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Niños que muerden ¿qué hacer?

Niños que muerden ¿qué hacer?

Este comportamiento, que suele aparecer en el periodo que va del primero al tercer año, puede tener diferentes causas (ansiedad, disciplina excesiva, estar echando los dientes o su manera particular de conseguir atención) pero no debe permitirse pues las consecuencias pueden agravarse. 

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Índice

 

¿Por qué los niños muerden?

En esta primera infancia el hecho de morder no importa menos que otras formas de agresión como pueden ser pegar o empujar. Es cierto que un mordisco ocasional sí puede ser algo pasajero y casi no tener importancia. Sin embargo, en muchos casos estos (los mordiscos) se repiten y solamente puede deberse o bien a que en su día no le quedó clara la regañina al dar su primer mordisco o bien a que el motivo por el que en su día mordió no está resuelto.

Por norma general, los niños pequeños suelen morder más cuando están en la guardería con el resto de los niños o al cuidado de otras personas que no son sus padres porque, aunque en casa con los padres puedan morder, no se hace en absoluto con la misma frecuencia. Además, cuando el niño es demasiado pequeño simplemente persigue sus necesidades de forma inocente, puede que tenga hambre, que le estén saliendo los dientes o que se sienta algo frustrado como ya veíamos. De hecho, cuando ese mordisco es ocasional no habría que centrarse en el hecho de morder en sí sino más bien en las causas que le han llevado a dar ese mordisco.

Son muchas las ocasiones en las que un niño llega a morder tras ver a los adultos tolerar algunas agresiones al cuerpo o al entorno y tu pequeño en ese caso simplemente participa de lo que observa. Además, la necesidad de morder también puede ser resultado de verse este bastante limitado. De hecho, esperar que este se contenga a sí mismo, es decir, que esté tranquilo, puede llevarle a un sentimiento total de rabia e impotencia.

No obstante, lo que sí hay que tener en cuenta es que en los primeros años de vida el niño no va a contar todavía con la madurez suficiente para comunicar sus necesidades, regular su comportamiento y expresar sus deseos y emociones con palabras. Cuando el niño experimenta una serie de emociones intensas como la frustración, la ira, el miedo o el enfado lo más probable es que reaccione mordiendo o haciendo daño a otros niños. Evitar eso es lo mejor que uno puede hacer, por tanto, debéis estar atentos a las necesidades fisiológicas o emocionales de este para evitar que el pequeño se sienta abrumado.


¿Cómo prevenir los mordiscos?

Lo más importante a la hora de prevenir los mordiscos es respetar la guía interior de vuestro pequeño y evitar también depositar algunas expectativas inadecuadas. Permanecer unidos y conectados intentando siempre reducir el estrés en casa entre todos y llevar un estilo de vida lo más tranquilo posible. Recuerda que si muerde por llamar más la atención quizás es que necesita que le hagáis caso, que le prestéis más atención, y que si, por ejemplo, se siente frustrado, se reduzca en la medida de lo posible la cantidad de estímulos que recibe.


Consejos para evitar que los niños muerdan

Ten en cuenta que los niños necesitan estabilidad, estructura y rutina pues suelen ser los más sensibles a los cambios en el ambiente. Y, por eso, cuando existen determinadas modificaciones que surgen, además, de manera totalmente repentina, pueden llegar a sentirse estresados. Ante este tipo de cosas el niño suele recurrir de manera ocasional a las mordidas para manifestar su ansiedad.

Algunos estos consejos para corregir esta desagradable conducta:

• Cuando muerda a otros niños procura no jugar ni prestarle atención durante un tiempo breve (4 o 5 minutos). Aprenderá que con ese comportamiento no obtiene “cosas agradables”.

• No le muerdas tú a él para que “vea cómo se sienten los demás”. Esto no solo no evitará que siga haciéndolo sino que incluso podrá aumentar su comportamiento agresivo.

• Adapta tu respuesta a su edad: a un niño de 3 años es posible hablarle indicándole por qué no es correcto morder pero uno de menor edad no lo entenderá.

• Usar un tono firme y desaprobatorio de la conducta pero con calma y tranquilidad.

• Si a pesar de todo persiste en morder, consúltalo con un médico.

• Si el médico no encuentra una causa orgánica acude a un psicólogo, que os ayudará a ver y corregir los posibles fallos en vuestra forma de actuar  y propondrá la mejor forma, adaptada a cada niño, de solucionar el problema.


Entonces ¿qué hay que evitar para que no muerda?

Lo cierto es que la presencia de un adulto debe representar seguridad para el niño y, por eso, en el momento en que el papá o la mamá deba relacionarse con él debería en primera lugar evitar todo tipo de juegos que impliquen agitar al pequeño, lanzarlo o elevarlo de una manera algo brusca. Lo único que puede suceder si esto no se respeta es que el pequeño se sienta indefenso ante estímulos que no puede controlar, y por ello trata de protegerse mordiendo. También es importante observar en todo momento las interacciones que se generan entre los niños ya que en algunos casos el simple hecho de una convivencia demasiado intensa podría provocar reacciones de defensa al reclamar el espacio propio y el desencadenamiento: morder inmediatamente.


¿Qué deben hacer los padres tras ese primer mordisco de su hijo a otro niño?

Cuando el niño muerde a otro niño inmediatamente el papá o la mamá de este deberá actuar. Vuestro pequeño necesitará espacio por lo que lo ideal será conducirlo a un lugar tranquilo y permitir que se desahogue de forma segura. Quizás solamente necesite lanzar una pelota con fuerza, llorar o que le abracéis. Eso sí, lo que nunca deberéis hacer es:

- lastimarlo

- alarmarlo con gritos o amenazas

- ignorarlo o alejarlo de vosotros

- etiquetarlo diciendo que es un niño malo

- excluirlo o sacarle al descansillo del portal

Y, en el caso de que los padres no estén en ese momento cerca del niño al que vuestro hijo ha mordido, también debéis de saber actuar, puede que necesite de vuestra ayuda por lo que revisad el daño que le haya ocasionado vuestro hijo y evaluad si hiciese falta atención médica o no.


Fuente:

Domènech, Montse (2015), Edúcame bien, Ed. Plaza & Janés.

Fecha de actualización: 02-12-2022

Redacción: Irene García

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