Por qué tu hijo debe viajar a contramarcha

Índice

• ¿Hasta qué edad viajar a contramarcha?
• ¿Por qué a contramarcha es la mejor manera de viajar?
• Las excusas no valen

 

¿Hasta qué edad viajar a contramarcha?

La Dirección General de Tráfico (DGT) o la Asociación Americana de Pediatría son algunos de los que lo recomiendan; y en países como Suecia, donde es una práctica común en el transporte de niños hasta los 4 años, las cifras de muertes y lesiones infantiles en accidentes de coche son muy bajas.

A pesar de que por ley no es obligatorio, son muchos los colectivos que han defendido esta medida por su reducción de riesgos y por ser hasta 5 veces más seguro que viajar mirando hacia delante. La DGT, por ejemplo, colaboró hace poco en la campaña #acontramarcha y #niunpequemasenpeligro, destinada a dar visibilidad a esta forma de viajar, considerada la más segura para los niños.

A menudo se cree que los bebés solo deben viajar a contramarcha hasta los 15 meses, más o menos que es hasta cuando es obligatorio, y a partir de entonces es común colocarles mirando hacia delante. La recomendación, no obstante, es que los niños deben viajar a contramarcha el mayor tiempo posible (a menudo se recomienda hasta los 4-5 años, aunque dependerá del tamaño del pequeño, el coche y la silla) y se venden sillas a contramarcha en más grupos que el 0+.

 

¿Por qué a contramarcha es la mejor manera de viajar?

Los datos lo corroboran; colocar el Sistema de Retención Infantil (SRI) de los niños en sentido contrario a la marcha es la forma más segura para que los niños viajen hasta, si pueden, los 4-5 años. Reduce en un 80% el riesgo de lesiones graves en caso de siniestro.

Se debe nada más y nada menos que a simple física. En los accidentes de automóvil, los impactos más graves son los frontales y los frontolaterales. Estos impactos, a una velocidad relativamente reducida como 50 km/h, suponen que 1 kg de peso se multiplique en caso de impacto. Un niño de 20 kg, por ejemplo, ante un impacto a 50 km/h adquiere un peso mucho mayor, con los potenciales riesgos a su columna, su cuello o sus zonas blandas como el abdomen. En este artículo podéis ver también los riesgos de sistemas de retención como el escudo en los viajes en el sentido de la marcha.

En esta posición, la columna vertebral del peque está mucho más protegida que en la situación contraria donde debido al impacto, la cabeza del niño se desplazaría hacia delante provocando daños irreversibles, como parálisis o la muerte.

Con la silla a contramarcha, la fuerza del impacto frontal o frontolateral se ve absorbida por el respaldo y laterales de la silla. El niño, en lugar de salir despedido hacia delante, con la cabeza siguiendo una trayectoria antinatural que puede ocasionar graves daños, se ve presionado contra la silla. Un concepto de lo más simple que, sin embargo, tiene tantos beneficios para su salud.

 

Las excusas no valen

El sistema vestibular (que controla el equilibrio) no está completamente desarrollado a edades tempranas, por lo que tu hijo no tiene por qué marearse más por ir mirando atrás. Así que no rechaces este sistema por razones secundarias como que tu hijo se aburra, que no le quepan las piernas (las sillas están preparadas para que sus piernas entren perfectamente y, a partir de una edad, para que vayan flexionadas, lo cual es mejor para su circulación a que vayan colgando) o que se maree. Que tu hijo viaje a contramarcha el mayor tiempo posible es una garantía para su propia seguridad.