¿Cómo saber si mi hijo me manipula?

Índice

• No dejes que tu hijo te manipule
• No seas un padre permisivo
• La manipulación en la adolescencia

 

No dejes que tu hijo te manipule

Debemos aprender a decir “no” oportunamente cuando ya son más grandes, sobre todo cuando por conseguir lo que desea (juguete, dulce, seguir viendo la t.v., no bañarse, dormir más tarde o no levantarse temprano) ya no solo utilizan el llanto sino frases como “ya no te quiero”, “te odio”, “te quiero mucho”, a las que como padres respondemos con abrazos, besos o hacemos como que lloramos, mandando el mensaje de que así pueden lograr su objetivo. Si por evitar el llanto o no perder tiempo accedes siempre a sus demandas, sean cuales sean, estarás enseñándole que no pasa nada y aprenderá una nueva táctica para conseguir lo que desea e irán en aumento sus demandas.

Los niños necesitan tener presente que existen normas disciplinarias que deben cumplirse por su beneficio y el de los demás, que el no cumplirlas pueden generar situaciones conflictivas o de riesgo.

Algunos padres recuerdan su infancia y que fueron educados con demasiada autoridad y algunas carencias, que nunca se les permitió cuestionar el por qué de las cosas, por lo que deciden erróneamente  darles a sus hijos todo lo que quieren y permitirles cuestionar nuestras acciones, lo que puede causar que al final la situación económica no permita satisfacer sus demanda o la conversación y decisiones que se tomen no sean apropiadas, ocasionando con esto un enfrentamiento que terminará en discusión y reprimendas, clásico berrinche de los niños y autoridad extrema de los padres.

Es importante enseñar a los hijos que no siempre se puede comprar todo lo que quieren, que deben valorar si lo necesitan y que para conseguir las cosas hay que esforzarse para conseguirlas. Si en respuesta tienes un gran berrinche, procura no ceder, permanece tranquilo y firme en tu negativa, explicado el por qué, que entienda que no es una imposición, manejemos siempre disciplina con afectividad para enseñar al niño a controlar su frustración. 
 

No seas un padre permisivo

Cuando desde pequeños se les enseña que en casa, escuela o en cualquier lugar hay normas establecidas y que hay que cumplirlas lograremos que su aceptación y adaptación se logre sin problemas, por lo que hay que evitar ser padres permisivos:

- Decides no mandarlo a la escuela porque llueve, hace frio, tiene sueño y le dices “mi amor, hoy no vas a la escuela por …”, sabrá que en otro momento puede hacerlo por qué tú se lo permitiste.

- Si le das una responsabilidad en casa o tiene deberes escolares y por estar jugando no lo hace tú terminas haciéndolo, de tal forma que cuando quieras que lo haga te dirá que no y te hará berrinche.

- Le compras todo cuando sale de la escuela porque “a los amiguitos les compran”, cuando no lo haces toda la escuela se entera por la rabieta que te hará.

- A la hora de comer le preguntas qué quiere y de antemano sabemos que preferirá todo lo no saludable; dale de comer de todo (solo que sea alérgico a algún alimento) y de vez en cuando su plato favorito. En casa solo debe haber un menú. 

- Llegó la hora del baño: “ahorita que acabe mi programa”. Debes establecer una rutina de baño y no ceder y menos permitir que no lo haga porque tiene frio, está lloviendo…, esto se agrava en la etapa adolescente si lo permites en la niñez.
 

La manipulación en la adolescencia

En la preadolescencia y en la adolescencia la manipulación es un gran riesgo porque ya tienen conciencia de lo que hacen y se convierte en abuso, agresiones y chantajes hacia los padres empobreciendo su vida y reduciéndolos a objetos. Esto daña enormemente la vida de los adolescentes si no se controló o controla en tiempo, pueden llegar a lastimarse o lastimar a los padres. Cuando se enfrentan a un ambiente en donde sus exigencias no son satisfechas se convierten en personas violentas y rechazadas, que requerirán de ayuda psicológica antes de  un daño irreversible.

Es importante que ambos padres siempre estén de acuerdo en las normas que deben seguirse en casa y no contradecirse delante de los hijos, eso les dará a los niños y adolescentes la pauta para saber a quién pueden manipular o cómo enfrentarlos a fin de salirse con la suya.

Como padres nosotros somos los que enseñamos a los hijos a manipularnos y se convierten en los más grandes chantajistas, por eso es que ellos lo hacen pensando que está bien y cuando se sale de control, los llevamos con el psicólogo. Seamos congruentes con lo que esperamos de nuestros hijos.

Sentirte culpable por no satisfacer todo lo que demandan los hijos no solucionará la relación padre e hijo y estaremos mandándole la información de que puede lastimar emocionalmente a los demás para lograr lo que quiere.

El miedo es otro recurso que utilizamos como padres para conseguir que los hijos realicen sus deberes, coman, se bañen, dejen de jugar, etc. Por ejemplo: “si no te lavas los dientes se te caerán”, cuando por desarrollo se caerán a determinada edad o “tendrás caries y el dentista te los quitará”; razón por lo que nos les gusta ir al dentista y lloran y patalean.

Resumiendo, no debemos confundir la manipulación con la persuasión, entendamos que la manipulación siempre tiene una intención negativa o mal intencionada y que la persuasión tiene la finalidad de convencimiento por beneficio.