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¿Son malos los objetos de apego?

¿Son malos los objetos de apego?

Los objetos de apego o transición (peluches, mantitas, almohadas…) son objetos a los que los niños les cogen un cariño especial y que les aportan seguridad y protección. Representan el apego que los niños sienten por sus padres y les ayudan a controlar la ansiedad de la separación y a dormir. Es una etapa normal en su desarrollo y no es perjudicial.

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¿Qué es un objeto de apego?

Los objetos de apego, también llamados de transición o de consuelo, son objetos elegidos arbitrariamente por cada niño en los que depositan un consuelo y cariño especial. Esta elección suele surgir en torno a los 8 meses, cuando los niños pasan por el periodo conocido como “angustia del octavo mes” en el que se hacen conscientes de que sus padres no forman parte de ellos.

Para superar esta sensación de ansiedad, los niños suelen depositar su cariño en un objeto (una mantita, un peluche, una almohada, un cojín…) que les aporta seguridad y protección. Suele ser un objeto suave que les recuerda a sus padres. Otras características que suelen compartir estos objetos es que el niño lo elige arbitrariamente, no se lo pueden imponer sus padres; tiene un olor determinado, por lo que se recomienda no lavarlo a no ser que sea muy necesario por motivos e higiene; es un compañero fiel.

Este objeto se vuelve muy importante en la vida del pequeño y le tiene que acompañar a todas partes, especialmente a la hora de dormir. Lo busca también cuando necesita consuelo o le pasa algo.

Algunos niños no recurren a ningún objeto en concreto sino a algún gesto o conducta especial como chuparse el dedo, tocarse las orejas, acariciarse el pelo…

El tener un objeto de apego es un proceso normal en el desarrollo psíquico del niño que le ayuda a independizarse de sus padres. Es muy frecuente en los países desarrollados ya que los niños se ven obligados a separarse de sus padres muy pequeños por motivos laborales, por lo que tienen que depositar su apego en un objeto del que no tengan que separarse. Este muñeco o mantita le aporta la seguridad y el afecto que le faltan cuando sus padres no están presentes. Así, en otras culturas en las que los niños están con sus padres más tiempo, no suelen existir los objetos de transición.

 

¿Hasta cuándo dura su presencia?

Generalmente los niños dejan de lado estos objetos en torno a los 3-4 años, cuando adquieren mayor control sobre sus miedos, empiezan a ser más independientes e inician su vida social.

Puede que a partir de esta edad recurran a ellos en momentos más complicados como una enfermedad, el nacimiento de un hermanito o una mudanza; pero lo normal es que a los 5-6 años ya no necesiten estos objetos y se olviden de ellos para siempre.

Si no fuera así y el niño sigue teniendo una fuerte dependencia con más de 8 años de algún objeto, quizá esté reclamando más atención por apte de sus padres.


Fuente:

Ajram, Dr. Jamil, Tarés, Dra. Rosa María (2005), El primer año de tu hijo, Barcelona, Ed. Planeta.

Fecha de actualización: 31-03-2021

Redacción: Irene García

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