ni vitaminas ni minerales ni fibra y es adictivo.

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El consumo de azúcar de un niño entre 1 y 3 años como mucho debe ser de 17 gramos de al día, alrededor de un 8% de las kcal totales que necesita.

El azúcar ya está presente de manera natural en muchos alimentos, conteniendo las cantidades de glucosa que necesitamos para tener energía.

Sin embargo, en casi todos los alimentos procesados que compramos encontramos mucho más azúcar de lo recomendable por lo que no basta con no echarles azúcar a la leche, sino que tenemos que leer detenidamente la etiqueta de todos los alimentos que compremos que no sean frescos o naturales y evitar sobre todo galletas, bollería, refrescos, caramelos, etc.

Se estima que el 16% de las calorías que ingieren diariamente los niños viene de azúcares añadidos, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud es que supere el 10% de la ingesta calórica. Todos los productos, incluso el tomate, contienen más azúcar de lo aconsejable. Y estos azúcares “ocultos” son los más peligrosos, precisamente por no ser tenidos en cuenta. Aumentan las probabilidades de sufrir diabetes tipo 2, hiperactividad o hipertensión. Además, el azúcar debilita el sistema inmune. Por eso, debes fijarte bien en lo que compras.

También los productos clasificados para bebés, como zumos o papillas envasadas, contienen más azúcar de la recomendable. Siempre que puedas, es mejor que hagas tú las papillas y purés de tu hijo para que no contengan nada de sal.

En cuanto a los dulces, cocina en casa tus propias galletas, bizcochos y magdalenas limitando la cantidad de azúcar o usando azúcar moreno, un poco más saludable que el blanco. 
 


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