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¿Por qué lloran los niños?

¿Por qué lloran los niños?

Todos los bebés lloran a lo largo del día. De hecho es la primera manifestación que realizan al llegar al mundo. Después, el llanto les servirá para comunicar sus necesidades. Sin embargo no todos los niños son iguales y algunos más inconsolables que otros pueden poner al límite la paciencia de sus padres.

Indice

 

Si es tu caso trata de averiguar cuál es el motivo de sus lágrimas e intenta considerar su llanto como una conversación más que como una conspiración innata trazada para acabar con tus buenas intenciones de ser el padre perfecto.

Y es que, como nos cuenta Esperanza Gómez-Olazábal, educadora infantil, “llorar es una exteriorización de nuestros sentimientos, consustancial al ser humano. Todas las personas, lloran para liberarse de las emociones que le invaden interiormente. Los niños pequeños al no saber hablar, sólo pueden expresarse a través del llanto. El recién nacido, cuando tiene sensaciones desagradables o necesidades fisiológicas como hambre, sueño, dolor, frío… llora y su madre acude a satisfacer esa necesidad o aliviar esa sensación desagradable. Poco a poco el niño va asociando esta causa-efecto, siendo consciente de las intenciones cariñosas de los adultos cuando le cogen, le acunan, le hablan y le acarician, y de este modo reacciona ante ellas”.
 

¿Por qué llora el recién nacido?

Según la Dra. Stoppard, autora del libro Padres Primerizos, las circunstancias del nacimiento pueden influir en los lloros del recién nacido. De este modo, tu bebé puede ser más llorón si:

- Se empleó anestesia general en el parto

- El alumbramiento fue largo

- En el parto han utilizado fórceps

- Es niño. Ellos suelen llorar más que las niñas ante una situación desconocida.


¿Cómo responder al llanto del bebé?

Los estudios al respecto demuestran que un bebé se desarrolla mejor si se le atiende con prontitud cada vez que llora. En contra de los dichos populares un niño no es “bueno” si no llora y “malo” si lo hace. El sollozo de tu bebé nada tiene que ver con su comportamiento. Necesita comunicarse contigo, pero su repertorio es limitado; el llanto será por tanto su única vía para transmitir sus sentimientos. No le ignores porque estará tratando de decirte algo. “El lloro de los primeros días desconcierta mucho a los padres, indica Esperanza, pues no saben por qué lo hace. Pero pronto comprenderán su significado ya que el pequeño utilizará el llanto para un determinado fin, variando el tono de voz. Después aprenderá otros mecanismos para comunicarse, como gritos, sonidos y gestos. Mi consejo es que siempre que el niño llore, se debe de acudir, porque muchas veces con la simple cercanía del adulto basta para tranquilizarse”.


¿Por qué siempre hay que responder al lloro del bebé?

No atender su llanto puede ser interpretado por el bebé como una señal de rechazo. Si no le respondes, llorará más tiempo y no cesará hasta que reciba la atención que precisa, estableciendo un patrón de llanto frecuente. Quiere satisfacer inmediatamente sus necesidades y no entiende por qué no ocurre así. Pero si le haces esperar con afecto, la experiencia le va enseñando mecanismos para autocomplacerse, como cambiarse de posición, coger el chupete o distraerse solo con sus manitas y piernas o con sonidos producidos por él mismo. A la vez, va aprendiendo que pronto llegará el biberón, viendo los preparativos que su madre realiza.
 

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¿Qué hacer cuando llora tu bebé?

Hambre: Lleva dormido un par de horas y se despierta rompiendo a llorar persistentemente. Comienza con pequeños gemidos y va aumentando en intensidad. 

Solución: Dale una toma. Si sigue llorando después, quizás tenga más hambre.

Inseguridad: Una situación inesperada como un ruido repentino, una luz brillante, un movimiento brusco, un cambio de temperatura, etc. puede asustarle y producirle inseguridad. 

