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Apraxias infantiles

Apraxias infantiles

La apraxia es un trastorno del desarrollo psicomotor y neurológico caracterizado por la imposibilidad de llevar a cabo un movimiento aprendido y familiar; es decir, el niño conoce el movimiento que quiere realizar pero, a pesar de tener la capacidad física y el deseo de realizarlo, no puede lograrlo.

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Índice

 

¿Qué son las apraxias?

La apraxia infantil es un trastorno del habla poco común en el cual el niño tiene problemas para hacer movimientos precisos al hablar. El problema no está en los músculos del habla, sino en el cerebro, que dificulta el movimiento de habla porque tiene dificultad para dirigir o coordinar los movimientos.

Para hablar correctamente, el cerebro del niño tiene que indicar a los músculos del habla cómo mover los labios, la mandíbula y la lengua de manera que se obtengan sonidos y palabras habladas con velocidad y ritmo normales. Si no es capaza de hacerlo, aparecen las apraxias.

La apraxia del habla infantil puede ser el resultado de afecciones, patologías o lesiones cerebrales, como un accidente cerebrovascular, infecciones o lesiones cerebrales traumáticas. No obstante, hay veces que no se encuentra ninguna causa concreta ni enfermedad.
 

Tipos de apraxias

Existen muchos tipos de apraxias según la zona a la que afecten. Las principales son:

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Apraxia de realizaciones motoras: el niño no puede ejecutar un movimiento que ya sabía realizar. Además, se nota en él falta de coordinación, movimientos lentos…

Apraxia especializada: solo afecta al movimiento de una parte del cuerpo: la cara, las extremidades,…

Apraxia ideacional: pérdida para formular mentalmente y expresar verbalmente la secuencia de los distintos procesos que hay que realizar para llevar a cabo una acción, por ejemplo, para llevarse una cuchara a la boca.

Apraxia constructiva: incapacidad para copiar imágenes geométricas (en este caso, suele haber también un problema de lateralidad e incapacita a la persona que lo padece para escribir).

Cinesias espaciales: el pequeño no puede imitar un gesto (por muy sencillo que sea) porque ha perdido los puntos de referencia fundamentales (arriba-abajo, derecha-izquierda).

Dispraxias: apraxia leve, en la que no hay lesión neurológica.
 

¿Cómo saber si mi hijo sufre una apraxia?

Observa si tu hijo presenta alguna de estas señales entre los 18 meses y los 2 años para hacer un primer diagnóstico:

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- Retraso al empezar a hablar.

- Pronuncia muy pocas palabras habladas y tiene poco lenguaje.

- Forma solo unos pocos sonidos de consonantes o vocales.

A medida que los niños desarrollan más el habla, por lo general, entre las edades de 2 y 4 años, las características que probablemente indican apraxia del habla infantil incluyen:

- Distorsiones vocales y consonantes.

- Separación de sílabas en o entre palabras.

- Errores de voz, como pastel que suena como papel.

 Otras señales que sirven para distinguir la apraxia de otros problemas del habla son:

- Dificultad para pasar de un sonido, sílaba o palabra a otra con fluidez.

- Movimientos raros con la mandíbula, los labios o la lengua para hacer frente el movimiento correcto de los sonidos del habla.

- Distorsiones vocálicas.

- Separación de sílabas, como hacer una pausa o un vacío entre sílabas.

- Inconsistencia, como cometer diferentes errores al tratar de decir la misma palabra por segunda vez.

- Dificultad para imitar palabras simples.

- Errores de voz inconsistentes, como decir “abajo” en lugar de “atajo".
 

¿Qué hacer si mi hijo sufre alguna apraxia?

Si observas en tu niño alguno de estos signos, debes acudir inmediatamente al pediatra, quien te indicará los especialistas de medicina (neurólogos, terapeutas, fisioterapeutas) a los que deberéis asistir para tratar estos desórdenes. Si está causada por algún otro problema neurológico, habrá que buscar tratamiento también para este.

La apraxia a menudo se trata con terapia del habla y logopedia, en el cual los niños practican la manera correcta de decir palabras, sílabas y frases con la ayuda de un fonoaudiólogo.


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