Ansiedad infantil, ¿cómo ayudar a tu hijo?
Es común que los niños menores de 3 años tengan sentimientos de ansiedad. Forman parte del proceso de crecimiento. A esta edad la imaginación y el razonamiento de tu hijo se están desarrollando plenamente, siendo capaz de comprender los “peligros” que le rodean, como empezar el cole, conocer nuevos amigos, separarse de sus padres... Vosotros deberéis ayudarle a hacer frente a sus nuevas emociones
Indice
La ansiedad en niños
Los sentimientos de preocupación son una señal de miedo ante el peligro de algo físico o psicológico. La ansiedad provoca una reacción poderosa y automática en la parte más primitiva del cerebro que activa nuestra supervivencia. Al sufrir emociones como ira, miedo, etc. el organismo libera las hormonas del estrés que predisponen al cuerpo para enfrentarnos (lucha) o alejarnos (huida) de ese peligro y estas hormonas bloquean la producción de las hormonas del bienestar.
Todos sufrimos ansiedad, la diferencia está en la forma de enfrentarnos a ella. Durante los primeros años de vida el niño depende casi exclusivamente de los adultos para ayudarle a manejar sus sentimientos. Cuando sufre ansiedad, si sus papás están cerca para consolarlo, aprenderá a calmarse. Si por el contrario el pequeño no es consolado, sentirá cada vez más ansiedad y producirá más niveles de hormonas de estrés. Su cerebro se desarrollará para la ansiedad y no para la calma.
Alrededor de los 2 o 3 años, la ansiedad que le produce separarse de sus padres irá disminuyendo pero esta edad dará paso a otros miedos y angustias, fruto de su imaginación en desarrollo y de la consciencia de la realidad.
Señales de ansiedad
Es frecuente que los niños se asusten con lo nuevo, pero sus preocupaciones no suelen prolongarse en el tiempo y desaparecen rápidamente durante la infancia. Si esto no ocurre y la ansiedad perdura durante tres o más semanas, entonces deberías plantearte ayuda profesional.
Los niños manifiestan sus miedos de varias maneras: unos lloran, otros se quedan muy quietos, otros no se despegan de su madre, y algunos pueden llegar a presentar tics nerviosos, muy habituales a esta edad, pero que desaparecerán pronto.
Los niños ansiosos habitualmente evitan las situaciones que les producen dicha ansiedad, por ejemplo, rechazan el colegio, no van a fiestas, al médico, etc.
¿Cómo hacer frente a la ansiedad?
Si tu hijo experimenta sentimientos de ansiedad o estrés, prueba estos consejos:
- Tu niño aprende de tu ejemplo, de modo que antes de nada lo más importante es controlar tus propios sentimientos. Si te cuesta hacerlo, es probable que “contagies” a tu hijo.
- No subestimes sus sentimientos. Seguramente la causa de su malestar a ojos de un adulto puede resultar una nimiedad, pero él es solo un niño y en su pequeño mundo sus problemas también tienen importancia. Decirle que no se preocupe, menospreciar sus miedos o ridiculizarle solo hará que sufra por sentirse así, lo que le producirá mayor ansiedad. Es preferible que le animes a compartir contigo sus preocupaciones, escuchándole y ofreciéndole tu apoyo. Necesitará saber que cuenta con tu ayuda.
- Conserva la calma, sonríe y háblale con suavidad.
- Emplea técnicas de distracción, como cantar, jugar, escuchar música calmada, para ayudarlo a reducir sus temores.
- Mantén a tu hijo sano.Asegúrate de que come equilibradamente y que duerme lo suficiente. El ejercicio y la actividad física regular son muy beneficiosos para mejorar el estado de ánimo, incrementar la autoestima y reducir las reacciones físicas y psicológicas frente al estrés.
- No le sobrecargues de actividades.Sí, es aconsejable que mantengas a tu hijo ocupado y activo, pero dentro de un límite. La saturación de tareas, obligaciones y actividades extraescolares pueden estresarle.
- Evita exponer a tu hijo a imágenes violentas o desagradables. Las películas o las noticias de desastres naturales, de actos terroristas, violencia, etc. pueden angustiarle y hacerle pensar que puede ocurrirle lo mismo. Si ya las ha visto, explícaselas y reconfórtale.
Presta atención a estas señales y consulta a un médico si:
- Sus preocupaciones y angustia no disminuyen y aumentan con el tiempo o provocan reacciones físicas como respiración rápida, sudores, vómitos, mareos, diarreas, dolores de cabeza…
- La ansiedad afecta a otras áreas de su vida. Si debido al miedo o la ansiedad no es capaz de hacer las mismas cosas que antes o llevar una vida normal.
Fuente:
Álava, Silvia (2016), Queremos que crezcan felices, Madrid, Actitud de Comunicación.
Fecha de actualización: 29-05-2020
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