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¿Por qué los niños se comen los mocos?

¿Por qué los niños se comen los mocos?

Todos los niños se comen los mocos, acto que suele horrorizar a sus padres, sobre todo si lo hacen en público. Pero, ahora, un afamado neumólogo austríaco defiende que sacarse los mocos y comérselos es bueno para su salud.

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Todos los niños se comen los mocos

Todos los niños, hasta los 5 años más o menos, se comen los mocos. Unos lo hacen de manera más descarada, hurgándose un buen rato hasta que encuentran un “tesoro” y, acto seguido, se lo llevan a la boca. Otros son más comedidos y solo se chupan la comisura del labio persiguiendo los que se escurren desde la nariz.

Sea como sea, no hay ni uno que no lo haga de vez en cuando, para gran horror de sus padres que tienen una lucha continua por lograr que dejen de hacerlo.

Pues bien, ahora, un neumólogo austríaco, Friedrich Bischinger, ha declarado que sacarse los mocos no solo no es malo, sino que es bueno para la salud del  niño.

Según él, sacarse los mocos con los dedos es sano porque los dedos llegan donde los pañuelos no, por lo que permiten eliminar aquellas secreciones que se hayan quedado adheridas a las paredes nasales, manteniendo las fosas nasales limpias.

Además, la nariz es un filtro que evita que las bacterias entre en nuestros pulmones, de tal manera que los mocos llevan estas bacterias y, al comérselos, actúan como una vacuna que inyecta las bacterias para que el organismo las combata antes de que se produzca una infección real.

Así, según Bischinger, comerse los mocos es de sentido común, un acto natural que nos ayuda a reforzar nuestro sistema inmunitario.


Pero, ¿por qué realmente se comen los mocos?

Independientemente de las razones de Bischinger, que no están confirmadas con ningún tipo de estudio, lo cierto es que todos los niños se comen los mocos como un acto instintivo y a ninguno le da asco. Así como entienden que la orina, por ejemplo, no se bebe y a ninguno se le ocurre hacerlo y les da asco, eso mismo no pasa con los mocos.

Y, reconozcámoslo, muchos adultos también lo hacen. ¿Por qué? No hay una causa clara. Algunos especialistas consideran que se trata de un reflejo instintivo heredado filogenéticamente de nuestros antepasados primates, quienes siguen manteniendo este hábito de forma natural. Otros creen que se trata simplemente de un hábito motivado por la curiosidad. También hay quienes explican que se debe a la necesidad del cuerpo de ingerir los ingredientes que contienen los mocos: agua, proteínas, hidratos de carbono y varias células. Y, en aquellos niños que se vuelve demasiado frecuente, puede representar un trastorno de ansiedad generalizada o un tic.


¿Qué se debe hacer?

Sea cual sea la causa, y a pesar de lo que dice Bischinger, seguro que más de uno está cansado de ver a su hijo cada dos por tres hurgándose la nariz y, lo que es peor, llevándose a la boca lo que encuentra en ella.

Si tu hijo es pequeño y lo hace muy de vez en cuando, lo mejor es que lo dejes pasar y no le des importancia ya que, si empiezas a hacer hincapié en ello y a regañarlo, es probable que tu hijo comience a hacerlo más para llamar tu atención.

Pero si lo suyo es constante y llama la atención, provocando incluso las burlas de sus compañeros de clase, es mejor que sigas estos consejos:

- Sé su modelo a seguir, no te saques mocos delante de él, aunque no te los comas luego.

- Cuando se coma un moco en público, no le regañes delante de todo el mundo ni le dejes en vergüenza. Podéis tener una palabra clave que no tenga nada que ver con “moco” para que se la digas, se dé cuenta de lo que hace y pare.

- Anímale cuando haga progresos.

- Cuando veáis a otros niños haciendo lo mismo, aprovecha para decirle que ese comportamiento es feo.

- Ten paciencia y, si lo hace poco, mejor no le des importancia.


Fuentes:

Crissey, Pat (2006), Higiene personal, cómo enseñar normas de aseo a los niños, Madrid, Paidós Ibérica.

Fecha de actualización: 22-07-2020

Redacción: Irene García

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