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Dolor de crecimiento en niños

Dolor de crecimiento en niños

Entre los 3 y 5 años es frecuente que los niños se quejen de dolores en las piernas, especialmente en la parte delantera del muslo, en la pantorrilla o detrás de la rodilla. También en edades posteriores, sobre los 7 u 8 años vuelven a hacer aparición.

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Indice

 

¿Qué son los dolores del crecimiento?

Aunque no hay estudios que lo confirmen, estas molestias se justifican en el crecimiento del cuerpo del pequeño y de ahí que se conozcan con el nombre de dolores de crecimiento.

Este trastorno se caracteriza por la aparición de un dolor punzante, indefinido, a veces leve y otras intenso (no guarda un patrón fijo) en los miembros inferiores. Comienza habitualmente al final de la tarde o por la noche, llegando a despertar durante el sueño a quien lo padece. Es una molestia intermitente, no se presenta a diario y suele desaparecer a la mañana siguiente.

Ocasionalmente los dolores pueden ser tan fuertes que pueden despertar al niño. Entre el 25 y el 40 por ciento de los niños entre 3 y 5 años y de nuevo de los 8 a los 12 años, sufren de estos dolores nocturnos.

Algunos expertos, sin embargo, contradicen esta teoría alegando que el crecimiento es un proceso fisiológico, lento y gradual y por ello no debería doler, es más ni siquiera debería percibirse. Y atribuyen estos dolores tan típicos de edades tempranas a un uso continuado y excesivo de los músculos en una etapa en la que la actividad física es frenética. De hecho es común que este malestar surja tras jornadas de mucho ejercicio.

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Ahora bien, cualquiera que sea el origen de esta enfermedad, lo cierto es que el dolor es real y cuando los niños se quejan de ello no lo están inventando ni fingiendo, como pudiera parecer. Para ello existen algunos remedios que consiguen calmarlo.
 

¿Cuáles son las causas de los dolores de crecimiento?

Los médicos no conocen cuál es la causa de los dolores de crecimiento. El dolor no aumenta durante los estirones y no es mayor en los cartílagos, por donde crecen los huesos. Por eso, como decimaos, actualmente se cree que pueden deberse simplemente a haber estado todo el día jugando, saltando y corriendo y no al crecimiento en sí.
 

¿Cómo se diagnostican los dolores de crecimiento?

No hay ninguna prueba de medicina que permita diagnosticar los dolores de crecimiento. Los médicos los diagnostican a partir de los síntomas del niño y descartando otras patologías o problemas.

Por si acaso, el profesional de medicina puede pedir que le hagan un análisis de sangre, así como radiografías para buscar otra causa.

 

Tratamiento de este dolor

Cuando el dolor es intenso puede ser necesaria la administración de antiinflamatorios o analgésicos, pero en la mayor parte de los casos las molestias remitirán al día siguiente tras el descanso nocturno.

- Puede aliviarse realizando suaves masajes en la zona dolorida

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- Aplicar calor en la zona también atenúa los síntomas.

- Usar una manta eléctrica sobre la zona afectada.

- Tomar un medicamentos para el dolor de venta libre, como el ibuprofeno o el paracetamol.

- Los dolores de crecimiento suelen cesar a partir de los 12 o 14 años cuando finaliza la etapa de crecimiento.


¿Cuándo acudir al médico?

- Si el niño tiene limitación de movilidad.

- Si le duele con frecuencia y el dolor es muy agudo.

- Si el dolor no cede con el paso del tiempo.

- Si va acompañado de cansancio excesivo, debilidad y/o falta de apetito.

- Si el dolor en las piernas y los brazos es persistente.

- Si el dolor es severo o interfiere con las actividades usuales de la infancia-

- Si el niño tiene las articulaciones inflamadas

- Si el dolor está asociado con una lesión específica

- Si tiene fiebre.

- Si el área dolorida muestra enrojecimiento o sarpullido´.

- Si tiene cojera o problemas para andar.

Los dolores normales del crecimiento no están acompañados de sensibilidad o palpitación y el niño debe sentirse mejor y calmado tras los masajes. Los dolores normales del crecimiento son dolores musculares, no son un dolor por inflamación de las articulaciones. La sensibilidad excesiva en las articulaciones o una reacción dolorosa aún al contacto suave, son señales de acudir al profesional de pediatría.

Si se sospecha que está relacionado con algún golpe, caída, infección o enfermedad previa. El médico será quién diagnostique si se trata de dolores de crecimiento tras descartar otras enfermedades.


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