¿Puede un niño olvidar un abuso?

Indice

• ¿Qué es el maltrato infantil?
• ¿Qué es la amnesia disociativa?

 

¿Qué es el maltrato infantil?

El maltrato infantil, también conocido como abuso infantil, es cualquier acción física, sexual o emocional hacia un menor por parte de sus padres o de personas cercanas a él que le causan daño físico y/o psicológico y secuelas a largo plazo.

Como decíamos, existen distintos tipos de abuso: físico (uso de fuerza física que puede causar un daño o deterioro físico); sexual (el niño es usado como objeto sexual); emocional (humillaciones, discriminación, insultos, vejaciones); y abandono físico o emocional (las necesidades físicas y emocionales básicas del menor no son cubiertas).

Para los adultos, puede ser complicado detectar que nuestro hijo está sufriendo algún tipo de abuso, sobre todo pensar que alguien cercano y que supuestamente debería quererlo y protegerlo, como un padre o un abuelo, es capaz de estar causándole ese tipo de daño. Pero, lamentablemente, las estadísticas nos dicen que es algo bastante habitual, por lo que conviene estar atento a las posibles señales que indiquen que el niño está sufriendo abusos. Algunas de estas señales serían:

- Cambios en el comportamiento

- Problemas en el rendimiento escolar y malas notas

- Estado constante de alerta

- Mal comportamiento en casa

- Miedo cuando se le acerca cualquier adulto

- Depresión y ansiedad

- Miedos inusuales

- Intentos de huida

- Intentos de suicidio.

Si sospechas que tu hijo puede estar sufriendo abuso, es necesario que hables con él sinceramente para que te cuente lo que le está pasando y, si no lo consigues, le lleves a un psicólogo experto en el tema que podrá averiguar qué le pasa.

En cuanto al tratamiento, lo primero es alejar al niño del abusador, denunciar y curarle las posibles heridas físicas que pueda presentar. Después, habrá que hacer una gran labor, por parte tanto del psicólogo como de los padres o familiares que no estén implicados en el abuso, para ayudar al pequeño a superar el trauma. Es imposible que el niño olvide totalmente lo ocurrido, a no ser que sufra amnesia postraumática, pero sí es posible superarlo y seguir adelante, evitando las terribles consecuencias que un abuso puede tener en un niño: ansiedad, culpa, vergüenza, desconfianza, baja autoestima, alteraciones el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario, problemas conductuales, físicos y mentales, comportamientos sexuales de alto riesgo, embarazos no deseados, adicciones y mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves como cáncer, ETS, depresión, etc.

Por eso, es necesario cuanto antes el tratamiento psicológico y acudir a terapia, tanto el niño como sus padres. Esta terapia ayudará al niño a eliminar esos sentimientos de culpa y vergüenza para que comprenda que la culpa la tiene solo el abusador. Además, fortalecerá su autoestima y confianza para que sea capaz de volver a confiar en las personas y tener relaciones normales con los demás. También tratará los posibles síntomas de depresión o tristeza para evitar que el niño acabe cayendo en complicaciones mayores y autodestructivas como intentos de suicidio, adicciones a las drogas o el alcohol, comportamientos de riesgo, etc.

¿Qué es la amnesia disociativa?

Como decíamos, es imposible que el niño olvide del todo los abusos sufridos, aunque fuera muy pequeño. Se ha comprobado que niños de 2 años recuerdan abusos cometidos por personas cercanas. El trauma causado hace que esos recuerdos permanezcan de por vida, aunque en el caso de niños tan pequeños pueden ser más difusos o inconexos. La única posibilidad de olvidar un abuso es sufrir amnesia disociativa. 

Este tipo de amnesia está originada por un acontecimiento traumático o estresante, que produce una incapacidad para recordar información personal importante. Es decir, ante el hecho tan grave sufrido por el niño, su mente lo olvida para no seguir sufriendo. El afectado puede tener lagunas en su memoria que van desde minutos hasta años.

Y, aunque esto puede parecer positivo (no recordar el abuso vivido), lo cierto es que suele causar otro tipo de problemas y traumas (dificultades para dormir, pesadillas, ansiedad, problemas para relacionarse con los demás, comportamiento desafiante, etc.), por lo que es mejor ayudar al paciente a recordar lo vivido de manera controlada. Esto se realiza mediante técnicas de recuperación de memoria que incluyen la hipnosis y la psicoterapia.

Además, es necesario ofrecer al paciente un ambiente de apoyo que le ayude a sentirse seguro y respaldado evitando traumas posteriores. Así, la persona recordará poco a poco los recuerdos posibles y será capaz de aceptarlos y afrontarlos para comprender el acontecimiento traumático, buscar la manera de resolverlo, evitar una futura traumatización al recordar lo vivido y seguir adelante.

Para ello, como decíamos, suele recurrirse a la hipnosis y a las entrevistas con fármacos (es decir, entrevistas que se llevan a cabo tras la administración de un sedante). De esta manera, se reduce la ansiedad en el menor y se penetran las defensas y barreras levantadas para obviar esos recuerdos traumáticos.

Este proceso debe llevarlo a cabo un experto para evitar la creación de un recuerdo falso o la angustia y la ansiedad intensas al empezar a recordar. También hay que tener en cuenta que los recuerdos recuperados pueden ser imprecisos.

En definitiva, aunque parezca que no es conveniente, es importante recuperar estos recuerdos para restablecer la continuidad de la identidad y de la conciencia personal.