Breast crawl: el repto instintivo del bebé al pecho de su madre

Aunque a veces no nos demos cuenta, son muchos los aspectos que nos recuerdan que somos animales mamíferos. Algunos de los más visibles son, precisamente, los que rodean aquello que nos define como mamíferos: la capacidad y el proceso de mamar de un bebé y su madre.

En otro artículo os hablamos de la diferencia en la movilidad de los bebés humanos frente a otras especies. Pero en lo que se refiere a búsqueda de alimento y el pecho de la madre, los bebés humanos nacen tan preparados como cualquier otro mamífero.

En 1987, científicos del prestigioso hospital Karolinska (Suecia) describieron una conducta común en muchos bebés: “Inmediatamente después del parto, el bebé fue secado y dejado sobre el pecho de la madre. Se observó una conducta de comportamiento nunca antes descrita. Después de 15 minutos de inactividad, se iniciaron unos movimientos espontáneos, llegando a su mayor intensidad a los 45 minutos. A los 55 minutos el bebé encontró el pezón y empezó a mamar”.

Así lo describieron en la que fue la primera vez que la comunidad científica se hacía eco de este comportamiento instintivo de los bebés.

Guiados por el olor, la vista y el tacto

Esta guía para llegar al pecho de su madre y, por tanto, al alimento que tanto necesita es una de las razones por las que se cree que los pezones de la madre se oscurecen durante el embarazo y lactancia. Como los bebés nacen con la vista aún poco desarrollada, lo que mejor ven son los contrastes altos de color (como el negro y blanco, por ejemplo). Así, el pezón oscuro de la madre les resulta más visible y fácil de encontrar.

También se conoce que el olfato es decisivo, de hecho, es considerado el sentido inicial más importante. Por un lado, el olor de la madre es perfectamente distinguible para el bebé y el calostro tiene un olor parecido al del líquido amniótico, motivando su instinto de buscar alimento. Se ha comprobado también que, por esto, los bebés suelen preferir el pecho no lavado de su madre frente al lavado.

Además, se sabe que el tórax de la madre aumenta de temperatura tras el parto. De nuevo, otro mecanismo natural que sirve de guía para el bebé en la búsqueda de su alimento.

¿No es el cuerpo humano impresionante?