Por qué no debes dejar ganar a tu hijo siempre

Índice

• ¿Es bueno dejar ganar a los niños?
• Aprender a perder es bueno para los niños

 

¿Es bueno dejar ganar a los niños?

Es un dilema al que se enfrenta todo padre o madre cuando juega con su hijo a algún juego de mesa. ¿Le dejo ganar para que sienta su esfuerzo recompensado y para que el juego no se eternice o juego siguiendo las reglas? La primera opción es tentadora. La sonrisa y alegría de un niño al ganar un juego es aliciente más que suficiente para hacer alguna jugada consciente que haga que tu hijo gane. Otras veces también se hace por una cuestión práctica: todos nos hemos visto en esas situaciones en las que estás jugando a algún juego de mesa con tu hijo que parece no terminar nunca y decides acelerarlo un poco dejándole ganar. Nadie dijo que ser padre te convirtiera en un santo…

Pero conviene que tengas presente que el juego es decisivo para enseñar valores a los niños y que enseñarle a saber perder es básico para su aprendizaje. Pero, además, dejarle ganar con frecuencia puede tener otras consecuencias.

Un reciente estudio conjunto de la Universidad Amherst y de Virginia titulado “El triunfo inhabilita a los niños para establecer una confianza selectiva” decidió juntar a un grupo de 112 niños y niñas de 4 y 5 años para analizar cómo influye el dejar a los niños ganar con su capacidad de análisis y mejora. Se hizo ver a los participantes un vídeo en el que un adulto mostraba un objeto y diversos recipientes, escondía el objeto en uno de ellos y pedía a los niños que lo encontraran.

Después, los investigadores daban a los niños una pista sobre dónde podía estar el objeto; a veces la pista era engañosa, otras era real. A la mitad de los niños se les hizo ganar sin importar el envase al que señalaban (en todos había un objeto). Con la otra mitad se jugó con un solo objeto. Los niños que habían perdido o ganado justamente mostraron después más criterio a la hora de elegir quién podría ayudarles en una nueva partida del juego. No elegían al investigador que les había dado una pista falsa o elegían al que les había ayudado con su pista a encontrar el objeto. Es decir, empezaban a detectar algunas señales por las que podían haber perdido o ganado y las evitaban o repetían. En cambio, los niños a los que se había dejado ganar no mostraban ninguna preferencia y elegían al azar.
 

Aprender a perder es bueno para los niños

Los niños a los que se había dejado ganar contaban con una percepción errónea de por qué habían ganado (ya que no lo habían hecho por méritos propios) y mostraban una peor habilidad de resolución de conflictos que aquellos que habían ganado o perdido por méritos propios.

Como explicó la doctora Carrie Palmquist, una de las investigadoras de este estudio, “en el mundo real, cuando los niños experimentan una buena cantidad de éxito en una tarea -como por el hecho de que sus padres siempre le dejen ganar- pueden ser menos conscientes de información importante que podrían usar porque no la ven relevante para su éxito futuro”.

Así que, si quieres, dale el gusto alguna vez. Pero si quieres de verdad beneficiarle, deja que se esfuerce, que se supere a sí mismo observando y aprendiendo y aprenda que, aún con todo el esfuerzo y superación, a veces puedes perder; y que no pasa nada.