No se debe mentir a los niños

Índice

• ¿Por qué mentimos a los niños?
• No mientas nunca a tus hijos

 

¿Por qué mentimos a los niños?

Los niños pequeños no mienten, confunde la realidad con la imaginación. Pueden decirte que han hecho una cosa que no han hecho o contarte que han comido patatas y no es cierto. Pero cuando son pequeños, esto no se les puede echar en cara ya que no lo hacen aposta.

Sin embargo, los adultos les mentimos conscientemente y a la cara todos los días. Sin darnos cuentas, les decimos muchas cosas que no son ciertas, normalmente para no hacerles sufrir o para conseguir algo a cambio. Y lo hacemos todos. El médico o la enfermera cuando les dice que la inyección de la vacuna no les va a doler; su abuelo cuando les promete un caramelo a cambio de un beso, pero resulta que no hay caramelo; su tía cuando les dice que, si se comen todas las verduras, bajarán a jugar al parque con ella aunque está a punto de irse; nosotros mismos cuando les decimos que no se han hecho nada al caerse y tienen una herida.
 

No mientas nunca a tus hijos

Parecen mentiras sin importancia, pero no es así. Mentir a los niños día tras días hace no solo que ellos aprendan también a mentir cuando les interese no contarnos algo o conseguir algo de nosotros, sino que pierdan la confianza en los adultos. El hecho de que cada día haya uno o varios adultos que falten a la verdad hace que se sientan traicionados.

Otra cosa es que no les contemos algo que todavía no sabemos seguro si va a pasar o que no adelantemos acontecimientos. Pero si nos ven preocupados o tristes, siempre es mejor decir la verdad.

Por eso, no debemos basar la educación de nuestros hijos en mentiras. Es mejor decirles siempre la verdad, aunque duela. Así aprenderán ellos a decir la verdad y confiarán en nosotros. Aunque nos parezca que no están preparados para entender ciertas cosas, tienen más capacidad de la que pensamos. Y, además, les prepararemos para lo que va a pasar. Si algo les va a doler, díselo para que no les pille desprevenidos. Si no van a bajar al parque, no les mientas. Si tienen que hacer algo, que lo hagan porque les apetece y no por un posible premio ficticio.

Eduquémosles en la verdad y la confianza, es lo más honesto que podemos hacer por ellos.