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Desgarro de Mallory-Weiss en niños

Desgarro de Mallory-Weiss en niños

El desgarro de Mallory-Weiss o síndrome de Mallory-Weiss es una enfermedad causada por hacer esfuerzos prolongados al vomitar o toser que causa heridas en la membrana de la mucosa del estómago y, como consecuencia, hemorragias en el tracto digestivo que pueden expulsarse por la boca o las heces. Normalmente la hemorragia cesa sola en uno o dos días.

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Índice

 

¿Qué es el desgarro de Mallory-Weiss?

Esta enfermedad fue descrita por primera vez en 1929 por G. Kenneth Mallory y Soma Weiss (de ahí su nombre) y es más frecuente en los hombres que en las mujeres. Puede aparecer a cualquier edad, aunque va asociado al alcoholismo, los desórdenes alimenticios (especialmente la bulimia), la hernia de hiato, las convulsiones epilépticas o la ingesta de ciertos medicamentos. Por eso, es más común entre las personas de más de 50 años, pero también puede afectar a los niños tras una enfermedad que causa vómitos o tos prolongados.

Este desgarro, que generalmente tiene lugar en el punto de unión entre el esófago y el estómago, es la causa del 5% de las hemorragias de la parte alta del tracto digestivo. Normalmente aparece como consecuencia de un esfuerzo prologando para vomitar o toser y causa hematemesis (vómitos son sangre de color rojo brillante) o sangre en las heces (llamado “melena”). Suele ir acompañado de dolor abdominal.
 

Diagnóstico y tratamiento del desgarro de Mallory-Weiss

Para confirmar la causa de la hemorragia interna es necesario realizar una endoscopia ya que no suele verse en las radiografías, a no ser que se realicen con contraste. También se puede llevar acabo un análisis de sangre para comprobar el nivel de los hematocritos (si hay hemorragia, estarán más bajos).

En la mayoría de los casos no hace falta tratamiento, sino que la hemorragia se detiene sola en unas 24-48 horas y cicatriza totalmente en unos 10 días. No obstante, si no deja de sangrar es necesario recurrir a una cirugía que suture la arteria sangrante. Otras formas de cerrar la hemorragia son mediante cauterización, fotocoagulación endoscópica o inyección de epinefrina en la zona del desgarro al hacer la endoscopia. También puede hacer falta hacer una transfusión si el paciente ha perdido mucha sangre.

Si el desgarro es muy grande o no se trata rápido puede causar la irritación del mediastino o un derrame pleural, aunque son complicaciones raras.

Para evitar que el niño sufra este tipo de desgarro hay que acudir al médico cuanto antes si tiene mucha tos o vómitos que no cesan en 24 horas.


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