Niños quejicas

Si estamos ante un niño gruñón, que se queja constantemente y que se niega a hacer caso, habrá que averiguar el porqué de esta actitud y empezar a inculcarle ciertos valores y actitudes positivas frente a la vida.
Indice
¿Por qué hay niños que están siempre quejándose?
Hay niños que obedecen a la primera y que se muestran alegres y optimistas mientras disfrutan de los pequeños placeres del día a día, otros, en cambio, no hacen caso, se pasan el día protestando, se quejan con frecuencia, no suelen estar conformes y refunfuñan de manera frecuente. Los niños quejicas o protestones suelen actuar así por ciertas causas determinadas, la tarea de los padres será analizarlas para poder hacer frente a su actitud y que los pequeños empiecen a disfrutar más de la vida.
Los niños que desde pequeños se muestran pesimistas y disconformes con todo lo que les rodea, en la edad adulta podrán tener dificultades a la hora de enfrentarse a problemas cotidianos del día a día, a crear un clima agradable en torno a ellos y a valorar a la gente que les rodea. Si estamos ante un niño quejica y que protesta de manera frecuente deberemos hacer frente cuanto antes a este problema y ayudarle corregir esta dificultad.
Hay varios motivos por los que los niños suelen presentar esta actitud:
- Es una manera de buscar la atención ante padres que muestran poca interacción con ellos. Es una manera de llamar la atención negativa pero preferible a que les hagan caso omiso. Muchos padres no dialogan ni pasan el tiempo necesario con sus pequeños.
- Muchas veces se muestran protestones y desobedientes ante la falta de límites y se enfadan cada vez que deben hacer algo con lo que no están de acuerdo, como irse a la cama, hacer los deberes o terminarse la comida.
- También puede ser una reacción ante algún cambio en su vida que les produce angustia: la llegada de un nuevo hermanito, cambiar de colegio o de casa…
¿Cómo actuar frente a este comportamiento?
- Cuando empiecen con los llantos y quejas no hay que responderles de la misma manera. Con un tono calmado les explicamos que les hemos entendido pero que no son maneras de decir ni pedir las cosas.
- Si son impacientes y se enfadan cuando no obtienen lo que desean en el momento que quieren, habrá que acostumbrarles a esperar. Cada vez que pidan algo esperamos unos minutos hasta dárselo. Eso sí, hasta que no lo pidan tranquilos y sin enfadarse no les haremos caso.
- Si no quieren ir a la cama, hacer los deberes o comer, habrá que mostrarse firmes y no ceder ante su cabreo o sus llantos. Muchas veces muestran esa actitud como una manera de hacer chantaje que en demasiadas ocasiones funciona. Desde pequeños se les deben imponer ciertos límites y exigir que se cumplan.
- Los niños suelen presentar una actitud disconforme y quejica en un ambiente demasiado autoritario o protector; dentro de los límites acordes a su edad, hay que permitirles tomar sus propias decisiones y darles cierta capacidad de elección, por ejemplo, decidir la merienda entre ciertas opciones o la camiseta que llevarán al cole.
- Muchos niños se muestran llorones e irritables cuando tienen hambre o están cansados. Es importante que sus necesidades básicas estén cubiertas y no dejar desentendidos a los pequeños.
- Cuando su actitud se deba a ciertas inseguridades y cambios en su vida es importante que los padres se sienten a hablar con ellos para entender sus miedos. Seguramente explicándoles que las cosas irán mejor de lo que piensan se sentirán más seguros y positivos.
- Hay que enseñar a los niños a valorar la vida y ver la suerte que tienen. Quejarse de manera constante y no estar conformes no les ayudará a ser más felices ni a conseguir más cosas. Transmitir una actitud positiva frente a la vida es fundamental.
Fuente:
Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.
Fecha de actualización: 23-06-2022
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