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Alergia a la leche

Alergia a la leche

Cuando el lactante no gana peso y su crecimiento es irregular, llora constantemente, tiene el abdomen abultado, diarreas frecuentes e incluso sanguinolentas y vómitos constantes que no cesan con un tratamiento común, tu hijo puede padecer una alergia a algún alimento. La frecuencia con que un niño come un alimento en particular, hace más probable que se haga alérgico a dicho alimento, por ello, las alergias más comunes dependen mucho de los hábitos alimenticios de la población.

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Así, en España, uno de los alimentos más frecuentemente implicados en las reacciones alérgicas de los niños es la leche de vaca y el problema radica precisamente en esto: la leche y los derivados lácteos constituyen el alimento básico de los niños


¿Qué es la alergia a la leche?

Los alérgicos a la leche de vaca reaccionan a una o más de las proteínas presentes en la leche de vaca (PLV). Cuando un niño alérgico ingiere leche o un alimento que contenga proteínas lácteas, su sistema inmune las percibe “erróneamente” como invasores peligrosos y trata de combatirlos aumentando el número de anticuerpos IgE, provocando una reacción alérgica que implica la liberación de histaminas y la producción de anticuerpos para luchar contra esas proteínas.
 

Intolerancia a la lactosa

No conviene confundir la alergia a las proteínas de la leche con la intolerancia a la lactosa,  pues aunque comparten síntomas, requieren tratamientos diferentes y el mecanismo de acción es distinto. La alergia es un problema del sistema inmune y la intolerancia del aparato digestivo. De este modo, la alergia se produce por una reacción inmunológica (de defensa) con producción de anticuerpos contra una proteína alimentaria específica, en la que sólo una pequeña cantidad de la misma origina la reacción. En cambio, en la intolerancia alimentaria los mecanismos son diferentes pero nunca inmunológicos, es decir, no interviene el sistema inmune en la reacción. Estos mecanismos pueden ser enzimáticos como es el caso de la intolerancia a la lactosa. Estos niños carecen del enzima lactasa y por tanto no son capaces de digerir la lactosa provocándoles diarreas cuando toman leche o derivados lácteos. La intolerancia a la lactosa es pues la intolerancia al azúcar de la leche, formado por glucosa y galactosa.
 

¿Por qué se produce la alergia a la leche?

En España, entre un 0,36 y un 1,95% de los bebés menores de un año sufren esta patología, pero la mayoría, un 85% de ellos, la supera antes de los 3 años.

Entre los factores de riesgo se encuentran los antecedentes familiares, una administración precoz de PLV con posterior lactancia materna (biberón en maternidades) y administración intermitente de PLV durante la lactancia materna.

Según la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex cuando comienza la lactancia artificial, los niños reciben leche de inicio y luego leche de continuación (fórmula adaptada). Estas fórmulas se fabrican a partir de leche de vaca, pero realizando modificaciones para acercarse lo máximo posible a la composición de la leche materna y añadiendo suero láctico para que la relación proteínas séricas/caseína pase de 20/80 de la leche de vaca a 40/60 que tienen las fórmulas adaptadas. El inconveniente es el aumento que sufren en betalactoglobulina, proteína totalmente extraña para la especie humana ya que no existe en la leche materna. Una proteína muy alergénica que se introduce en la alimentación del lactante en el momento en que se están estableciendo los mecanismos de tolerancia inmunológica.

La caseína, también llamada alérgeno mayor, se considera la responsable de la persistencia de la alergia.


¿Cómo se reconoce la alergia?

Los síntomas de alergia a la leche pueden manifestarse en cuestión de minutos (de aparición rápida o inmediata) o varias horas después de ingerir leche (de aparición tardía). Los síntomas suelen incluir goteo nasal, urticaria en la piel, inflamación facial, respiración sibilante y otros problemas respiratorios, diarrea, vómitos, irritabilidad y eczema. En los casos graves se produce anafilaxia y es necesario inyectar adrenalina. 

