Por qué las historias de miedo son positivas
Aunque a menudo queramos como padres evitarles el mal trago de estar asustados o tener pesadillas, las historias de terror tienen un positivo efecto en los niños. Son una estupenda vía de enseñarles a gestionar esa emoción tan temida: el miedo.
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¿Son las historias de miedo buenas?
Las versiones originales de los cuentos de Blancanieves, la de Hansel y Gretel, la de Caperucita Roja, El Libro de la Selva, Cenicienta o de El Jorobado de Notre-Dame, entre otras, son historias que puede que no quisiéramos que nuestros hijos leyeran. En una la reina muere obligada a bailar en unos zapatos de hierro ardiendo, en otra la protagonista acaba devorada…Y así diferentes situaciones algo macabras que hoy por hoy no consideraríamos para nada ideales para niños, pero que, en su momento, se hicieron dirigidas también al público infantil.
Puede que estos ejemplos sean algo extremos, pero en general ¿son las historias de miedo positivas para los niños? Muchos psicólogos defienden que sí. De la misma manera que las pesadillas son necesarias para dar salida a preocupaciones o miedos de nuestro subconsciente, las historias de miedo permiten a los niños aprender a gestionar esa emoción que todos intentamos evitar a toda costa: el miedo.
No censures el miedo
El miedo se va mostrando en el día a día y en base a nuestras experiencias. Es común que, entre los niños pequeños, aún con una base pequeña de experiencias vitales, existan más fuentes de miedo que las que después tenemos en la edad adulta. Algunas más o menos comunes y racionales, como el miedo a la oscuridad. Otras, más particulares de cada pequeño: estar solo en un cuarto, hablar en público, cruzarse con un perro…
En cualquier caso, el miedo no se escapa a nadie, se trata de una alerta ante una situación de posible peligro, por eso aprender a gestionarlo en lugar de evitarlo es algo básico.
Así, historias que incorporen aspectos tenebrosos o fantásticos, como la popular saga Harry Potter, por ejemplo, son siempre positivas para tus hijos. Así que adéntrate con él en los pasillos de historias de miedo de la biblioteca o de una librería y no te preocupes por forzar nada. Los niños son estupendos auto-censores. Si algo les resulta demasiado terrorífico o no les gusta, simplemente lo dejan a un lado.
Como señalan muchos psicólogos, es crucial que los niños aprendan que todo el mundo experimenta miedo y que es una emoción que forma parte del día a día. Por eso, lejos de evitarle esta emoción a tu hijo, lo mejor es que hables con él sobre aquello que teme para que pueda ir aprendiendo maneras de gestionar esa emoción. Además, como explicaba la socióloga Margee Kerr, también la autoestima se puede ver beneficiada de superar experiencias de miedo. Al fin y al cabo, superar barreras siempre es un gran impulso a nuestra seguridad en nosotros mismos.
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