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La Ciudad Encantada de Cuenca

La Ciudad Encantada de Cuenca

Apenas hay que entrar en el casco antiguo de Cuenca para que los niños hallen un motivo para la imaginación y el disfrute. Sus estampas pintorescas, sus Casas Colgadas y ese aire de fantasía que desprende a la vuelta de cada esquina, no sólo atrapa a los mayores por su belleza sino que, además, despierta inesperadas sensaciones infantiles. ¿Estamos en el escenario de un cuento? ¿En una historia de otra época?

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Indice

 

Conociendo la ciudad en familia

A los niños les encanta corretear por las estrechas callejuelas del casco viejo de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996. También cruzar el Puente San Pablo sobre la Hozdel Río Huécar y dejarse impresionar por las vistas que desde allí se divisan. Y, sobre todo, montar en el Tren Turístico que recorre la ciudad, desde la parte moderna de la misma hasta la parte más alta del Casco antiguo.

Asimismo merece la pena una vista a la Catedralde Santa María de Gracia, un edificio complejo cuya construcción se inició en el siglo XII, aunque también cuenta con influencias de los siglos XIII y XV. Lo más curioso de esta catedral es que no queda ninguna de las cuatros torres del templo, salvo el arranque de la del Ángel, lo que le da un original aspecto.

Por supuesto, no se puede estar en Cuenca y no contemplar las Casas Colgadas. No se sabe con exactitud su origen que, para unos, es musulmán, mientras que para otros es medieval (s. XIV-XV). El mito, la magia y la leyenda las elevó a la categoría de monumento. En una de ellas está ubicado el Museo de Arte Abstracto Español.
 

Parajes naturales de Cuenca

Muy cerca, la naturaleza también es todo un espectáculo en la Ciudad Encantada, que sólo con su nombre deleitará a los pequeños. Se trata de una hermosa sorpresa: el paraje más representativo y famoso es como un juego en el que hay que adivinar las moles que representan un perro, un oso, un cocodrilo, un puente, una tortuga, un tobogán... Las formas caprichosas de las piedras moldeadas tras miles de años no dejan indiferente a nadie.

Y también en clave natural sorprenderá, en un paraje de indudable belleza, la Reserva Natural de El Hosquillo. Un precioso valle rodeado de grandes riscos cubiertos de vegetación y con un frondoso pinar surcado por el río Escabas. Lo más atractivo para los pequeños es que allí vive una extensa fauna en plena libertad: cabras hispánicas, muflones, jabalíes, lobos, gamos, corzos, ciervos y aves rapaces como el águila real, el halcón peregrino, el buitre leonado... Además, los osos componen una de las estampas características de El Hosquillo. Y lo mejor: se les puede observar en su hábitat natural e incluso de cerca, pues son una especie pacífica.

Igual de atractivo será pasear con los niños por la Hoces. Una delicia para mayores y pequeños, en la que se disfruta de la geología, la botánica y la belleza de los Ríos Júcar y Huécar. La ruta del Júcar discurre por la zona con mayor concentración de actividades deportivas de la provincia. Por eso la familia lo pasará en grande montando en piraguas que podrán alquilar durante un ratito en aguas tranquilas, o lanzándose por aguas bravas, o dando un paseo que recorre la ribera del río en su carril bici, o patinando rodeados de un mágico paisaje y de la propia ciudad de Cuenca.

A veinte kilómetros de Cuenca y cerca del pueblo de Mohorte, se encuentra uno de los parajes más impresionantes de la provincia: las Torcas de Palancares. Enormes depresiones de entre treinta y quinientos metros de diámetro en terreno calcáreo. Los procesos geológicos que originaron su formación comenzaron en el periodo Turonense hace aproximadamente 80 millones de años por la acción de aguas carbónicas en las rocas calizas muy solubles. Un clima favorable y corrientes subterráneas ocasionaron los hundimientos del terreno.

Podemos ver unas 20 torcas, entre ellas la Torca del Lobo (una de las más bellas), la del Agua, Torcazo, Torquete, de la Novia, la Torca Larga (que es la más extensa), la Torca de las Colmenas (de cien metros de desnivel), la Torca Rubia (que es la más imponente, situada junto a la pista forestal que lleva a Uña). Los nombres de algunas torcas vienen dados por su vegetación, por el nombre de sus descubridores o por leyendas originadas en torno a ellas: del tío Demetrio, del tío Agustín, del Sastre...
 

Qué hacer en Cuenca con niños

Cuenca es un pozo sin fondo de actividades divertidas. Por ejemplo, el Museo de las Ciencias. Ubicado en un antiguo Convento, junto a la Catedral y las famosas Casas Colgadas, se trata de un espacio apasionante para saberlo todo acerca del sistema solar y los planetas. Además del Planetario, donde se puede observar el cielo estrellado como si se estuviera viajando por el Universo, el Museo cuenta con un impresionante telescopio para buscar cada signo del Zodiaco y también con una máquina del tiempo. Niños -y no tanto- podrán disfrutar paseando por el interior de una nave espacial o viajando por el espacio en una Crono.

Pero Cuenca también ofrece a los niños actividades culturales. Por ejemplo visitas teatralizadas, en sábados y domingos, con las que podrán conocer la ciudad de una forma divertida e inolvidable. También las noches de leyenda, que tienen lugar los sábados de verano.

En el entorno natural del pueblo de Buendía, dos artistas han ido esculpiendo desde 1992 una serie de rostros en las paredes de las rocas a lo largo de un recorrido muy apropiado para realizar senderismo. Es la Rutade las Caras. Este recorrido serpenteado de pinares y cercano al Embalse de Buendía esconde una serie de rocas esculpidas con diferentes personajes como La Monja, Beethoven, Duendes, El Chaman... Algunas de las figuras miden más de tres metros, y otras destacan por su localización, como la Calavera de Muerte, situada en un enclave desde donde se divisa todo el pantano.
 

Gastronomía

La gastronomía conquense se caracteriza por su origen rural y pastoril. El cordero, la tradicional matanza del cerdo, la caza y las ollas se encuentran en infinidad de preparaciones. No obstante la ciudad ofrece un buen número de platos exclusivos que confieren a la cocina una personalidad propia, como el morteruelo, los zarajos y el ajoarriero, sin olvidar el alajú, postre rey en las mesas conquenses acompañado del licor típico de la zona, el Resolí.
 

Artesanía

La artesanía tradicional de la ciudad ha sido la alfarería. La cerámica más típica es el “Toro Ibérico”, creado por el ceramista Pedro Mercedes inspirándose en la cabeza de un toro ibérico aparecido en Huete y conservado en el Museo de Cuenca.
 


Fuente: FUNDACIÓN TURISMO DE CUENCA

Fecha de actualización: 31-05-2020

Redacción: Irene García

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