Cuentos relajantes para niños

1- La ilusión de la mariquita

Había una vez una mariquita que estaba empeñada en ver salir el sol cada mañana, así que un día le pidió a su mamá que la despertase muy pero muy temprano para estar en la copa del árbol y así poder ver los primeros rayitos de sol. 

Esa mañana su mamá corrió a despertarla y por más que lo intentó, no lo consiguió. Triste se quedó, por lo cual su mamá le dijo: “Tienes que estar pendiente del canto del gallo, al oír el quiquiriquí debes levantarte de la cama”…

2- El tigre feliz

Érase una vez, una manada de tigres que se la pasaban peleando entre sí por la comida. Un día, una tigresa dio a luz a un pequeño cachorrito de tigre y le puso el nombre de Tigre Feliz. La mamá tigresa se dedicó a enseñarle a amar, a perdonar, a aceptar a los demás con sus defectos y, sobre todo, a no dar tanto valor a las cosas materiales.

Pasaron los años y cuando Tigre Feliz se convirtió en un tigre adulto solo actuaba con bondad, irradiando y contagiando alegría y amor a toda la manada…

3- La nube y la aceituna

Érase una vez una aceituna que estaba muy triste, siempre llorando y mirando al cielo. Un día, una nube que la observaba todos los días, le preguntó:

- ¿Qué te pasa aceituna?, ¿por qué lloras?

Ésta miró al cielo y le dijo:

- Si no bebo agua, no podré crecer, el árbol donde estoy colgada se secará y yo moriré. ¿Nube, tú podrías ayudarme?

La nube le contestó:

- ¡Por supuesto, lo intentaré! Llamaré a mis amigos los rayos, a mis primos los truenos y a mis hermanas las nubes y hablaré con ellos para ver qué podemos hacer…

4- La niña golosa

Camila Comila era una niña golosa y comilona que apenas tenía amigos y sólo encontraba diversión en los dulces y los pasteles. Preocupados, sus papás escondían cualquier tipo de dulce que caía en sus manos, y la niña comenzó una loca búsqueda de golosinas por todas partes. En uno de sus paseos, acabó en una pequeña choza desierta, llena de chacharros y vasos de todos los tipos y colores. Entre todos ellos, se fijó en una brillante botellita de cristal dorado, rellena de lo que parecía chocolate, y no dudó en bebérselo de un trago. Estaba delicioso, pero sintió un extraño cosquilleo, y entonces reparó en el título de la etiqueta: "Lágrimas de cristal", decía, y con pequeñísimas letras explicaba: "Conjuro para convertir en chocolate cualquier tipo de lágrimas"…

5- El cerdito de la granja

Una mañana soleada un pequeño cerdito lloraba y lloraba. Estaba junto al río muy triste y solo. De repente, vio acercarse a un perrito y éste le dijo:
- ¿Qué haces aquí, cerdito, tan solito?

El cerdito contestó:

- Estoy solo y no sé volver a mi granja ni dónde está mi mamá.

- ¿Y cómo has llegado hasta aquí?

- Pues es que sin darme cuenta me alejé de la granja siguiendo a un pajarito. Y ahora estoy muy triste y preocupado por no haber obedecido a mi mamá, cuando me dijo que no me alejase.

- No pasa nada cerdito. Yo te llevaré a tu granja y volverás a ver a tu mamá.

6- Croqui, el cocodrilo bueno

Érase una vez un pequeño cocodrilo que no tenía amigos para jugar porque al tener una boca muy grande llena de dientes afilados, los demás animalitos le tenían miedo. Un día, Croqui paseaba por la selva solitario cuando oyó el rugido de un pequeño león que se había quedado atrapado entre unas ramas de un árbol.

7- El príncipe de papel

Había una vez un pequeño país llamado habitación de Yulia en donde había montones de juguetes, entre ellos peluches, pelotas, trenes de madera y uno muy especial que era un príncipe hecho con un trozo de papel y unas tijeras que había hecho la pequeña Yulia ella solita para que gobernara el país mientras ella se ausentaba al colegio.

Un buen día, decidieron salir a jugar al césped de la casa con tan mala pata que se puso a llover…

8- El osito y el ciervo

Érase una vez en unas montañas maravillosas llenas de animales, ríos y árboles vivía una mamá osa con su osito. La Osa salía cada mañana a buscar comida para poder alimentar al osito mientras éste se iba a jugar con su amigo el cervatillo jugaban y corrían por las montañas se lo pasaban muy bien juntos.

Con el tiempo se les unieron un cachorro de lince, un lobezno y un cachorro de jabalí para jugar. Así que de ser el osito y el ciervo los únicos compañeros de juego formaron una pandilla de cinco buenos amigos.

Pero cuando jugaban al escondite el oso siempre perdía el primero ya que era con diferencia mucho más grande que sus compañeros de juego debido a su gran estatura… Así que poco a poco dejó de jugar al escondite.

Decidieron jugar entonces a pillar, el oso se puso muy contento de cambiar de juego, pero rápidamente se dio cuenta de que el lobo y el lince siempre ganaban por ser muy rápidos, y que el ciervo y el jabalí eran muy ágiles, así que nunca podía atraparlos y también perdía…

¿Y tú? ¿Qué cuento le lees a tu hijo antes de irse a dormir? ¡Compártelo con nosotros!

Foto: Creado por Freepik