Según la Asociación Española de Pediatría, en la mayoría de los casos la sintomatología empieza al iniciar la lactancia artificial, habitualmente tras la primera toma de leche adaptada o tras un corto periodo de lactancia artificial y mixta. Suele ser por lo tanto a lo largo del primer año de vida y excepcionalmente después de los 2 años.

Los signos de la enfermedad también pueden comenzar incluso durante el periodo de lactancia materna exclusiva. Es una reacción contra las proteínas de vaca existentes en la leche de la madre y suele desencadenarse después de varias horas de la ingesta materna de leche de vaca.
 

 

Tratamiento de la alergia a la leche

Tras el resultado positivo del pediatra, el tratamiento es sencillo y consiste en dar leche exenta de las proteínas de la leche de vaca. La AEP recomienda “instaurar una dieta estricta sin PLV, ya que sólo pequeños aportes favorecen el mantenimiento de la sensibilización. En la actualidad, dice, es el único tratamiento realmente eficaz. Si el niño recibe lactancia materna, ésta deberá seguirse el mayor tiempo posible y la madre deberá procurar no ingerir leche de vaca. En los lactantes alérgicos alimentados con leche de fórmula habrá que recurrir a una fórmula de sustitución exenta de proteínas de leche de vaca. En ambos casos, recomienda, retrasar la introducción de alimentación complementaria hasta los 6 meses y evitar alimentos con alto poder alergénico, como el huevo, el pescado y los frutos secos, como mínimo hasta el año de edad”.
 

 

Fórmulas especiales sustitutivas de la leche

Para sustituir la leche existen distintos preparados como son los hidrolizados de PLV extensamente hidrolizados, las fórmulas a base de proteínas vegetales y las fórmulas elementales, éstas últimas están realizadas a partir de aminoácidos sintéticos, sin capacidad alergizante. Tienen peor sabor y elevado coste, pero están indicadas cuando no se puede utilizar un hidrolizado de PLV ni una fórmula de soja y en multialergias.

En España, estas fórmulas especiales son subvencionadas por la Seguridad Social hasta los dos años de edad. A partir de esta edad, según el historial del niño y el área responsable de la autorización esta subvención se amplia u se deniega.


¿Cómo alimentar a un niño de más de un año alérgico a la leche?

Transcurrida la etapa de leche de fórmula, el niño ya come y bebe alimentos normales, por lo que evitar la leche y los productos lácteos puede llegar a ser realmente difícil. Un profesional de medicina nutricionista puede ayudarte elaborando una lista de alimentos alternativos que sustituyan los nutrientes de la leche y otros lácteos, como el calcio, la riboflavina o la vitamina D, necesarios en la dieta de tu hijo.

Pero no consumir leche implica mucho más que evitar mojar la tostada en la leche o comer el bocata sin queso. Si tu hijo es alérgico es importante que leas (y le enseñes a hacerlo a él mismo) todas las etiquetas de los alimentos, pues muchos pueden contener ocultos leche o derivados, a pesar de indicar que es un producto “no lácteo”. Aunque parezca difícil, no es imposible vivir sin leche, ya que existen muchos alimentos (cada vez más) enriquecidos con suplementos de calcio y vitaminas, por ejemplo zumos, cereales, soja, etc. Aprovéchalos.

Evita, por el contrario, los fritos y productos rebozados, ya que suelen elaborarse con leche. Y ojo a la contaminación cruzada: asegúrate de utilizar cuchillos o cubiertos diferentes para untar mantequilla o cortar queso y preparar la comida al niño alérgico, así como de guardar separados los alimentos lácteos de los que no lo son para evitar el contacto y la posible transferencia de uno a otro.

 


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La cantidad de leche que toma un bebé de 3 meses debe ser definida por el propio bebé tal y como se hace con la lactancia materna, que es a demanda. De esta manera, el bebé se regula en función de las necesidades de cada momento.

Fuentes: Asociación Española de Pediatría. Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y al Látex.

Fecha de actualización: 07-04-2021

Redacción: Lola García-Amado

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