Terapia psicológica para niños introvertidos

Indice

• La introversión en la infancia
• ¿Necesita terapia psicológica?

 

La introversión en la infancia

La timidez y la introversión no son lo mismo. A los niños tímidos les cuesta entablar conversación y relaciones con otros niños, pero sí quieren hacerlo; sin embargo, los introvertidos tienen una menor necesidad de estar en contacto con otras personas. Es decir, los tímidos tienen temor al contacto social y por eso lo rehúyen, pero realmente sufren porque les gustaría ser capaces de acercarse al resto de los niños y no estar solos. Mientras que los introvertidos tiene pocas relaciones sociales por una decisión personal, es decir, eligen tener pocas relaciones sociales porque no necesitan más para sentirse a gusto. Son selectivos en sus relaciones sociales y tiene pocos amigos, pero se sienten satisfechos con ellos.

En resumen, la diferencia principal es que los niños tímidos sufren a causa de su forma de ser y quieren ser más extrovertidos, mientras que los niños introvertidos se sienten a gusto así.

Por lo tanto, las características principales de los niños introvertidos son:

- Personalidad fuerte y clara.

- Empatía hacia los demás y facilidad para escuchar.

- Hablan poco, pero reflexionan sobre lo que dicen antes de hablar.

- Observadores.

- Creativos e imaginativos.

- Pocas amistades, pero fuertes y duraderas.

- Problemas para compartir sus sentimientos y emociones personales.

- Les cuesta aceptar sus errores.

- Tranquilos.

- No suelen tener miedo ante las situaciones sociales, aunque a veces las eviten.

Por supuesto, cada niño es un mundo y no todos los niños introvertidos presentan las mismas características, pero sí suelen presentar varios de estos rasgos arriba indicados.

En definitiva, la introversión no es algo malo y, en general, no hace sufrir al niño que presenta este rasgo de personalidad, por lo que no es algo que se deba tratar o cambiar. Así que, si tu hijo es introvertido, debes saber cómo tratarlo:

1. No intentes cambiar a tu hijo ni su forma de ser. Respeta sus deseos y su personalidad, así como su necesidad de estar a veces solo y tener su propio espacio personal. Si a veces quiere estar solo, no es porque esté triste o no tenga con quién jugar, sino porque le gusta. Respeta su decisión de tener pocos amigos y de pasar tiempo solo leyendo o escribiendo, actividades que suelen gustar a los niños introvertidos.

2. No lo presiones y ni lo obligues a conocer nueva gente o hacer más amigos. Puedes facilitarle situaciones para entablar amistades o jugar con otros niños, pero respeta cuando no quiera hacerlo y prefiera quedarse solo. Eso sí, si vais a una fiesta o un cumpleaños, dile que va a haber más niños y que es conveniente, y más divertido, que se involucre en las actividades y juegue con los demás, pero siempre sin forzarle.

3. No lo critiques por tener pocos amigos o salir poco, es su decisión y con lo que él se siente a gusto, así que hay que respetar sus elecciones.

4. No lo etiquetes. No hace falta que te pases el día diciendo que es “introvertido” o que le gusta la soledad. Cada uno es como es, y el niño ya sabe cuál es su forma de ser, no hace falta que se lo señales a cada momento ni que se lo vayas contando a los demás, o puede acabar pensando que es algo malo que debe cambiar y sentirse mal consigo mismo, minando su autoestima.

5. Fomenta el desarrollo de las habilidades sociales. Aunque no hay que obligarle a hacer amigos ni relacionarse con los demás, es conveniente que le ayudes a saber relacionarse para que no parezca desagradable ni maleducado cuando rechace alguna invitación o se quede apartado leyendo. Enséñale cómo denegar una invitación de manera amable para que no se cierre puertas cuando sí quiera jugar o participar en una actividad con otros niños.

¿Necesita terapia psicológica?

Como hemos visto, los niños introvertidos no tienen ningún problema y, generalmente, no sufren por su forma de ser, por lo que no necesitan ayuda de un psicólogo, solo necesitan que sus padres y las personas cercanas sepan cómo son y respeten su deseo de soledad o de tener pocos amigos.

Solo si presentan otros problemas que pueden afectar a sus relaciones sociales, como agresividad o falta de empatía, o si su forma de ser realmente les causa inseguridad, baja autoestima, tristeza o depresión y quieren cambiar es necesario que consultes con un psicólogo, quien valorará los problemas que afectan a tu hijo y los tratamientos más adecuados para ayudarle a sentirse bien y ser feliz. Que, al fin y al cabo, es el objetivo de las terapias psicológicas, ayudarnos a afrontar nuestros problemas y a ser más felices.