Solución: Manéjale suavemente para evitarlo. Si ya ha comenzado a llorar, cógele y acúnale para darle seguridad.

Cólico: El llanto es prolongado, (entre 2 y 4 horas) generalmente al final de la tarde y por la noche, estira las piernas y brazos y arquea la espalda. Suele producirse entre la 3ª semana y el 3er mes. 

Solución: Túmbale bocabajo sobre tu regazo. Sujeta la cabeza y masajéale la espalda y las piernas o sostenle sobre una lavadora en funcionamiento. ¡Sin soltarlo! O sujétalo erguido mientras caminas.

Dolor: Puede tener dolor de oídos, de encías por la erupción de los dientes, por irritación del pañal… El llanto es fuerte e intenso con pequeños intervalos de apaciguamiento.  

Solución: Si no hallas la causa de su dolor acude al médico. Si éste es debido a los dientes (salen a partir del 6º mes y la zona roja estará roja y caliente), ofrécele algo frío y blando que morder para aliviarle.

Incomodidad: Un pañal mojado puede resultarle incómodo y provocar el llanto. También puede estar sintiendo frío o calor. 

Solución: Verifica el pañal y cámbialo si hace falta. Comprueba la temperatura de la habitación.

Cansancio Tu bebé puede llorar por estar cansado y alterarse por la falta de sueño. Crea un ritual para dormirle. Acuéstale siempre a la misma hora con balanceos o caricias suaves.

Aburrimiento: Al crecer toma conciencia de las personas que hay a su alrededor y llora porque se siente solo y quiere compañía. 

Solución: Acúnale y déjale juguetes a su alcance. A las 4-6 semanas podrás colocarle en una hamaquita para que pueda verte y oírte.

Frustración: Al hacerse mayor, querrá hacer cosas que sobrepasen su capacidad, se frustrará y llorará. Llorará intensamente de forma constante. 

Solución: Cámbiale los juguetes a menudo y juega con él para que pueda aprender.

Miedo: A partir del 6º mes llora cuando se separa de ti y se pone nervioso con otras personas. 

Solución: Desde el principio acostúmbrale a que conozca gente nueva antes de llegar a esta etapa.


¿Cómo calmar al bebé cuando está llorando?

Colócale en un portabebés: Le encantará estar en contacto contigo y el movimiento al andar.

Ponle en posición erguida: Apóyale contra tu hombro (cúbrete con un paño por si regurgita leche) y frótale la espalda mientras caminas y le cantas o le hablas suavemente.

Ponle el chupete: Su nombre en inglés, pacifier (pacificador), ya indica su misión. Anímale a usarlo mejor que el pulgar. Ya que el chupete, con el tiempo, podrá ser retirado y el dedo obviamente no. Aunque el chupete será siempre un alivio temporal. Debes averiguar la causa de su desconsuelo y usar el chupete como último recurso.

Mécele: Casi todos los bebés se calman con un movimiento rítmico. Era lo habitual en la tripa de mamá. Mécele suavemente en la cuna o en un cochecito.

Túmbale sobre tu pecho: Recuéstate sobre la cama o un sofá apoyándote sobre unos almohadones y pon a tu bebé sobre tu pecho bocabajo. Frótale la espalda para relajarle, pero no te duermas, ya que aumenta el riesgo de muerte súbita.
 

Objetos de consuelo para el bebé

Seguramente antes de cumplir su primer año ya tendrá un juguete o un objeto preferido del que no suele separarse y al que recurre en los momentos “críticos”. Estos objetos suelen ser un peluche, un chupete, una mantita, etc. y le ayudarán a dormirse, consolarse, o simplemente sentirse seguro en determinadas situaciones. No hay motivo para preocuparse si depende de él, ni razón para retirárselo escudándose en que le puede crear “malos hábitos”. Con el tiempo se irá haciendo más independiente y terminará por olvidarlo.

 

¿Por qué llora un niño mayor?

