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Alergia al polen en enero

Alergia al polen en enero

La alergia al polen se relaciona con la primavera, sin embargo, las alergias han dejado de ser estacionales y cada vez más personas sufren sus molestos síntomas de enero a julio, aunque mayo continúa siendo el mes más alérgico del año

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Alergias también en invierno

El número de personas alérgicas ha aumentado considerablemente en los últimos años, especialmente de las que sufren alergia al polen. Además, esta alergia ha pasado a ser multiestacional, apareciendo también durante invierno y verano, “lo que antes era un episodio de sólo un mes se ha convertido en un problema que va desde enero hasta julio”, apunta el Dr. Javier Subiza, alergólogo.

Como nos explica el Dr. Subiza, algunos de los factores que mas han contribuido a esta multiestacionalidad son: el incremento de los árboles ornamentales (como los plataneros, cipreses…) y la dieselización (el uso cada vez más común de vehículos diésel). Cuando los gases del diésel entran en contacto con las proteínas del polen, hacen que estas sean aún más virulentas.

Por eso, “en las grandes ciudades, al estar más contaminadas, hay una prevalencia de las sensibilizaciones a los diferentes tipos de polen”, nos aclara el doctor Subiza, “en zonas muy contaminadas la alergia al polen es tres veces mayor que en zonas rurales, donde hay menos polínicos por contaminación”.

Finales de enero, febrero y principios de marzo son los meses en los que se producen más alergias de invierno provocadas por los pólenes de cupressaceae, como cipreses y arizónicas, típicos setos de jardín. El aumento de estas plantas en hogares y parques hace que el número de afectados por la alergia durante el invierno vaya en aumento.

Además, el tipo de alergia al polen varía según la zona geográfica de España, dependiendo de las plantas que sean más comunes en unas u otras y su polinización. Así, “en el norte las alergias más importantes son solo las gramíneas durante los meses de mayo-junio, en el centro y el sur de España, se añaden las alergias a los cipreses, plataneros y el olivo Chenopodium, y en el litoral mediterráneo además la parietaria”.

Como nos explica el Dr. Subiza, “para que uno sea alérgico es necesario una predisposición genética, que es mayor si ambos miembros de la familia (padre y madre) son alérgicos. Si además son alérgicos a algún tipo de polen, la probabilidad aumenta”. Otro de los factores que más influye en la predisposición a sufrir alergias es el tabaco durante el embarazo.

La rinitis alérgica es una de las manifestaciones más agresivas de la alergia al polen. Los síntomas son como los de una gripe severa (congestión nasal, resfriado o catarro,…) y duran hasta cuatro meses. La alteración que puede provocar se considera peor que una cardiópata isquémica, en cuanto a calidad de vida se refiere.

Además, en invierno es también habitual la alergia a la humedad, que favorece el crecimiento de los hongos pudiéndose sufrir alergias de tipo respiratoria, conocida comúnmente como alergias de invierno. Por ello hay que prestar especial atención a las zonas de la vivienda que son propicias al crecimiento de moho y humedad, pues son posibles focos que favorecen la aparición de reacciones alérgicas durante los meses de invierno.

 

Recomendaciones para prevenir y paliar las alergias

Para evitar la rinitis alérgica existen tres tipos de tratamientos:

1- El primer tratamiento es la evitación. Es decir, en la medida de lo posible, desplazarse a la costa o a zonas libres de contaminación para no respirar aires tan polinizados.

2- Tratamientos sintomáticos: administración de antihistamínicos, corticoides o similares, para mejorar y calmar los síntomas del paciente alérgico.

3- Tratamientos curativos: “las vacunas de la alergia”. Éstas consiguen modificar el sistema inmunológico del paciente de forma permanente, el grado de alergia llega a disminuir entre un 20% (comprimidos o gotas sublinguales) hasta un 70-80% (inyecciones).

Además de los tratamientos, el Dr. Subiza recomienda seguir los siguientes consejos prácticos:

- Cerrar ventanas, evitar el campo, evitar estar cerca del mar…

- Saber cuándo hay que iniciar y finalizar el tratamiento sintomático.

- Acudir al especialista, ya que éste sabrá con exactitud qué pólenes están presentes en la atmósfera durante el periodo en el que el paciente presenta los síntomas.

- Planificar los viajes que se vayan a hacer, consultando el tipo de polen que hay en el lugar de destino. Por ejemplo, un madrileño con un asma bronquial estacional moderada por alergia al polen del olivo, podría visitar Jaén sin ningún problema durante las vacaciones de Semana Santa pero, por el contrario, sería peligroso que lo hiciera en abril o mayo.


Fuente:

SEICAP

Fecha de actualización: 30-03-2022

Redacción: Irene García

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