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Abuelos y nietos ¿Niños malcriados?

Abuelos y nietos ¿Niños malcriados?

El papel de los abuelos siempre ha sido el de mimar a sus nietos, dejando el rol de educar a sus padres. Sin embargo, cuando la mayoría de las madres eran amas de casa y se ocupaban de la educación de sus hijos, no había ningún conflicto. Pero ahora, muchos niños pasan el día entero con sus abuelos y son ellos los encargados de formar y enseñar, algo para lo que muchas veces se sienten incapaces ante una simple sonrisa de sus pequeños

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El papel de los abuelos en la crianza 

Según datos publicados recientemente, en España uno de cada cuatro abuelos atiende a sus nietos. La media europea, algo más alta, se sitúa en uno de cada tres. Sin embargo, los abuelos españoles que cuidan a sus nietos lo hacen más intensivamente que en el resto de Europa: les dedican por término medio siete horas al día, dos horas más que la media Europea (Badenes Pla y López López, 2010). 

El vínculo entre un abuelo y sus nietos es muy importante. En teoría, las funciones principales de los abuelos son cuidar, mimar, malcriar, contar historias familiares, jugar, trasmitir valores morales, servir de nexo en los conflictos padre-hijo… Pero la conciliación familiar es casi imposible para muchos padres, y cuando los niños salen del colegio, son los abuelos los encargados de quedarse con ellos hasta que llegan sus papás, muchas veces cuando ya están a punto de irse a la cama.

Por lo tanto, son ellos los que tienen que ocuparse de que hagan los deberes, no se peleen con sus hermanos, no vean la tele mucho rato… Es decir, son los encargados de su educación en el día a día.

El problema surge cuando se sienten incapaces de hacer de “poli malo” y consienten todo a los niños. Llegas a casa cansado después de un largo día de trabajo y esperas encontrarte a los niños bañados y cenando, con los deberes hechos y todo recogido. Pero la escena que ves ante ti es bastante distinta: todos los juguetes por el salón, los niños viendo la tele y tus padres intentando (sin mucho éxito) que se metan en la ducha.

En ese momento te entran ganas de chillarles a todos y de enfadarte seriamente con tus padres. Pero si lo piensas fríamente, no es justo, ya que ellos llevan toda la tarde ahí haciéndote un favor. Te están ayudando y deberías agradecerles su labor en vez de regañarles.

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Por otra parte, si no haces nada, tus hijos acabarán siendo unos mocosos consentidos. ¿Cuál es la solución a este conflicto?


Coordinación entre los padres y los abuelos

La regla principal de una educación correcta es que los padres estén de acuerdo en las normas y castigos; el niño se puede sentir confundido si recibe mensajes contradictorios de cada uno de sus progenitores. Esta regla se aplica también a los abuelos: estos no pueden desautorizar a los padres. Si tus padres miman demasiado a sus nietos, lo mejor es hablar con ellos a solas, sin el niño delante.

- Lo primero es que les agradezcas el esfuerzo que hacen. Piensa que ellos dedican gran parte de su tiempo a cuidar a tus hijos, dejando de lado sus actividades de ocio, sus amistades, etc. Alábales por su entrega y déjales bien claro lo mucho que se lo reconoces.

- Después, con mucho tacto, explícales tu conflicto, qué es lo que te preocupa en relación a la educación de los niños. Quizá la base del problema es que nunca les habéis explicado cuáles son vuestras normas, o que vuestras ideas no coinciden con las suyas.

- Una vez aclarado el problema, debéis unificar reglas, horarios, castigos… Pero tampoco se lo impongáis: “Yo soy el padre y decido”. Piensa que ellos tienen mucha experiencia y seguro que podéis aprender muchas cosas sobre cómo ser un buen padre. Al fin y al cabo, ¡te criaron a ti!

- Delimita las horas de comida y los horarios de sueño para evitar equívocos. Explícales cómo deben preparar los alimentos, hazles una lista de lo que pueden comer los niños y lo que no, apúntales el volumen de los biberones y cómo lavarlos o esterilizarlos, etc.

- Si no cumplen el pacto a la perfección, no te agobies. Los niños no son tontos y saben distinguir quién es quién en la familia, lo que está permitido con la abuela y lo que no lo está con mamá.

- Sé comprensivo, los abuelos que son primerizos están deseando ayudar pero muchas veces no saben cómo. Son tus aliados pero deben entender que hoy eres madre o padre además de su hijo o hija.

- Nunca debes criticar a tus padres delante de los niños. Expresiones como: “¿Por qué les has dejado ver la tele si no han recogido su cuarto?” tienden a menospreciarles y hace que los niños se crezcan delante de ellos. Tampoco caigas en su trampa cuando te digan “Es que el abuelo me deja”. Ante estos comentarios, lo más acertado resulta decir “Cada uno hace las cosas como considera mejor, pero ahora te estoy diciendo yo lo que tienes que hacer y me tienes que obedecer”.

- Asume que alguna vez podéis ser vosotros los que estéis equivocados; no les hagas de menos y ten en cuenta sus sabios consejos. A pesar de que muy a menudo escuches “en mi época…” no supongas que sus ideas son obsoletas o ridículas.

- Y recuerda: la función de educar a los nietos corre en su mayoría por cuenta de los padres. El papel del abuelo es dar cariño, ternura y confianza a sus nietos. No olvides que tienen derecho a mimar un poco a sus nietos.


Fuente:

Badenes Pla y López López, 2010

Fecha de actualización: 01-06-2020

Redacción: Irene García

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