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Cuándo ir al oftalmólogo

Cuándo ir al oftalmólogo

La revisión de la vista en niños sólo deben realizarla los oftalmólogos, ya que el retraso en el diagnóstico de patologías oculares puede tener graves consecuencias, según los expertos reunidos en el 88 congreso de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO).

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Índice

 

Acudir al profesional de oftalmología ante los primeros indicios de un problema de salud visual es clave para el correcto tratamiento que, en niños, puede incluso ser total.

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Estas son algunas señales que nos indican que debemos acudir al oftalmólogo:

1. Dificultades para ver objetos o letras que están a una cierta distancia, como la pizarra o la televisión. Es un síntoma claro de miopía.

2. Destellos en la visión: pueden indicar un problema grave como un desprendimiento de retina, más habitual en adultos.

3. Dolor ocular: puede indicar presencia de un cuerpo extraño atrapado en el ojo o de una infección viral o bacteriana.

4. Tras sufrir una lesión ocular aguda: golpe en el ojo, si entra algo extraño dentro, etc.

5. Visión doble: puede ser señal de afecciones cerebrales sistémicas o lesiones nerviosas.

6. Ojo seco: en niños, este problema es más habitual en aquellos que pasan mucho tiempo delante de las pantallas.

7. Orzuelos: es la inflamación de las glándulas productoras de grasa del párpado que suele desaparecer sola. Sin embargo, hay personas que tienen tendencia a sufrirlos y deben acudir a un especialista para que les ayude a mantenerlo bajo control.

8. Ambliopía u ojo vago, enfermedad habitual en los primeros años de vida. 

Los expertos recomiendan acudir al oftalmólogo de forma periódica, empezando ya en los primeros años de vida, en concreto a los tres años (a los cinco años aprenden ya a leer y las revisiones anuales ayudan a evaluar tanto la salud ocular como la funcionalidad de la visión).
 

"Casi todas las comunidades autónomas tienen establecido que cuando el pediatra detecta una posible patología oftalmológica remita a la óptica en lugar de al oftalmólogo", advierte el doctor José Augusto Abreu, presidente del Grupo Español de Oftalmología Pediátrica de la SEO. La principal consecuencia de esta práctica, asegura, es "el retraso en el diagnóstico de muchas patologías, lo que puede ocasionar un agravamiento de las mismas". A juicio de este experto, "ningún niño debería usar gafas sin el consejo de un oftalmólogo".

Algunas pruebas diagnósticas, como la dilatación de la pupila o midriasis, "sólo puede realizarlas un oftalmólogo", confiesa el doctor Abreu. Además, trastornos de la visión, como la hipermetropía "pueden ofrecer un falso diagnóstico en una revisión rutinaria, ya que durante unos minutos o unas horas el niño puede forzar la vista para leer de cerca". La visión binocular también "puede no ser diagnosticada correctamente si las pruebas se realizan con cada ojo por separado". Por otro lado, algunos síntomas tardan en ser diagnosticados en el niño, como el dolor de cabeza asociado a mal rendimiento escolar y la fotofobia, que pueden indicar una patología ocular, y que un oftalmólogo puede detectar. Este especialista recomienda acudir al oftalmólogo en caso de alguno de estos síntomas o de encontrar alguna diferencia entre los dos ojos en su forma o su funcionalidad.

Los niños pueden tener las patologías oculares del adulto, aunque es más frecuente la aparición el estrabismo y la ambliopía (conocida como ojo vago), relacionadas entre sí. En ambos casos, el diagnóstico y tratamiento precoz, antes de que el ojo complete su evolución, permiten que el trastorno desaparezca de adulto.
 

¿Qué es el estrabismo?

El estrabismo es la pérdida del paralelismo de los ojos, de modo que cada uno mira en una dirección. En algunos casos, la desviación es intermitente y se produce, sobre todo, en situaciones de cansancio o debilidad. Puede aparecer antes de los 6 meses de vida (congénito), durante la niñez o, en algunos casos, en edad adulta, debido a un trastorno de los músculos oculares o por un defecto en la visión, señala el doctor Josep Visa, presidente de la Sociedad Española de Estrabología (SEE).

La consecuencia más grave del estrabismo es el ojo vago. Para evitar ver doble, el cerebro del niño suprime la visión de uno de los ojos, que es el que se vuelve vago o amblíope. El tratamiento del ojo vago es más fácil cuanto más pequeño es el paciente, ya que se le enseña a ver, lo que no puede lograrse en niños más mayores. Por eso, "si no se corrige antes de los 8 años puede ser irreversible", apunta el doctor Abreu.


Fuentes:

José Augusto Abreu, presidente del Grupo Español de Oftalmología Pediátrica de la SEO

Josep Visa, presidente de la Sociedad Española de Estrabología (SEE)

Fecha de actualización: 21-03-2022

Redacción: Irene García

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