Cuando el bebé crece y toma conciencia de su entorno, su patrón de llanto cambiará, porque aprenderá más medios para comunicarse. Ahora sus lloros también serán más fáciles de interpretar.

“Un paso fundamental en la comunicación del niño es la adquisición del lenguaje, explica Esperanza. Cuando esto sucede el llanto pasa a ocupar la expresión de sentimientos afectivos más que las necesidades fisiológicas. Utilizándolo para mostrar rabia, pena, dolor o conseguir lo que desean”

La experta en educación y directora de la Escuela Infantil Jauja, nos muestra cómo proceder en cada circunstancia:

- Cuando el sentimiento es de rabia o ira, es muy sano exteriorizarlo en forma de llanto. En estos casos, el niño pasa rápidamente del lloro escandaloso a una situación de absoluta normalidad, porque ha tenido la oportunidad de manifestar lo que sentía y por lo tanto le es más fácil recobrar la serenidad.

- Distinto es el caso del niño que llora para conseguir lo que quiere (el berrinche). Ante esto no se debe ceder, sino dejarle llorar, para que se vaya apaciguando poco a poco. Durante una pataleta es absurdo tratar de razonar con él. Hay que estar a su lado y, cuando se haya calmado, hablar de lo que ha ocurrido. Si consentimos, el niño aprenderá a utilizar esta herramienta para conseguir lo que quiere. Si por el contrario comprueba que este recurso no es eficaz, dejará de utilizarlo.

Si hace falta decirle no, siempre es mejor hacerlo de manera calmada y tranquila y seguido de una explicación. Es importante que sepa que no puede conseguir todo llorando, pero no te confundas, dar explicaciones no es ceder.

- Cuando el niño se hace daño se suele actuar de dos formas distintas a la par que equivocadas. Trata de evitar:

a. Coger al niño y llenarle de besos, exagerando lo ocurrido. Lo que se consigue es que se asuste al creer que el incidente es más grave de lo que creía y llorará desconsoladamente.

¿Qué se suele hacer llegados a este punto? Ofrecerle un premio para que “deje de doler”. A partir de entonces estamos perdidos: el niño aprenderá el patrón y reproducirá la misma escena cada vez que se lastime.

b. Subestimar la magnitud del daño, diciéndole: “no llores más, no ha sido nada”, “los chicos no lloran”, etc. Cuando se ha caído, probablemente le duela y se haya asustado. Por tanto, hay que tranquilizarle y comentar el susto que se ha dado más que el accidente o el daño que se haya hecho.

- Motivo de llanto también es el miedo, y reírse de sus lloros para quitarle hierro al asunto no es una actitud que le beneficie. Pese a tratarse de una circunstancia inocua, a él, desde sus pocos años, puede parecerle aterradora una situación nimia para un adulto (subir a una montaña rusa, montar en bici, en patines, etc.). Respeta su miedo y razona con afecto, explicándole que no existe tal peligro. Ofrécele seguridad, ya que esto le sucederá a menudo con los sueños, fenómenos atmosféricos o animales.
 

¿Y si llora por todo?

Hay niños más sensibles, por lo que unos llorarán más que otros. Igualmente, si tu hijo llora mucho, quizá sea porque siente que no le hacen el caso necesario y usa el llanto para llamar vuestra atención. Fíjate si necesita algo o si sus necesidades están atendidas.

Enséñale otras formas de llamar tu atención, como llamándote, explicándote lo que le pasa, etc.

Pregunta a otros cuidadores o profesores cómo se porta con ellos para ver si es algo habitual o si se te está pasando algo.


 

 


Fuentes:

Esperanza Gómez-Olazábal. Directora de la Escuela Infantil Jauja, Madrid https://escuelajauja.com/

Stoppard, Dra. Miriam (2006), Padres primerizos, Barcelona, Pearson.

Fecha de actualización: 26-03-2021

Redacción: Lola García-Amado


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