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¿Los niños confían menos en las personas feas?

¿Los niños confían menos en las personas feas?

Un estudio publicado recientemente revela que los niños tienen en cuenta el atractivo de una persona a la hora de confiar o no en ella. Es decir, confían más en una persona que les resulta atractiva que en una que les parece fea.

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Índice

 

¿Cómo establecen los niños su confianza?

El informe, llevado a cabo por dos profesores del Departamento de Psicología de la Universidad Tecnológica-Social de Zhejiang (China) y un miembro de la Escuela de Ciencias Ambientales y Salud Pública de la Universidad Médica de Wenzhou (China), estudió las reacciones de 37 estudiantes de entre 8 y 10 años ante 200 caras diferentes, pidiendo que para cada una de las imágenes establecieran un rango de confianza y atractivo.

Los resultados indican que los niños establecen la confianza y el atractivo de una persona en función de sus rasgos faciales. Esto sugiere que, al igual que nos pasa a los adultos, los niños pueden usar el atractivo facial como una pista para decidir si se puede confiar o no en una persona.

Y es que hay que admitir, aunque no nos guste, que la mayoría de nosotros juzgamos a una persona por las apariencias y que la primera impresión de alguien está basada, fundamentalmente, en su aspecto externo. Así, hay muchos estudios que confirman que los adultos nos basamos en la apariencia facial de una persona para hacer juicios de confianza y, lo que es más, que la primera impresión de muchas personas sobre otra coincide, lo que afirma el hecho de que esa idea está basada en el aspecto externo.

Sin embargo, hasta ahora no se habían hecho apenas estudios acerca de esta capacidad en niños, aunque la evidencia ha demostrado que ellos también son capaces de atribuir ciertos valores morales a una persona (honradez, competencia, agresividad) solo por sus rasgos.

Por ejemplo, un estudio de 2015 realizado por Cogsdill y Banaji demostraba que los niños de 3 a 12 años pueden juzgar si una persona es buena o no según su aspecto de una manera similar a los adultos. Así, tienen en cuenta su atractivo para determinar estas características, lo que influye en sus relaciones sociales con los demás.

Esta capacidad de inferir características sociales es fundamental en el funcionamiento social y el desarrollo de un niño. Por ejemplo, cuando los niños se pierden, eligen a quién preguntar el camino basándose en la sensación de confianza o no que les trasmite una persona.
 

Datos del estudio

Por lo tanto, este estudio explora cómo se desarrolla la confianza o no de los niños de 8 a 12 años hacia caras nuevas. En concreto, los autores estaban interesados en contestar a dos preguntas:

1- Si los niños eran capaces o no de emitir juicios de confianza solo con ver la cara de una persona, y las diferencias entre los 3 rangos de edad (8-10 y 12 años)

2- Y si esos juicios estaban relacionados o no con el tractivo de esa persona para ese niño

La prueba consistía en enseñar a cada niño 200 caras y preguntarle primero si la cara era digna de confianza utilizando una escala de 3 valores: "poco fiable / no está seguro / digno de confianza”. Si los participantes calificaban la cara de “no confiable" o "digno de confianza", a continuación se les pedía que evaluaran el grado de falta de credibilidad o fiabilidad.

Después, se les preguntaba acerca del atractiva con una escala similar de valores: "poco atractivo / No estoy seguro / atractiva". Si elegían poco atractivo o atractivo, tenían también que calificar el grado del mismo.

Estas pruebas dieron como resultado que los niños efectivamente pueden hacer juicios de valor de confianza solo por el aspecto, y que las similitudes en las elecciones aumentan conforme aumenta la edad de los mismos. Es decir, cuanto mayores eran los niños, más parecidas eran las respuestas. Lo cual podría indicar la confianza de los niños más pequeños se origina a partir de sus cuidadores cercanos y que la propia experiencia influye, por lo que los niveles de acuerdo son algo más débiles que los de los adultos.

En cuanto a la segunda pregunta, el estudio revela que, efectivamente, el juicio de valor tiene que ver con el atractivo facial. La idea de que “la belleza es buena” se encuentra en la mayoría de los niños. De hecho, hay muchos estudios que confirman que las personas con rostros atractivos son juzgados de manera más positiva. Este estereotipo, además, surge en la primera infancia y los niños se sienten atraídos por niños atractivos como potenciales amigos.

No obstante, a medida que aumentan las experiencias faciales, es decir, se conoce a más gente, las señales faciales que el niño va vislumbrando en una persona le influyen a la hora de juzgar la fiabilidad de una persona igualmente que su atractivo.


Fuente:

Profesores del Departamento de Psicología de la Universidad Tecnológica-Social de Zhejiang y de la Escuela de Ciencias Ambientales y Salud Pública de la Universidad Médica de Wenzhou (China) 

https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2016.00499/full

Fecha de actualización: 28-06-2022

Redacción: Irene García

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