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El peligro del azúcar para los niños va más allá de la caries

El peligro del azúcar para los niños va más allá de la caries

El azúcar, ya sea en su forma física en polvos blancos o añadido en muchos productos, es uno de los componentes que más debemos vigilar en la alimentación de los niños. Además de los problemas dentales y de obesidad, el azúcar conlleva muchos otros peligros

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El papel del azúcar en la nutrición

El azúcar es una sustancia edulcorante que tiene un origen natural, principalmente de la caña de azúcar y la remolacha azucarera. Es un carbohidrato, conocido como sacarosa, que no tiene valor nutricional alguno: ni proteínas, ni vitaminas, ni fibra, ni minerales. Pero sí tiene muchas contraindicaciones, especialmente cuando se consume en exceso, algo muy común.

Los expertos coinciden: los padres debemos leer el etiquetado de los productos que damos a nuestros hijos. Y es que para controlar la ingesta de azúcar no sólo debemos reducir el azúcar blanco o moreno que tenemos en casa, sino mirar ese otro azúcar oculto que se encuentra en la mayoría de productos.

Se estima que el 16% de las calorías (es decir, energía) que ingieren diariamente niños y adolescentes viene de azúcares añadidos, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud señala que nunca debe superar el 10% de la ingesta calórica. Si leemos el etiquetado de productos comunes veremos que la mayoría ya llevan de por sí azúcares. Una cucharada de salsa de tomate equivale a unas cuatro de azúcar. Y un refresco, a 20-30 cucharadas de azúcar. Incluso el yogur natural contiene azúcar.

Estos azúcares “ocultos” son los más peligrosos, precisamente por no ser tenido en cuenta. Aumentan las probabilidades de sufrir diabetes tipo 2, hiperactividad o hipertensión. Además, el azúcar debilita el sistema inmune. Cuando los niños consumen demasiado azúcar, el nivel de bacterias que ayudan a procesar la comida y actúan de protección frente a gérmenes externos decrece. En este sentido, se ha demostrado que, reduciendo la ingesta de azúcar, los síntomas de enfermedades comunes como los resfriados decrecen.

¿El problema? Su alta capacidad adictiva, que hace que la “necesidad” o deseo de más aumente progresivamente. No obstante, la buena noticia es que reducir de forma consciente el nivel de azúcar presente en la alimentación tiene un impacto notable y que, cuanto antes empieces con tus hijos, menos difícil les será adaptarse a un tipo de alimentación con un nivel de azúcar reducido.

 

Una alimentación con menos azúcar es posible

Aquí van algunas ideas para que empieces la desintoxicación azucarera de tu hijo (y tuya, de paso):

- Zumos, mejor naturales. No hay zumo envasado que no lleve algún tipo de edulcorante. Incluso en los casos en los que dicen “sin edulcorante añadidos”. Algo que, como critican múltiples nutricionistas, la legislación sobre el etiquetado de alimentos debería controlar más.

- Innova con helados sanos. En lugar del típico helado, prueba a congelar yogur griego con frutas o a hacer una versión frutal de helado batiendo un plátano que has congelado previamente. La textura será idéntica a la de un helado, solo que sin los azúcares de este y con los nutrientes y energía del plátano.

- En lugar de azúcar, prueba otras versiones que añadan sabor como la mantequilla de almendras, la canela o frutas frescas para añadir a, por ejemplo, el yogur.

- Reduce los refrescos. Limita los refrescos para ocasiones puntuales como algún cumpleaños o celebración. En el día a día, mejor opta por el agua o los zumos naturales. La recomendación es que semanalmente no se tomen más de 23 centilitros de bebidas azucaradas (una lata de refresco suele tener 33 cl).

- Vigila los cereales. Este alimento tan común en los desayunos o meriendas de los niños suele presentar mucho azúcar. Opta por aquellos que tengan la menor cantidad de azúcar posible.


Fuente:

Organización Mundial de la Salud

Fecha de actualización: 01-03-2022

Redacción: Irene Gómez

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